Redacción/La Voz de Michoacán La educación en espacios abiertos ayuda al infante a ejercer un mejor control de las emociones, ya que, en libertad, sin barreras y sin límites, es más sencillo expresar aquello que se siente, relajarse y dejarse llevar por la creatividad, creando un sentimiento de confianza en sí mismos y en sus posibilidades. También, resulta más efectivo el desarrollo físico y mental, puesto que, en el medio natural, se agudizan todos los sentidos. Asimismo, se podrían señalar otros rasgos que se ven beneficiados cuando la educación se desarrolla en la naturaleza, como son: la armonía, las habilidades de comunicación, el sentimiento de bienestar, el desarrollo afectivo, la creatividad, la autonomía, el desarrollo intelectual, la mayor habilidad en la resolución pacífica de conflictos, el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la atención a la diversidad, entre tantos otros beneficios. Como se muestra, cada vez son más los indicios que nos enseñan que el contacto con la naturaleza es imprescindible para obtener una vida saludable y de calidad. Por lo que, a través de patios educativos impregnados de un entorno natural, proporcionaríamos múltiples ganancias a los escolares, ofreciéndoles la posibilidad de desarrollarse en ambientes que desarrollen al máximo sus potencialidades. Además, el entorno natural, permite atender a la diversidad del alumnado en un espacio abierto al aprendizaje, donde los docentes puedan interactuar con la naturaleza y de este modo, atender de manera globalizada a sus necesidades e intereses.