El surgimiento hasta la ríspida relación con AMLO. 26 años de lucha del EZLN

Aunque el EZLN ha dejado de lado la lucha armada, manifestó su postura en contra del megaproyecto insignia del gobierno federal: el Tren Maya.

Foto: Twitter.

Jorge Ávila / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Durante la noche del 31 de diciembre de 1993 y el 1 de enero de 1994, contingentes de hombres encapuchados y armados tomaron las cabeceras municipales de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas, Oxchuc, Huixtán y Chanal, en el estado de Chiapas, en un sureste mexicano marcado por siglos de explotación, marginación y abandono institucional. Así, en el primer día de 1994, el país se despertó con la noticia del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Sin duda ese sería un año convulso en la recta final del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Hacia el final del siglo XX, esa fue la voz de los indígenas que por primera vez se hizo escuchar en el mundo entero y que significó un parteaguas en la lucha de los pueblos originarios por el respeto a sus derechos.

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De manera inmediata, el gobierno federal envió a las Fuerzas Armadas y los enfrentamientos entre los soldados y los indígenas rebeldes duraron 11 días, dejando decenas de muertos.

Han pasado 26 años de aquellos hechos, y a la fecha, aunque el EZLN ha dejado de lado la lucha armada, sigue firme en su postura crítica al gobierno, ahora encabezado por Andrés Manuel López Obrador, centrándose en el megaproyecto insignia de este gobierno: el Tren Maya.

La Primera Declaración de la Selva Lacandona

El primer comunicado formal del EZLN fue emitido el 1 de enero de 1994, la Primera Declaración de la Selva Lacandona. En el documento, los zapatistas hacen un breve recuento de las luchas del pueblo de México, desde la lucha insurgente por la Independencia hasta los movimientos sociales del siglo XX, y con todo ese ideario, y con sustento en el artículo 39 de la Constitución, que dice: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”, el EZLN declaraba formalmente la guerra al Ejército Mexicano, exigiendo además a los otros dos Poderes, Legislativo y Judicial, hacer lo propio para enderezar el rumbo del país.

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El EZLN, la lucha por la autonomía

Después de los primeros combates armados, las imágenes de los cuerpos de indígenas tzotziles, tzetzales, choles, tojolabales y mam, tendidos en el suelo al lado de sus fusiles de madera y reales, le dieron la vuelta al mundo.

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Las demandas de los indígenas eran claras y fáciles de entender: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Todas ellas quedaron impresas en la Declaración de la Selva Lacandona.

Entre las exigencias del EZLN estaba la reivindicación de la propiedad de los pueblos indígenas sobre las tierras que les habían sido arrebatadas durante siglos, un reparto equitativo de la riqueza y la participación de todas las etnias en la organización tanto del estado como del país.

A partir de ese momento, la figura que conseguiría tener sobre sí las miradas del mundo fue la del autodenominado Subcomandante Marcos, en su calidad de vocero, y suya forma de expresarse, tanto verbal como de forma escrita, sedujo a un amplio sector de la opinión pública, que empatizó con el movimiento insurgente. Muchos fueron los medios nacionales y extranjeros que llegaron a los Altos de Chiapas buscando una entrevista con Marcos.

Mientras negociaba la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari estaba bajo el escrutinio internacional, y por eso, a partir del 12 de enero de 1994 inició acertamientos para buscar una solución al conflicto, y así, mientras el gobierno señalaba que buscaba el diálogo, las incursiones y el asedio militar seguían sobre los indígenas alzados.

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Ya para el 16 de febrero de ese mismo año, con la mediación del obispo Samuel Ruiz, iniciaron las primeras conversaciones entre el EZLN y el gobierno federal, que culminaron con la firma, ya en 1996, de los Acuerdos de San Andrés sobre el “Derecho y cultura indígena”, mediante los cuales el gobierno, ya encabezado por Ernesto Zedillo, se comprometía a dar el reconocimiento constitucional a los pueblos indígenas y que éstos gozaran de autonomía.

