A la brava, sin balizamiento, medidas... Morelianos colocan topes y ayuntamiento no lleva registro

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Arturo Molina/ La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Entre el 80 y el 90 por ciento de los topes en la capital michoacana no cuentan con las medidas estandarizadas, el balizamiento de ley o alguna de las disposiciones que deben tener para poder ser colocados, además de que la autoridad municipal no cuenta con un registro exacto y detalle ni de la ubicación ni del estatus de los mismos.

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Además, más de la mitad de los topes colocados no han contado con ningún tipo de mantenimiento durante años, por lo que están cuarteados, sin pintura, con filos peligrosos e incluso con baches en medio de la estructura. Con motivo del Día Mundial del Urbanismo, Jesús Antonio Mazier, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC) en Michoacán, habló sobre el problema y señaló que a la gran cantidad de topes en zonas urbanas, el no cumplimiento de los lineamientos mínimos y la falta de mantenimiento, se suma también el hecho de que buena parte de estos reductos de velocidad están colocados en zonas donde ni siquiera son necesarios.

En muchos de los casos, no hay ni siquiera necesidad de ponerlos. Basta con el criterio de un vecino, comerciante o civil para que decida colocar su tope afuera de su vivienda o de comercio, sin considerar los flujos viales, hídricos de las lluvias u otras complicaciones que puedan generarse en la comunidad, explicó a La Voz de Michoacán el especialista consultado sobre el tema.

No hay control en instalación de topes

Un recorrido realizado por esta casa editorial revela la prácticamente nula homogeneidad y mala distribución de los topes que han dispuesto, en su mayoría de casos, los vecinos de las distintas colonias de la ciudad, lo anterior en detrimento de la movilidad, las condiciones de los vehículos e incluso las emisiones de gases contaminantes a la atmosfera.

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 Jesús Mazier explicó que normalmente ni el Ayuntamiento de Morelia ni el Gobierno del Estado instalan topes, únicamente la alcaldía autoriza a la ciudadanía para que sean ellos mismos quienes los coloquen en las vialidades por medio de una solicitud ante la instancia correspondiente y bajo los cánones establecidos, que incluyen, entre otras estipulaciones que el tope deberá mantenerse permanentemente pintado de color amarillo y blanco; una altura de 7 centímetros con un grosor máximo de 2 metros.

Asimismo, se establece que en ningún caso se autorizan topes en curvas, esquinas, rampas o vialidades principales. Uno de los ejemplos de topes mal diseñados está en el Río Grande de Morelia a la altura del Dren Carlos Salazar se encuentran 2 topes y una línea de boyas, que funcionan como reductores de velocidad juntas, separadas a 5 metros de distancia sin que hasta el momento se explique la función de los tres obstáculos.

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En el sentido contrario se repite la misma tendencia. Al igual que el ejemplo anterior, en muchos casos los topes carecen de un ordenamiento lógico y pareciera que fueron colocados a la voluntad de los vecinos de cada colonia sin considerar el impacto vial que generan.

En el ejemplo anterior destaca además el uso de boyas, que originalmente son herramientas usadas para la separación de carriles y no propiamente como obstáculos reductores de velocidad.

La CMIC expone que, debido a la falta de cultura de tránsito, imprudencia de los conductores, de los mismos colonos y la ausencia de regulación por parte de las autoridades municipales, los topes o intentos de topes, han invadido prácticamente ya casi el 40 por ciento de las calles de las diferentes colonias de Morelia.

“Con alturas que llevan a superar los 25 centímetros, materiales inadecuados y otras circunstancias, estas obras de improvisación vecinal son casi completamente irregulares”, reitera Jesús Mazier y al menos el 80 por ciento de estos obstáculos no cuenta siquiera con permiso, las condiciones necesarias o ambas.

“Son un peligro para la ciudadanía y sobre todo para los conductores. Al no contar con el balizamiento y señalización, representan una condición no apta para las zonas urbanas”, agrega. También se ha advertido que incluso locales comerciales colocan topes en las afueras de sus negocios para hacer el alto de los vehículos y ser más visibles en estos puntos.

El especialista, reconoció que, si bien los topes reducen el riesgo por automóviles, también aumentan otros riesgos para los civiles en términos de movilidad. Mazier Contreras detalló que ni siquiera se trata de un tema exclusivo de urbanismo y de construcción, se tendría que analizar con especialistas ambientales, de tránsito, personas con discapacidad y otros sectores de la sociedad para analizar las alternativas a este tipo de infraestructura vial que se ha reconocido incluso como obsoleta.

“La gente los sigue poniendo por iniciativa propia o porque se les antoja, por la cultura que tenemos de que manejamos muy rápido, no respetamos velocidad cuando vamos manejando, y por eso la gente los pone donde quiere, en su casa, en su escuela, negocio y donde no debería de existir, la gente lo hace como quiere y donde quiere.

El ponerlos mucho también implica un riesgo, se deben de tener señalamientos también”, manifestó. Retiro, sólo tras denuncia Debido a estas problemáticas y solicitudes expresas, en los últimos años las administraciones municipales han retirado más de 50 topes que fueron colocados de manera arbitraria por los vecinos.

Para que un tope sea legalmente construido debe ser autorizado por municipio a través de un trabajo que justifique la colocación del mismo, ya sea una zona en la que se tenga detectada la alta velocidad de los automóviles, cruces de escolares o zonas de alto aforo de peatón. Por lo general son las escuelas las que más solicitan al Ayuntamiento la instalación de este tipo de dispositivos por el tema de los alumnos, así como zonas donde se conoce que los automovilistas violan los límites de velocidad.

Sin embargo, derivado del olvido de administraciones municipales en lo que respecta al control de estos obstáculos, no se tiene una cifra exacta ni un dictamen oficial de la situación. Únicamente cuando se denuncia y se solicita el retiro de un tope es cuando las autoridades se percatan de la existencia de muchos de ellos.

Por su parte, autoridades ambientales han advertido un crecimiento casi exponencial de los automóviles en la zona urbana de Morelia en las últimas dos décadas, la cual también habría rebasado las capacidades de la infraestructura vial y de las mismas capacidades para la movilidad urbana, con el aumento de los automóviles y volver las calles más transitadas, vecinos han recurrido a la instalación topes, con o sin permiso, para intentar regular por su cuenta la velocidad con que circulan los vehículos por sus zonas habitacionales.