Jorge Manzo y Arturo Molina / La Voz de Michoacán Tierra Caliente. Los caminos que conducen a Tepalcatepec son completamente transitables, sin embargo, los pobladores están a salto de mata. Viven con miedo por la advertencia de que en cualquier momento se desatarán nuevos enfrentamientos. Creían que lo que vivieron en 2013, antes del surgimiento de los grupos autodefensa, ya no volvería a repetirse, pero la realidad es que de nuevo los ha alcanzado la violencia. Hay ausencia de Policía o Ejército Mexicano y eso le duele a la gente de la Tierra Caliente, que se autodescribe como brava y valiente y dispuesta a enfrentar a quien sea. La señalética que va guiando a los automovilistas tiene la huella del crimen. Está baleada. Ha sido testigo de cruentos enfrentamientos y otras más de los imprudentes. En Los Reyes, en donde aparentemente opera el jefe de plaza que provocó la ruptura entre José Juan Farías Álvarez, El Abuelo, y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, su gente vive en tranquilidad. Intentan hacer su vida cotidiana, aunque saben que las cosas no están bajo control. Las incursiones de grupos armados están latentes, sobre todo en territorios en donde hay personajes clave, como aquí, con el conocido como Poncho de Los Reyes. En esa zona saben lo que pocos dicen abiertamente en un micrófono. La guerra es cierta, aunque las autoridades afirman que lo que ocurrió el viernes no fueron necesariamente enfrentamientos constantes, sino que hubo “encontronazos”, que dejaron las nueve personas fallecidas y once lesionadas. Los Viagras también estarían participando activamente en esta pugna en Tepalcatepec. Los habitantes advierten que no se dejarán y no permitirán que ningún grupo “de fuera” se apodere del territorio, en donde ven como líder a Juan José Farías Álvarez, El Abuelo. La Policía de Tepalcatepec está integrada por exautodefensas, hoy bajo las órdenes del alcalde Felipe Martínez. Ellos están apostados en zonas en donde es latente el riesgo de incursiones de grupos armados. Este municipio es puerta de entrada y salida hacia Coalcomán, Aguililla, Apatzingán y al estado de Jalisco. En la localidad no se despliega ningún tipo de cuerpo de seguridad ajeno a la antigua Policía Comunitaria, y lo confirman pobladores. Ellos esperarían que llegara el Ejército y la Guardia Nacional, pero sólo aparecieron tras la refriega del viernes pasado y para resguardar los cadáveres. Hay vehículos baleados que quedaron en las carreteras internas del municipio; son la evidencia. Entre los lugareños se avisan de movimientos extraños, dicen que no se trata de “halconeo” pues tienen como propósito cuidarse entre ellos. No dejan de hacer las labores del campo o en sus negocios. Ya reactivaron las corridas de autobuses y las tiendas de ropa, abarroteras y restaurantes están ofreciendo servicio al cliente. Cada que hay enfrentamientos o amenazas de incursiones tienen la recomendación de recogerse en casa si es que no tienen nada qué hacer en la calle. En el recorrido que realizó La Voz de Michoacán por los municipios de Los Reyes, Peribán, Buenavista, Tepalcatepec, Apatzingán y Múgica, la presencia de las fuerzas federales y estatales era casi nula, ni en donde está el centro de operaciones del Ejército Mexicano a través la 43 Zona Militar. Esa es la zona que ahora está en disputa entre grupos criminales, puesto que no existe hegemonía en el que fuera el “cerebro” de Los Caballeros Templarios, confiesan lugareños que prefieren hablar en privado. Comerciantes prefieren no dejar rastros de que hablaron con la prensa, pero piden que sean los mensajeros para que publiquen información en donde se pida que se acabe la guerra en la región. Los establecimientos poco a poco comienzan a resentir nuevamente la caída en las ventas. Los hoteles están vacíos y tiene hospedados a los que tienen que hacer negocios en la región. Salvo ellos, ya habrían cerrado los que intentan mantener las puertas abiertas por tradición o porque creen que las cosas se recompondrán. Si bien hay tensión en la Tierra Caliente, de día no son evidentes los convoyes de grupos armados de todos los cárteles que luchan por el control territorial. Dicen los lugareños que se pasean por la noche o cuando hay necesidad de hacerlo. En Apatzingán, que fue foco rojo, hoy se respira tranquilidad. Los homicidios han bajado, y “si acaso hay uno o dos al día”, cuando antes desde que amanecía encontraban embolsados o amontonados. Pero no cantan victoria. El sacerdote José Luis Segura Barragán lamentó que la violencia ahora esté en Zamora, Uruapan y Morelia y se cuestionó hasta cuándo.