Redacción / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Alejandro Ramírez Magaña, director general de Cinépolis expresó hoy a través de cuenta de Twitter que no participo en una campaña para desprestigiar a alguno de los candidatos a la presidencia. Durante las pasadas elecciones presidenciales busqué siempre tener un acercamiento directo y sincero con todos los candidatos para discutir de manera abierta y transparente sus propuestas. Es falso que haya formado parte de una campaña para desprestigiar a alguno de ellos”, escribió el empresario. https://twitter.com/Alejandro_Ramz/status/1108418451213819904 La declaración se da luego que el escritor Ricardo Sevilla, revelara que un grupo de empresarios financiaba una campaña en contra de Andrés Manuel López Obrador, misma que sería coordinada por el historiador Enrique Krauze. La acusación involucra secundariamente al director de Cinepolis. Otro acusado es Agustín Coppel, a quien sí se le ha aludido de manera directa. Acusación a Enrique Krauze Ricardo Sevilla, editor profesor, literato y traductor revelara que fue contratado por Krause para una campaña contra Andrés Manuel López Obrador que buscaba hacer caer la candidatura del ahora presidente. Sin embargo, este día el historiador aseguró que no conoce a Sevilla, pero este último asegura una maquinación financiada por empresarios y coordinados por Krause: Durante poco más de 18 meses trabajé en el equipo de Enrique Krauze en una estrategia antilopezobradorista para que el actual Presidente de México no triunfara en las elecciones que, finalmente –y pese a la despiadada campaña sucia que elaboramos en su contra–, terminaría ganando”, detalla Ricardo Sevilla. Sevilla da a conocer mensajes de texto y correos que comprometen sobre todo a Fernando García Ramírez, actual columnista de El Financiero.“En octubre de 2016 fui reclutado por Enrique Krauze, director de Letras Libres y pagado por Coppel, a través de la A.C. Colección Isabel y Agustín Coppel, una asociación que presume estar comprometida ‘con la investigación y difusión del arte contemporáneo’”, dice. Mi tarea principal consistía en elaborar materiales –que tenían una forzada careta periodística– para atacar la imagen del político tabasqueño. El rigor era mínimo. Se trataba, en el peor de los casos, de hacerlo parecer zafio, intolerante y, sobre todo, como un dictador”, revela el escritor y académico.