El Universal/La Voz de Michoacán El Gran Remate de Libros inició ayer una nueva etapa, después de 12 ediciones en el Auditorio Nacional fue inaugurado en la explanada del Monumento a la Revolución con una oferta más amplia: 260 casas editoriales, que representan más de 700 sellos, distribuidas en 10 carpas y con más días de exhibición, ya no durará ocho días, sino 10. Los descuentos son de hasta 80% y por primera vez se realizará en el marco del Festival Diálogos de Verano de la Secretaría de Cultura y ofrecerá actividades culturales, presentaciones de libros y talleres para niños y jóvenes. En marzo pasado se dio a conocer que el remate librero ya no se realizaría en el Auditorio Nacional con el argumento de que ya no era viable, debido a que presentó una reducción de espacio porque se construyeron algunos locales comerciales. Entonces se plantearon otras áreas, en algún momento se pensó incluso en mudarlo al Centro Cultural Los Pinos. Luego de un acuerdo entre la Secretaría de Cultura capitalina y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), con la venia de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México y la alcaldía Cuauhtémoc, se decidió que se realizaría en el Monumento a la Revolución en el verano y ya no entre marzo y abril, durante las vacaciones de Semana Santa. Entre los libreros aún hay escepticismo sobre si su nueva sede será igual o más exitosa que la anterior. “Fueron muchos años en el Auditorio Nacional, tomará tiempo que la gente nos ubique en esta zona de la ciudad”, dice Juan Carlos López, uno de los expositores de esta edición. Sin embargo, los organizadores están entusiasmados. El director general de Vinculación Cultural Comunitaria, Benjamín González Pérez, aseguró durante el acto inaugural que además de libros de calidad y precios populares desde diez pesos, habrá cerca de 250 actividades artísticas y culturales gratuitas; también participarán más de 200 promotores de lectura. Así, dijo, el remate se convierte en una “fiesta”. Por su parte, el presidente del Consejo Directivo de la Caniem, Juan Luis Arzoz Arbide, indicó que el remate se ha convertido en un encuentro librero de referencia en la Ciudad de México y en una oportunidad para que los editores den salida a títulos que ya cumplieron su ciclo comercial en puntos de venta tradicionales. Además, destacó que su realización en el periodo vacacional de verano propiciará la visita del turismo nacional. Pero los libreros aún no están convecidos de ello. Sergio Reyes contó que en Semana Santa era muy evidente la visita de los turistas y de los habitantes de la capital. Aguarda que en los siguientes días, el público que no solía visitar la anterior sede sea atraído por este espacio céntrico y de fácil acceso. Otro punto le preocupa más: las lluvias. Durante el día del montaje, el jueves, la precipitación complicó las labores. “Sólo espero que la lluvia no espante al público. El espacio permite que el recorrido sea más fluido, hay menos aglomeraciones. Creemos que habrá más gente, porque la ubicación es realmente buena, pero si las lluvias están en contra, ojalá que el próximo año se considere que se realice en Semana Santa”, señaló. Alfonso Suárez del Real, secretario de Cultura de la Ciudad de México, celebró el número de expositores y de actividades, pero sobre todo festejó que se realice en el marco de uno de los festivales que promueve su administración. “Qué maravilla que aquí vamos a encontrar lo que no andábamos buscando”, refirió el funcionario. Las carpas están distribuidas a lo largo y ancho de la explanada del Monumento a la Revolución. El acceso es posible por siete calles y por la avenida de la República; hay estaciones de Metro y Metrobús, estacionamiento para autos y bicicletas. Hay dos carpas que ofrecen servicio médico, así como un módulo de información y servicio Locatel. Para el librero Iván González, el recorrido podría ser pesado para los visitantes. “En el Auditorio podías recorrer todo el remate en un par de horas. Ahora estamos tan dispersos que es posible que haya muchos que no lo quieran recorrer todo. Creo que también hemos perdido un poco la posibilidad de compartir público, es decir, hay stands grandes que atraen a más personas. Antes estábamos más cerca de ellos; ahora nos separan dos o tres carpas”, advirtió. El beneficio de la duda la comparten los libreros, al igual que dos peticiones: menos vallas que cortan el tráfico y más baños. “Las vallas no van a impedir los robos que siempre padecemos, pero sí pueden bloquear el paso de la gente. Y si esperamos a más gente, ¿por qué hay tan pocos baños?”, cuestionó Sergio Reyes. Los visitantes recorren las carpas sin prisas, se sienten atraídos por los carteles que ofrecen los precios más económicos. Es la tarde de viernes y el flujo de personas es constante y unos teatreros bailan con dos títeres monumentales: uno es Don Quijote; el otro, Emiliano Zapata.