Crónica | Sólo iban por uno, pero aficionados del Monarcas regresan sin nada

La afición rojiamarilla siguió a Monarcas hasta el Coloso de Sant Úrsula, donde vio desvanecerse la esperanza de ver a su equipo jugar una final

Foto: Christian Hernández. Los aficionados de Morelia mostraron su apoyo al equipo en todo momento.

Omar Cuiriz / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Para los fanáticos del América, su equipo estaba obligado a hacer goles -los que no logró en un Morelos a reventar- y estando en su casa logró meter tres apagando el respiro del Monarcas durante su último partido de semifinal, del Torneo Apertura 2019 de la Liga MX.

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Los morelianos no se cansaron de gritar en un pedazo de tribuna y aunque hubo momentos que guardaban silencio, la fidelidad la demostraron en sus cantos, aunque en sus rostros la desesperación quedó, al final, plasmada.

Foto: Christian Hernández.

Mantuvieron la fe en que el equipo rojiamarillo saldría a terminar victorioso este duelo y se mantendría con el buen nivel de juego que demostraron ante León y el primer partido con las águilas. Creyeron que no importaba que el escenario fuera el imponente Estadio Azteca forrado de azul y amarillo.

Ellos, que acompañan al conjunto a donde quiera que vaya, partieron a las 6:30 de la mañana de este domingo rumbo a la capital del país, buscaban que en la Ciudad de México se respirara desde temprana hora su pasión.

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Foto: Christian Hernández.

En los autobuses que llevaron a las porras nadie durmió ni un minuto de las horas de camino, los nervios recorrían los asientos, pero también se sentía una emoción desbordada; el tema del que se hablaba no podría ser otro más que la afirmación de que Morelia llegaría a la final.

Únicamente era un gol el que haría que América la tuviera difícil: “solo es uno y no lo pueden meter”, se escuchaba quejarse a los aficionados desde las tribunas.

Los Monarcas de corazón arribaron después del mediodía a la Ciudad de México, había rumores de varios retenes, por lo que se decidió ir directo al estadio, al sur de la ciudad. La emoción y los nervios comenzaban a hacerse cada vez más evidentes.

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Antes de las 14:00 horas, los más de 10 autobuses ingresaron al estacionamiento, pero fue hasta pasadas las 17:00 horas que los elementos de seguridad dejaron bajar a la afición; esperaron formados varios minutos y aprovecharon para lanzar porras. Corría un ambiente de seguridad de que el pase a la final era suya.

El ruido atroz que venía de las tribunas se escuchaba con fuerza, era la locura del América que por estar en casa pudo ingresar primero.

La afición logró entrar al imponente escenario minutos antes de que comenzara el partido y los recibió el potentísimo respaldo americanista. A cualquiera intimidaba el mar azul con amarillo y esos aficionaos contrarios sabían que necesitan dar apoyo como nunca para que ese equipo remontara. Lo logró.

Monarcas sabía que un sólo gol de su conjunto metería en aprietos al América y ¡lo logró!, los rostros de los aficionados explotaron de euforia, pero duró apenas unos segundos, pues el esperado gol fue anulado tras la revisión del VAR.

Aunque anulada, esa anotación volvió a reactivar los ánimos y todos los morelianos volvieron a ponerse de pie. Sin embargo, minutos después América castigó con el tercer gol y los michoacanos volvieron a quedar suspendidos, viendo fijamente a la cancha, a pesar de que minutos después dicho gol fue anulado.

El árbitro pitó y Monarcas se quedó acariciando una vez más la gloria en uno de los estadios más grandes del continente. No pasó a la gran final. La porra salió rápido del Azteca y subió a los autobuses antes de las nueve de la noche, los esperaba un oscuro camino de regreso a casa.