AP / La Voz de Michoacán Lima, Perú. Keiko Fujimori, la otrora poderosa líder de la oposición parlamentaria peruana y excandidata presidencial, salió de prisión el viernes en medio de vítores de sus simpatizantes y las críticas de muchos peruanos que ven en su liberación una muestra más de la impunidad que suelen disfrutar los políticos acusados de corrupción. Bajo la aclamación de sus seguidores, que portaban banderas partidistas y globos color naranja, Keiko abandonó sonriente el anexo de mujeres de la cárcel de Chorrillos en Lima, un reclusorio que también alberga a criminales comunes. Decenas de policías antimotines fueron desplegados en el lugar. El Tribunal Constitucional de Perú aprobó esta semana una solicitud de habeas corpus presentada por Sachi Fujimori, hermana de Keiko, con cuatro votos a favor y tres en contra, por lo que el viernes recuperó la libertad tras 13 meses de arresto preventivo. Engorrosos trámites legales demoraron su salida cuatro días. El habeas corpus es un derecho que tienen los detenidos o reos a ser presentados de inmediato y públicamente ante un juez o tribunal para que, escuchándolos, resuelva si su arresto se ajustó o no a la ley, y si la medida de encarcelamiento debe levantarse o ratificarse. Fujimori, de 44 años, había estado encarcelada de manera preventiva desde octubre de 2018 mientras era investigada por presunto lavado de activos. De acuerdo a la Fiscalía, recibió dinero sucio de la constructora brasileña Odebrecht para dos campañas presidenciales, en las cuales resultó derrotada. El proceso judicial en su contra continúa. Desde 2014, el caso Odebrecht ha estremecido a la élite política y empresarial brasileña y se ha extendido a otros países como Perú.