La casa del jabonero

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Michoacán violento

Jorge A. Amaral

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Por desgracia somos un estado violento, una entidad sumida en pugnas entre grupos de la delincuencia organizada que han hecho a la sociedad michoacana estar atrapada en el fuego cruzado, por eso nunca sabemos dónde se desatará la siguiente balacera, dónde aparecerá el siguiente ejecutado, dónde dejarán la siguiente bolsa con despojos.

La aparición de los cuerpos colgados en Uruapan evidencia lo rebasadas que están las autoridades debido al nivel de colusión que hay entre los grupos delictivos y las corporaciones de seguridad, y es que no me explico cómo es que pueden circular personas armadas a bordo de camionetas y aparte llevar cadáveres y que nadie se dé cuenta. Se supone que en Uruapan, como en Morelia y otras ciudades importantes del estado, hay cámaras de videovigilancia enlazadas a la Secretaría de Seguridad Pública. Esto da pie a pensar que en las dependencias de seguridad aún hay gente en dos nóminas, trabajando con “doble plaza”.

A ello hay que sumar la actuación del gobierno del estado, y aunque muchos criticaron el silencio y ostracismo de Silvano Aureoles, fue de reconocerle que esta vez no hiciera como siempre: salir a decir burradas al calor del momento. No, esta vez, el presidente esbozó que había detenidos en Guanajuato que podrían estar relacionados, y de inmediato, el fiscal del estado mandó a sus agentes a cruzar información. Al final, tanto el Cártel de Jalisco Nueva Generación como el gobierno del estado desmintieron, cada uno por su lado, que haya detenidos por los hechos de Uruapan. A esto último se le puede dar cualquier lectura.

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Esta semana se difundieron dos videos del crimen organizado en el estado. En uno, sicarios comen tacos en Tingüindín, y en otro, lanzan una advertencia a otro grupo de Tierra Caliente. En el primero llama la atención la juventud de sus integrantes, incluso la voz de quien hace la grabación es de alguien de no más de 25 años, y eso se corrobora cuando aparece a cuadro; en el segundo material, el grupo de 18 hombres armados luce armas de altísimo poder que reflejan su capacidad de fuego. Esto pone en evidencia que aunque las corporaciones municipales estuvieran facultadas para enfrentarlos, no tendrían ninguna oportunidad contra ellos, y que las del estado, aunque tengan la competencia para inhibir delitos de alto impacto y aunque fueran totalmente honestos en el desempeño de sus funciones, igual, se verían rebasados. Entonces, esto nos da como resultado que las únicas instancias facultadas, preparadas y armadas para hacer frente a esas personas, son las federales, ya sea el Ejército, la Marina, la Policía Federal o la Guardia Nacional.

Volviendo al primer video, el de Tingüindín, donde jóvenes sicarios comen tacos, refleja una vez más el fenómeno que lleva muchos años en evidencia pero que no ha sido atacado a fondo por ningún gobierno: los jóvenes son la carne de cañón del narco, y todos esos muchachos son piezas genéricas y reemplazables en los grupos criminales, a los que sólo les basta con “ascender” a cualquier halcón o narcomenudista y listo, mediante la fantasía de algún día ser como Tony Montana o el Chapo, hará  lo que le pidan, y no podrá rehusarse, y aunque más tarde lo matarán o caerá preso, como él hay miles en las esquinas esperando una “oportunidad” en el hampa.

En tanto siguen apareciendo los ejecutados, descuartizados, embolsados y todas esas lindezas que hace el crimen organizado para mandar mensajes a sus contrincantes y sumir en el terror a la ciudadanía, todo mientras en municipios como Morelia las autoridades son poco menos que incompetentes, en el gobierno del estado no alcanzan los medios ni los recursos humanos y a veces ni la voluntad para combatir a esos grupos, y el gobierno federal es una entidad ausente en Michoacán, una mera abstracción.

Lo peor de todo, apreciable lector, es que nada volverá a ser como antes, estamos sumidos en una espiral de violencia de la que no saldremos, y si salimos, el daño hecho es irreversible; recuerde lo que dice Sun Tzu en “El arte de la guerra”: “Mientras un hombre enojado puede volver a la calma de nuevo y un hombre ofendido nuevamente alegrase, un Estado destruido no puede volver a existir ni tampoco los muertos pueden volver a la vida”. Es cuánto.