Se derrumba Centro Histórico de Morelia: vecinos se van y proliferan bares y antros

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Arturo Molina / La Voz de Michoacán

 

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Morelia, Michoacán. “La verdad es que la poca gente que queda en el Centro sólo está esperando para irse a vivir a otro lado”, lamenta Andrea Castillo, vecina del Centro Histórico al haber vivido durante los últimos años el éxodo de vecinos, muchos de ellos sus familiares y amigos, producto de la gentrificación del corazón de Morelia.

Durante años, junto con sus vecinos han denunciado la proliferación de bares y antros, así como el intenso ruido que muchas veces se escucha hasta pasadas las 4:00 de la mañana. Los habitantes de esta antigua colonia se han reunido durante meses con la esperanza de frenar uno de los fenómenos que ha deteriorado los 21 barrios que componen el Centro Histórico: el éxodo de habitantes y la conversión de lo que alguna vez fue un Centro Histórico vivo en un mosaico de bares, antros, restaurantes de comida rápida, tiendas de “tecnología” y comercio enfocado al turismo.

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A casi 30 años de que se declaró Morelia como Zona Federal de Monumentos y Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los ciudadanos, especialistas y comerciantes, evidencian la mala aplicación de los criterios de conservación que han terminado por expulsar a miles de habitantes de la zona Centro para convertir en lo que alguna vez fueron casas en bares.

Y es que no sólo han sido vecinos los que han sido expulsados, los mismos comerciantes tradicionales de Morelia, como restauranteros, sastres y todo tipo de servicios, fueron desplazados por las grandes cadenas comerciales, muchas de ellas transnacionales.

Hasta 25 bares por cuadrante existen, según denuncian los vecinos, quienes tienen que lidiar con el ruido nocturno y luego pararse temprano para ir a trabajar. Las consecuencias ya se han dejado ver prácticamente por todos lados. Actualmente, el Ayuntamiento capitalino no ha dado a conocer cuántos permisos existen para bares en esta colonia.

 

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En poco más de un año, 2 mil personas abandonaron sus viviendas en el Centro Histórico de Morelia; no obstante, los datos a largo plazo son aún más alarmantes. En 2016 se presentó el balance de que, en sólo 36 años, el despoblamiento del primer cuadro de Morelia se estimó en 65 por ciento, teniendo como consecuencia el crecimiento exponencial de comercios en el primer cuadro y la poca capacidad económica para rescatar viviendas.

El principal argumento que exponen los vecinos es el ruido, el tráfico, el pleito constante con los franeleros, la presencia de cuadros completos de sexoservidoras, la inseguridad, los altos costos para dar mantenimiento y las políticas municipales que han sido agresivas, como el caso de la restricción de estacionamiento en vialidades en donde se conservan viviendas familiares.

Foto: Samuel Herrera Jr. En el centro de Morelia hay decenas inmuebles en condiciones deplorables.

Las personas que se han aferrado a vivir en la colonia Centro son personas que tienen propiedades que datan de varias generaciones atrás y hasta 300 años de antigüedad, no obstante, la especulación, el alto costo de los mantenimientos, así como la llegada de miles de comercios han desplazado a la población de esta zona.

La Voz de Michoacán conoció la historia de ciudadanos que, a pesar de las adversidades, han pugnado por mantenerse viviendo en el Centro Histórico. Denuncian que administración tras administración han tratado sin éxito de que se pongan en orden los bares, no obstante, aseguran, cada año son más negligentes.

Tengo toda mi vida ahí, la casa era de mis abuelos, ahí nací, somos 3 generaciones conmigo. Piensan que el centro no es un lugar para habitar porque hay muchos comercios, hay muchos bares y cada vez ha habido más y más bares, cada vez hay más ruido. Estas casas, muchas de ellas, hacen las obras a escondidas o hacen los requisitos y son muchos requisitos, muchos trabajan a puerta cerrada, y destruyen también esas casonas tan hermosas que eran de Morelia Patrimonio, que debería ser toda la ciudad”, explicó.

