Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Cuando estaba en secundaria, su maestro de Química le dijo a Montserrat García Arreguín que la ciencia “no es para las mujeres bonitas, tú deberías ser reportera de televisión” (¡Oilo!). Este domingo, 15 de diciembre, la joven michoacana, originaria de Tepalcatepec, se graduará con las más altas distinciones, -Summa Cum Laude, por doble mérito-, como licenciada en “Ciencias en Bioquímica Celular y Molecular con Honores” de la Universidad de Texas, en El Paso, EEUU. Con 22 años apenas, Montserrat es una de las poquísimas estudiantes de entre 2 mil 500 que se graduarán en esa ceremonia dominical, que recibirá el máximo reconocimiento que otorga el sistema académico estadounidense en educación superior; además, la historia de esta joven, inscrita ya en letras de oro, será una a las que se dará lectura en el cierre del ciclo escolar de su Aula Máter. Mi familia, de agricultores, me enseñó a trabajar En las 200 palabras de esa historia, hay una oración que la casi graduada eligió para que se destacara a la hora de ser leída, una frase que plasma con orgullo su origen michoacano: “García Arreguín Monserrat, de Michoacán, de familia de agricultores…” “Estoy agradecida porque mi familia de agricultores me enseñó lo que es ser trabajador y a echarle ganas”, citó al reconocer y agradecer el apoyo que siempre ha tenido de su familia, “mi mamá, mis tíos, y mis abuelitos han estado conmigo en cada transición difícil a pesar de que he estado separada de mis abuelitos Etelvina Madriz Vargas y David Arreguín Ortiz, y mis tíos, Aurelio Arreguín Madriz, entre ellos, por largos periodos de tiempo en mi vida”. Vía telefónica, visiblemente contenta y orgullosa de sus logros, Montserrat compartió cómo, contra todos los obstáculos y comentarios, algunos muy machistas, que recibió en el andar de su vida académica, hoy está a punto de cristalizar uno de sus más grandes anhelos: graduarse como científica y hacerlo allende fronteras, obligada por circunstancias familiares. Montse es hija de Carolina Arreguín Madriz, y tiene tres hermanos más pequeños; ella nació en Tepalcatepec; ellos, en el vecino país del norte, a donde su padre migró en distintos momentos de su vida, buscando el mal llamado “sueño americano”. Medalla de bronce a su empeño Llegó a Morelia, desde Tepalcatepec, cuando apenas cursaba la primaria, la concluyó en el colegio La Salle Cayroche, de ahí, siguió en la secundaria Federal 9 y luego, inició la preparatoria en la “Rector Hidalgo”; cuando le faltaba menos de un año para concluir, tuvo que irse a los Estados Unidos y allá comenzó una nueva historia. Recuerda su vida en la colonia Mariano Escobedo y cómo, cuando supo que se iría de Michoacán, el temor a lo desconocido trató de arrastrarla, pero no se dejó. En 2014 llegó a El Paso, Texas, donde comenzó el último año de su preparatoria; con la conclusión de su educación media superior, sin embargo, llegaron los temores: “en Estados Unidos, cada semestre de una licenciatura te cuesta entre 3 mil 5 mil dólares, sin contar libros y otros gastos”. No tuvo miedo, recordó cómo aquí, en Morelia, se fortaleció y se autoconstruyó en una mujer competitiva, fuerte y dedicada, al participar en competencias científicas: “en la prepa participé en la Olimpiada Estatal de Biología y gané Bronce”, recuerda con orgullo. Se estaba preparando para la competencia nacional de la mano del profesor Homero Galarza Horrostieta, pero fue cuando tuvo que emigrar. La beca que tanto peleó Ese mismo año, a pesar de comentarios desalentadores por la situación financiera, ella aplicó para la universidad; recordó cómo salir, cómo competir y peleó hasta lograrlo. Consiguió entonces una de las becas más disputadas de estudiantes en Estados Unidos: BUILDing SCHOLARS, fundada por el Instituto Nacional de Salud en Estados Unidos. El premio académico le permitió a Montse cursar los 4 años y medio de licenciatura, “lo que viví cuando me preparaba para las competencias, me ayudó