Redacción / La Voz de Michoacán Nueva York, EUA. El 2 de enero de 1920 Isaac Asimov nació en Petróvichi, un pequeño pueblo de la Rusia Europea. A 400 km. De Moscú y 16 de la frontera con Bielorrusia, esta región después formaría parte de la U.R.S.S. Sin embargo sus padres se trasladaron a Nueva York en 1923, cuando Isaac tenía 3 años, por lo que nunca aprendió el idioma natal. El también bioquímico fue más que un escritor, ganó varios premios Hugo y múltiples honoris causa por diferentes universidades en su honor se nombró al asteroide (5020) Asimov y al cráter Asimov en el planeta Marte. Se crio en Brooklyn leyendo ciencia ficción, comenzó escribiendo y publicando en revistas Pulps a los 19, mientras estudiaba bioquímica en la universidad de Columbia donde se graduó obteniendo un posgrado en 1941 y un doctorado en 1948. Aplicando todos sus conocimientos para construir mundos imaginarios verosímiles, su obra más famosa es la Saga de la Fundación, que después combinó con su volumen de relatos de 1950 Yo, robot, en el que se basó Alex Proyas para su película protagonizada por Will Smith. Por otra parte El hombre bicentenario de 1976, fue adaptada 23 años después, dirigida por Chris Colombus y protagonizada por Robin Williams. De igual manera participó como asesor científico en Star Trek declarando que era el programa de ficción más inteligente para la televisión. “Una vez que tengamos conexiones de computadora en cada casa, cada una de ellas conectada a enormes bibliotecas, donde cualquiera pueda hacer cualquier pregunta y obtener respuestas y referencias de algún tema que te tenga interesado desde niño, no importará lo que digan los demás porque es en lo que tú estás interesado”. Dijo en una entrevista en el programa El mundo de las ideas en 1988. Agregando: “Puedes hacerlo en tu propio cuarto, a tu propia velocidad, a tu propia dirección, a tu propio tiempo. Entonces todo el mundo disfrutará aprender”. Para el escritor no era tan lejano el futuro, para visualizarlo se centraba en los elementos que le sugerían una proyección en el presente, los retrataba en sus ficciones, al punto que habló de estaciones espaciales para humanos, la creciente contaminación, el problema de la sobre población y la necesidad de trabajar en una educación electrónica así como el uso de aparatos electrónicos como los smartphones para comunicarse. A pesar de las distopías de las que hablaba en sus narraciones era un hombre optimista, igualmente crítico, que se definía como un humanista. En 1983 le practicaron una cirugía cardiovascular para colocarle un bypass, cuando se le realizó la transfusión de sangre resultó estar contaminada con VIH, provocando que esta enfermedad lo matara el 6 de abril de 1992.
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