La visión de Morelia como Patrimonio de la Humanidad fue vista como mercantilista y habría dejado en segundo plano a las condiciones sociales tradicionales del Centro Histórico. Uno de los valores que no se logró conservar con el paso de los años, ha sido el concepto de “Centro Histórico vivo”.

Armida, también vecina del primer cuadro, exigió a las autoridades que escuchen las necesidades de los vecinos, y sobre todo que trabajen para regular los ruidos que se generan todos los días en el espacio del Centro Histórico. Hasta la fecha, a pesar de los llamados, no han logrado entablar diálogo con administración de Raúl Morón Orozco.

La vida es muy tranquila, ha cambiado porque nos hemos invadido por muchos negocios que no había. Mi familia debe de tener más de 80 años. Conozco varias de mis tías que se han ido a vivir a otros lugares, amigas, la razón es que nunca hay dónde estacionarse, muy conflictivo por las manifestaciones, la gente ya no duerme por los bares y no sólo es la Madero, son calles aledañas. En mi calle hay 4 bares, dejan de tener ruido hasta las 2 de la mañana más o menos. Para que Morelia conserve su nombramiento debe de conservar cierto número de habitantes y eso no se está cuidando”, explicó la vecina.

Especialistas e historiadores han coincidido que la vivienda es indispensable para los centros históricos, como lo es para la ciudad, porque ciudad sin residentes es un despropósito.

“Adicionalmente, la función residencial va más allá de sí misma para integrar a la sociedad y al espacio, porque se trata del lugar donde la población reside, reproduce y habita, y porque es el uso del suelo dominante en términos de sus retos de la vivienda y la habitabilidad 23 extensión física y simbólica. Si esta función se menoscaba se disminuye la riqueza de la heterogeneidad propia de los centros históricos y se restringe su condición ciudadana; es decir, se deteriora irremediablemente”, se lee en la obra “Ciudades y centros históricos. Los retos de la vivienda y la habitabilidad”, de los especialistas Alma Pineda y Mauricio Velasco.

 

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Se cataloga que la pérdida de vivienda lleva aparejada una pérdida de sociedad, de ciudadanía y de sentido de pertenencia, que impiden la democratización del patrimonio. Los habitantes, pobladores, migrantes, nativos, residentes, trabajadores, obreros, empresarios, estudiantes y visitantes, son la esencia de los centros históricos, debido a que “sin sujetos patrimoniales no hay patrimonio, así como sin poder tampoco hay patrimonio”.

Los investigadores coinciden con una tesis central:si se restringe la vivienda y la función residencial se restringe también la heterogeneidad de funciones, que es propia de los lugares con alta densidad de patrimonio y legado cultural, como son los centros históricos; si ello ocurre, la museificación, la comercialización y la turistificación tomarán control del pasado, colonizándolo. Sin noción de antigüedad no hay memoria y sin memoria no hay historia.

En paralelo, la existencia de un stock de edificios abandonados, tal como ocurre en la ciudad de Morelia, abona en la especulación inmobiliaria y, por lo tanto, en el incremento del costo de la ciudad, en la expansión urbana y en la baja de la calidad de vida de los ciudadanos. La situación no es privativa de Morelia. En el conglomerado de ciudades patrimonio que ha destacado la UNESCO se han observado comportamientos similares en donde los ayuntamientos han extrapolado las funciones turísticas por sobre las necesidades de los vecinos.

Foto: La Voz de Michoacán. El alto costo de mantenimiento es uno de los motivos por el cual los vecinos del Centro deciden mudarse.

El doctor Jaime Hernández Díaz, otrora rector de la Universidad Michoacana y quien encabezó los esfuerzos para la constitución de Morelia como Ciudad Patrimonio, explicó, en entrevista para La Voz de Michoacán, la necesidad de que las autoridades regulen el cambio de uso de suelo que se ha venido dando a diestra y siniestra en las últimas décadas. Así mismo, reconoce que la interpretación que han dado los ayuntamientos al nombramiento, no es la misma que propusieron en su momento historiadores morelianos.

