Valentina Ramírez/La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Primavera es la época de las flores. Los días se van volviendo más largos y, por lo tanto, más calurosos. Las plantas que en invierno se habían quedado sin hojas vuelven a crecer, decorando los caminos y parques. Muchos países celebran la llegada de la primavera, una época muy importante para los agricultores pues el clima se vuelve ideal para el trabajo en el campo. El clima, las tradiciones y creencias religiosas coinciden en esta época del año para motivar a las personas a salir al aire libre y pasar tiempo en familia. Esto se puede encontrar alrededor del mundo, incluso en países radicalmente distintos al nuestro, como lo es el caso de Japón, que cada año celebra el “Hanami”, que literalmente significa “ver flores”. A finales de marzo y principios de abril, Japón se tiñe de rosa, de manera muy similar a como nuestras calles se visten de morado. El Hanami es una tradición basada en los árboles de cerezo, un tipo de árbol pariente del durazno, que en primavera florece, llenando los parques de las flores conocidas como sakura. Quizá esto le suene conocido a quienes conocen las jacarandas, árboles que también florecen en primavera y que llenan las calles con su color, pero en este caso es un vivo morado. ¿Por qué comparten estas similitudes estos árboles? No es coincidencia, pues el árbol de la jacaranda fue traído a México por migrantes japoneses con la intención de imitar el Hanami. La jacaranda es una planta sudamericana que se puede encontrar principalmente en Brasil y Paraguay, la razón por la que fue elegida para imitar la mencionada tradición japonesa fue porque el árbol de cerezo no es compatible con el clima de México. Hay dos versiones conocidas sobre la llegada de las jacarandas a México. La primera explica que fueron dos migrantes japoneses, Tasuguro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto, dueños de un negocio de jardinería en la Ciudad de México, quienes después de la revolución mexicana le propusieron al presidente Alvaro Obregón plantar las jacarandas en las principales avenidas de la ciudad. Además, estos hombres obtuvieron la nacionalidad y apoyaron a los migrantes japoneses que tuvieron que escapar de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. La otra versión también acredita a los Matsumoto el traer los árboles, pero la propuesta en este caso fue hecha por el presidente Porfirio Díaz, quien los contrató también para la jardinería del Bosque de Chapultepec. Según reporta el diario El Universal, aunque las jacarandas no son una planta endémica a México, se han adaptado al clima del país y tienen efectos positivos en el ecosistema. Las flores de esta planta atraen y alimentan a muchos polinizadores como abejas y pájaros, y el color vivo que posee puede contribuir a animar a las personas. Además, las jacarandas tienen una alta resistencia a la contaminación y son capaces de absorber el plomo en el medio ambiente.