Alain Ángeles Villanueva/La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Nadie diga saber del rap michoacano sin conocer el disco El Suspiro del Calíope, ya cumple 10 años de vida. Esta obra musical es de Bisorman (Raúl Ramírez Álvarez), rapero y jurista nacido en Morelia, Michoacán. Según contó, su grabación es la historia de quien rema a contracorriente en tanto que hubo diferentes imprevistos que lo postergaron por casi 4 años. Pese a este panorama nunca bajó su pluma, creyó en su trabajo y con la ayuda de Jack (Demian Crate) logró terminarlo en el estudio En el Aire Records. Por fin se publicó en 2009. Anótese esta victoria en los canales del rap. El mismo Bisorman califica este material de “rap surrealista”. Y en efecto, entre los 10 temas que lo componen irrumpen letras densas y recias a la lógica; por eso en piezas como Pasos y Poesía juega con la posibilidad de respirar lo que se lee y escucha: “Destinación en la mira, mira lo que digo respira, / respira la más sincera poesía”. O bien, en Positiva cosifica seres animados y a la ‛necedad’ la trata como humano: “Luciérnaga en esfera, luz de esperanza en la tierra, / ilumina la sombra que esconde la necedad, ¡el mundo en llamas!”. André Bretón (redactor del manifiesto surrealista) seguro aplaudiría estas alteraciones de significados. En cuanto a la música, sobresalen sus cortes y sampleos oníricos. Aparecen los de carácter musical como Iam the Highway de Audioslave en Ya, ya Verás o En un Suspiro entra Nature boy de Marvin Gaye. También cuenta con sampleos lingüísticos: escúchese en Positiva si Lennin compone canciones con Les Luthiers, grupo musical-humorístico argentino. Asimismo, hay sampleos ambientales como los sonidos de un tren que cruza la ciudad al amanecer y despierta a los lugareños (Locomotora 5: 30 AM). Es como si Syd Barret (primer líder de Pink Floyd) hubiera intervenido en esta colección de beats. A propósito de lo anterior, no es casualidad que este disco tenga un tono “pinkfloydiano”. El mismo Bisorman dice haberlo concebido bajo la influencia de este grupo inglés, hecho que también se advierte en la portada del disco diseñada por Héctor Eduardo Rendón, la cual remite al disco Obscured by Clods (1972); solo que aquí se propone una muestra de ‛neuronas’ como analogías de la inspiración (la musa Calíope en la mitología griega), que finalmente, es la responsable de echar a andar el proceso creativo. Resta decir que cuando se publicó este disco, Bisorman ya sumaba varios años rapeando en los templetes locales, hoy es miembro fundador del colectivo de hip hop Nosotros, los Otros, y es un pilar indiscutible en la comunidad de raper(as) morelianos. Por lo dicho entonces, celebremos El Suspiro del Calíope, es una obra que se eleva por encima de los lugares comunes del rap y que a todas luces enriquece la música michoacana. El Suspiro del Calíope: portada