Necesariamente tiene que regularse el uso de suelo del Centro Histórico y tiene que regularse la cantidad de estos espacios dedicados a estos servicios. No se trata de una prohibición absoluta sino de una regulación adecuada con los edificios, con la protección de los edificios, y que no alteren las características para la declaratoria de Morelia. Sin duda se requiere la regulación de estos sitios”, explicó el especialista.

Han pasado casi 30 años desde que el reconocido historiador trabajó en el proyecto para que Morelia se convirtiera en la mundialmente conocida “Ciudad de la Cantera Rosa”.

“Han hecho una interpretación distinta. La declaratoria de Morelia, primero como zona federal de monumentos, obedece a la riqueza de ellas características urbanas y arquitectónicas de Morelia. Eso está perfectamente definido en la declaratoria de Morelia. Tiene que ver con su valor, de la traza urbana y de sus valores de construcciones. Ese es el objetivo, la preservación de los valores. Es lógico y es normal que una ciudad que conserva sus valores arquitectónicos, y culturales sea motivo de admiración y sea motivo y un espacio para la recreación y el impulso del turismo”, señaló.

 

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Ni siquiera los comerciantes locales han sido favorecidos por el boom de comercio en el Centro Histórico. Más de la mitad de las ganancias que se generan de los 50 mil visitantes diarios que llegan a esta parte de la ciudad, se las llevan las grandes cadenas comerciales mientras que los pequeños comerciantes, cada año reducen sus ganancias.

Alfonso Guerrero Guadarrama, líder de Comerciantes y Vecinos del Centro Histórico de Morelia (Covechi), precisó la necesidad de que se revisen las condiciones en las que ha evolucionado comercialmente esta zona de la ciudad.

Hace 10 años teníamos estadísticas que el 50 por ciento de las ventas las registraban las grandes cadenas el resto nosotros ahora el 62 por ciento de las ventas se las llevan las grandes cadenas. Nosotros nos estamos quedando con una parte cada vez más pequeña. La gente se va mejor a la informalidad. Tenemos mil 200 edificios catalogados como históricos, necesitamos un plan de desarrollo que se lleve a cabo y solo nosotros podemos hacer que esto siga”, acotó.

Los ayuntamientos no han hecho su parte. Gaspar Hernández Razo, actual regidor de Morelia y otrora Gerente de Patrimonio, destacó que en los últimos 25 años no se han actualizado los reglamentos para el funcionamiento de los bares y restaurantes. Si bien se habría avanzado con la instalación de muros aislados al ruido, en los últimos años han proliferado como tendencia los bares en las azoteas.

Es el tema de la actualización del reglamento y ahí hay que meterle muchas cosas, la otra es los estatus jurídicos, muchos están intestados, problemas familiares. Hay que educar a la gente, conocersu historia, nuestras raíces, la historia de los monumentos de los héroes que hubo y estoy seguro que cuando toda la sociedad conozca no hará un mal uso de la cantera”, explicó.

Abandonados, casi 400 edificios

Otra de las condiciones que ha condenado a cientos de viviendas con valor histórico a derrumbarse ante los ojos de los ciudadanos, han sido los altos costos que trae consigo la reparación, mantenimiento y reconstrucción de las viviendas. Además de ser trámites caros, suelen tardarse hasta meses al tener que pasar por oficinas de los tres niveles de gobierno.

Actualmente se tiene un registro de 393 edificios abandonados en el Centro Histórico, de los cuales, un porcentaje importante está a punto de caerse debido a que el abandono ya rebasa la década.

El proceso para recuperar y mantener los casi 400 edificios que se encuentran ruinas ha sido complejo debido a que, al ser propiedad privada, se tiene que contactar a cada dueño para asesorar y rescatar el inmueble.

No obstante, en muchos de los casos los propietarios dejan que los edificios se deterioren con el tiempo para así poder demolerlos y reconstruir nuevas estructuras sin pedir la autorización ni dictámenes de reparación.