a conseguir la beca”. Con la beca llegaron otros premios; lo que para unos pudiera representar un peso, para Montserrat fue una nueva oportunidad de aprender: como parte de su contrato de la beca, estaba requerida a participar en proyectos de investigación en laboratorios. Así, en cuatro años, anduvo de un espacio a otro, llenándose de conocimientos. En los primeros dos años, participó en un trabajo de investigación sobre cáncer de mama, y otro, en el 2017, sobre la adicción a la nicotina, llegando incluso a ser autora en un artículo científico sobre el tema. Así fue cada verano de su vida universitaria; entre 2016 y 2017, recuerda, en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, aprendió cómo detectar toxinas del estafilococo; luego, ahondó en el tema de las diferencias genéticas y cómo reaccionan a las infecciones bacterianas los neutrófilos. En 2018, viajó a Houston, a Baylor College of Medicine; el doctor con el que trabajó, investiga vacunas para el cáncer de próstata; “mi proyecto era ver cómo optimizar las células para mejorar las vacunas”. Este año, 2019, la sede fue Rochester, en Nueva York, para estudiar, con un gusano, las mutaciones en una secuencia de genes que son importantes para la transición que ocurre en la pubertad. Monserrat ha participado, además, en otras actividades académicas: fue a Seattle y ofreció una conferencia, ante la Sociedad Americana de Inmunología, en el 2016. En Long Beach, presentó otra para la Sociedad para el Avance de Chicanos y Nativos Americanos en las Ciencias, SACNAS. Alto nivel A pesar de la vorágine escolar que vive, la de Tepalcatepec pisa tierra y no olvida sus orígenes y sus quereres, sabe que es un ejemplo para Ismael Rogelio García Arreguín, Laura Elena García Arreguín y Sebastián Miranda Arreguín, sus tres hermanos menores. “La Montse de hace cinco años, cuando empecé todo, estaría orgullosa de mí, tenía miedo de quedarme estancada, de cómo pagar la universidad, siempre he tenido miedo de no estar al nivel de los demás”, comparte cuando se le pide un mensaje para otras y otros jóvenes, como ella. “Hoy me siento bien, pude demostrar que, a pesar de todo lo vivido en el pasado, pude demostrar que puedo estar al nivel de los más altos, con una familia estable”. En mi familia, agrega, no hay científicos, siempre he tenido que buscar mentores que me ayuden, por eso “les diría que hay que ser independientes, hay que ser motivados, y aunque nadie a nuestro alrededor sepa qué es lo que vamos a hacer o cómo llegar, siempre hay que buscar a las personas que nos guíen a ello”. “Eso ha sido siempre algo muy importante, siempre he podido reconocer qué es lo que no sé, entonces, trato de hablar de buscar y por ello, he llegado a donde estoy, porque busco las oportunidades”. Michoacán sí es tierra de oportunidades Y aunque a ella le tocó construir su sueño lejos de su tierra natal, le recordó a cada estudiante del Estado, “busquen las oportunidades, en Michoacán hay muchas oportunidades, yo hice cosas muy buenas, y sé que a veces se siente que nadie más te entiende, pero hay que buscar ayuda, siempre habrá puertas (qué abrir)”. A la vuelta de varios años, Monserrat García Arreguín vuelve la mente a ese recuerdo de su maestro de Química en la secundaria, ese que le dijo que “la ciencia no es para las mujeres bonitas, tu deberías de ser reportera de televisión”. “En aquél entonces no me impactó tanto, pensé “qué raro”; me sorprendió”; pero cuando llegó a la Universidad, comprendió el alcance de las palabras de su profesor; “ahí me di cuenta de lo que me dijo”. Hoy le demostró lo equivocado que él estaba. Montserrat regresará a Michoacán a pasar las fiestas navideñas con su familia, pero retornará a Estados Unidos, porque ya está buscando continuar el doctorado en ciencias, “me gustaría regresar con alguna conferencia, pero apenas estoy viendo todo lo que sigue”, compartió finalmente. Este domingo próximo, por lo mientras, cumplirá su sueño y se graduará como la gran científica que es.