AP/La Voz de Michoacán Río de Janeiro. Los fantasmas de otro “Maracanazo” aparecieron por momentos en la final de la Copa América. Pero sólo fueron eso, ilusiones, para un Perú que quiso pero no pudo. Lo soñaron durante los cuatro minutos que duró su jolgorio por el penal convertido por Paolo Guerrero que, pensaban, les permitiría irse al descanso con un empate ante Brasil. También les hicieron sufrir de lo lindo en los 20 minutos finales, en los que los brasileños quedaron con 10 hombres por la expulsión de Gabriel Jesús. Pero el pragmatismo de verdeamarelha inclinó el fiel de la balanza y las 70.000 almas que llenaron el Maracaná — la casa de la Canarinha — ahuyentaron al fantasma Alcides Ghiggia, el uruguayo que rompió los corazones de toda Brasil el 16 de julio de 1950 con el gol que decretó un 2-1 y les despojó del título en su primera Copa Mundial como locales. Los goles de Everton, Gabriel Jesús y Richarlison establecieron el 3-1 definitivo para amansar los bríos de Perú, el equipo que venía de eliminar, contra todo pronóstico, a dos favoritos, Uruguay y Chile. “Enfrentamos a una selección superior”, dijo Ricardo Gareca, el técnico argentino de Perú. “Hoy la realidad indicó que Brasil jugó mejor y nos ganó bien”. “Brasil fue un justo ganador. Nosotros mejoramos respecto al partido anterior y tuvimos nuestro momento, pero ellos aprovecharon bien las oportunidades. Tuvieron tres en el primer tiempo y anotaron dos, en alguna ocasión con colaboración, con un accidente nuestro”. El accidente del que habla Gareca fue el balón que el volante Yoshimar Yotún perdió en una salida en el tercer minuto de descuento de la primera parte. Jesús capitalizó con el gol luego de una bonita combinación entre Roberto Firmino y Arthur. Lo que hubiera dado Perú con irse con un 1-1 a los vestuarios. La olla de presión en la que Brasil se hubiera sumergido en el complemento. Arriba 2-1, Brasil optó por regular el partido. ¿Jogo Bonito? Eso dejó existir hace buen rato, había que asegurar el resultado. Pero el equipo de Tite se complicó la existencia cuando Jesús, de brillante actuación, fue expulsado al recibir su segunda tarjeta amarilla. De la nada, con 20 minutos por jugar, Perú tenía superioridad numérica y una posibilidad. Pero no supo qué hacer con ella. Lo más cerca que estuvo fue un disparo de Edison Flores desde la frontal que salió desviado. “Lo intentamos y tuvimos nuestro momento, pero Tite corrigió bien. Adormeció el partido”, analizó Gareca. “Los cambios de Brasil plancharon el partido". El penal ejecutado por Richarlison puso cifras definitivas. Así llegó el fin de una vibrante campaña peruana en Brasil, de donde supo levantarse tras la ignominia de una derrota 5-0 ante los locales al cerrar la fase de grupos. Avanzaron al quedar como uno de los dos mejores terceros, y luego mostraron tesón para vencer a Uruguay por penales en los cuartos de final y desinflar a Chile, el campeón de las dos ediciones previas semifinales. Un año después de viajar a Rusia para disputar su primer Mundial desde 1982, Perú alcanzó su primera final de Copa América desde 1975, Todos esos logros han llegado bajo la batuta del “Tigre” Gareca, que les devolvió la identidad y personalidad del jugador peruano de su era de gloria entre 1970-1982. Hay más por delante, dijo el entrenador de 61 años. Habrá otra Copa América en 2020 y ese mismo año se pondrán en marcha las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022. “Estamos trabajando para superarnos y hoy venimos para ganar la Copa”, destacó Gareca. “Teníamos el convencimiento de ganarla, pero no pudimos hacerlo”. "Lo más importante es darnos cuenta de que hemos evolucionado”, añadió. “Eso no nos tiene que confundir, sino que fortalecer. Hay que ir insistiendo, mantener la humildad... Accedimos a la final por mérito propio, pero sabemos que hay selecciones que están por encima de nosotros". Con brillante gambeta, Gareca esquivó preguntas y especulaciones sobre irse a dirigir a su natal Argentina, dejando en claro su compromiso con la blanquirroja. “Tengo un gran respeto por mi país, un gran cariño, amo a mi país, pero tengo contrato con un país que me dio todo, me ofreció todo”, zanjó. “Estoy acostumbrado a respetar los contratos, tenemos un gran compromiso con Perú”.