AP / La Voz de MichoacánCalifornia. Atrapados en el fuego cruzado de la guerra comercial del presidente Donald Trump con China, los viñedos de Estados Unidos están pasando trabajos para vender sus shiraz y chardonnays en ciudades como Shanghái y Shenzhen. Están en peligro de perder su posición en uno de los mercados vinícolas de mayor crecimiento en el mundo. La disputa de 16 meses entre las dos mayores economías del mundo en realidad no tiene mucho que ver con el vino. El gobierno de Trump acusa a China de robarse tecnología estadounidense y forzar a compañías norteamericanas a entregar secretos industriales y ha impuesto aranceles sobre más de 360.000 millones de dólares en productos chinos. China rechaza las acusaciones. Cuando Beijing respondió con sus propios aranceles sobre los productos estadounidenses, apuntó contra los vinos norteamericanos. Desde junio, China ha estado imponiendo aranceles de 93% sobre las importaciones de vino, arriba de los de 48% antes del comienzo de las hostilidades comerciales, de acuerdo con el Wine Institute, un grupo comercial para 1.000 bodegas y negocios vinícolas en California. A menos que los dos países lleguen a un acuerdo _y están trabajando en ello_, los aranceles sobre los vinos estadounidenses se elevarán a 106% para el 15 de diciembre. En contraste, los aranceles chinos son de 41% sobre los vinos de la Unión Europea y de 23% sobre los vinos procedentes de Australia, Chile y Nueva Zelanda. Nosotros ya no podíamos competir, especialmente con países que tienen acuerdos de libre comercio como Chile y Australia, nuestros dos mayores competidores", dijo Michael Parr, vicepresidente de ventas internacionales en la bodega Wente Vineyards, basada en Livermore, California, uno de los primeros productores estadounidenses en exportar a China hace 25 años. Parr dijo que Wente no ha "enviado una sola botella de vino a China" desde junio, cuando entraron en vigencia los aranceles chinos más recientes.
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