Redacción / La Voz de Michoacán Nuevamente, el tema del lenguaje incluyente, o inclusivo, causa polémica entre los miembros de la Real Academia Española (RAE). Aunque con anterioridad la RAE había aceptado que no “puede imponer una manera de hablar por decreto, ni por un acuerdo”, la critica a la iniciativa vuelve a surgir. Elena Hernández, directora del Departamento de "Español al día" de la RAE, defendió el uso del masculino genérico en vez de emplear lenguaje incluyente, una de las estrategias que consideró no tendrá una implantación real y "se quedarán en una moda". Los comentarios de Elena Hernández La también responsable del Servicio de Consultas Lingüísticas de la RAE abrió la Semana de las Letras "EspañoLeemos", de la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha con la ponencia El llamado 'lenguaje inclusivo'... ¿es de verdad inclusivo?, donde dio cuenta de las dudas de los hispanohablantes en torno a estas herramientas. Según reporta El Universal, Hernández,licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, indicó que se puede ser feminista sin intervenir de forma artificial en el lenguaje y que lo que este movimiento ha generado es "mucha" confusión entre lenguaje y sexismo. La directora del Departamento de "Español al día" dijo que la inclusión se logra a partir del masculino genérico, mientras el desdoblamiento de términos pretende eliminar o evitar los mecanismos de inserción, se informó a través de un comunicado. Sin embargo, la idea de que el masculino genérico es suficiente es justamente lo que se ha tratado de cuestionar pues el significado literal de estas frases o palabras implica que de quien se habla es un hombre. Ejemplos como "el medico", "los mexicanos" o "los jefes de departamento" aunque se pretenda que son usos neutros se asocian directamente con varones. Consultas sobre el desdoblamiento de la lengua Hernandéz aseguró que la prueba de las dudas que han generado estas estrategias para visibilizar el sexismo lingüístico es que de las casi 400 consultas mensuales que recibe el departamento "un alto porcentaje" giran en torno al desdoblamiento de la lengua. Por lo anterior Elena Hernández sostiene que estas ideas no tendrán una implantación real y se quedarán en una moda porque "se quedan sólo en documentos administrativos o discursos políticos o públicos, pero no se oyen entre amigos o en casa", sin embargo, el hecho de que aún no se generalice el uso puede estar relacionado con la novedad de la iniciativa y no con que no haya interés por integrarla al uso cotidiano. La responsable del Servicio de Consultas Lingüísticas de la RAE reconoció que el sexismo lingüista "sí que existe", pero el feminismo y la lucha de la igualdad dejarán una huella diferente a la que "estamos viendo del llamado lenguaje inclusivo". Esta no es la única postura A pesar de los juicios que continúa haciendo la RAE, aún hay muchas personas que insisten en el uso del lenguaje incluyente, que cabe señalar que no se limita únicamente al desdoblamiento y a la inclusión del género femenino, también invita a usar términos neutros y no discriminadores con respecto a la raza, enfermedades o situación económica. Un ejemplo de este tipo de recomendaciones se puede encontrar en la guía sobre lenguaje inclusivo desde un enfoque de derechos humanos y perspectiva de género elaborada por el DIF de la Ciudad de México en el 2017, la cuál se puede encontrar en pdf en línea. En contraste con la postura de Elena Hernández se encuentra la de la abogada y estudiosa de género y feminismo María Santos, quien en una entrevista con México.com señaló la importancia de estos cambios en el lenguaje. De acuerdo con la teoría de Sapir-Whorf —sobre la influencia del lenguaje en la forma de ver el mundo—, el lenguaje ayuda a que psicológicamente se visibilice a la mujer y aporta a que en la realidad de lo cultural se genere esa concepción de igualdad en el imaginario colectivo", explicó Hernández. El feminismo siempre ha luchado contra la invisibilización de la mujer, y uno de los más importantes ejemplos proviene de cuando se creó en Francia en 1789 la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, dónde no se emitió ni una vez los términos "mujer" o "ciudadana", la pensadora Olympie de Gouges respondió publicando la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, documento dónde abogaba por los derechos de las mujeres relacionados con la propiedad, con la participación política, y el derecho al voto.