Estas negociaciones igual dieron pie a la conformación del Congreso Nacional Indígena, en octubre de 1996.

Después de 6 años de enfrentamientos, asedio militar y negociaciones con el gobierno federal, en marzo de 2001, ya en el mandato de Vicente Fox, el EZLN organizó una movilización que sería histórica: la Marcha del Color de la Tierra, en la que, a lo largo de 37 días, cientos de indígenas y simpatizantes del movimiento recorrieron 13 estados de la República hasta llegar a la Ciudad de México. Esa fue la primera vez que el EZLN, con la vocería de Marcos, salió de la zona del conflicto.

En la capital del país se realizó el Tercer Congreso Nacional Indígena y la comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional encabezó un encuentro en la sede de la UNAM y dirigió un mensaje en el Congreso de la Unión, además de que el Subcomandante Marcos, el 11 de marzo, encabezó un acto que reunió a cientos de miles de personas en el Zócalo de la Ciudad de México.

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“México: No venimos a decirte qué hacer, ni a guiarte a ningún lado. Venimos a pedirte humildemente, respetuosamente, que nos ayudes. Que no permitas que vuelva a amanecer sin que esa bandera tenga un lugar digno para nosotros, los que somos el color de la tierra”, concluyó su discurso el Subcomandante ante la multitud concentrada en la plancha del Zócalo.

A partir de ese año el EZLN dejó de buscar interlocución con el Estado, esto porque el 25 de abril, todos los partidos políticos, incluido el PRD, aprobaron de maneras unánime una reforma constitucional mediante la cual se desconocían los Acuerdos de San Andrés.

En reacción a la medida política de los legisladores, el Ejército Zapatista creó las comunidades autónomas, Los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, como forma de autogobierno bajo el principio de “mandar obedeciendo”, modelo en el que se basa la organización de otras comunidades indígenas que han obtenido su autonomía, aunque no sin dificultades.

En estas comunidades se han formado maestros y médicos zapatistas, aunado ello a la construcción de escuelas y clínicas. Además, se elige en asambleas a los gobiernos locales, que a su vez designan a los gobiernos de Los Caracoles, todo lo anterior sin reconocer la autoridad del Estado mexicano.

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Ya para el mes de agosto de 2019, el EZLN dio a conocer que se había asumido el control de 11 territorios pertenecientes a 8 municipios chiapanecos, los cuales se sumaron a las 32 zonas de influencia zapatista que ya existían.

De acuerdo con el EZLN, 4 de estos territorios se organizaron como municipios autónomos gestionados por sus propios habitantes, en tanto que otros 7 se erigirían como Caracoles, o sea, albergarán órganos regionales de gobierno indígena.

A este respecto, el Subcomandante Moisés dio a conocer que esta expansión es fruto de un trabajo que se ha estado desarrollando desde octubre de 2016, cuando el EZLN llegó a la determinación de “pasar a la ofensiva en defensa del territorio y de la Madre Tierra”.

Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio la bienvenida a estos nuevos municipios, destacando que “trabajan en beneficio de las comunidades y pueblos indígenas”; sin embargo, el EZLN no ha dejado de mostrar desconfianza en el actual gobierno, al cual no consideran de izquierda, sino de centro, lo que, dicen, significa que es sólo una “derecha moderada”.

Andrés Manuel y el EZLN: 15 años de rispidez

La relación entre Marcos y Andrés Manuel López Obrador se tornó ríspida en 2005, cuando el tabasqueño se perfilaba por primera vez rumbo a la candidatura presidencial por el PRD.

En ese entonces, Marcos publicó un escrito titulado “La (imposible) geometría del poder en México”, en el que señala que el proyecto de AMLO no era de izquierda, sino de centro, y “el centro no es más que una derecha moderada”. A partir de ahí los encontronazos entre ambos líderes han sido variados.

Ya para 2006, el EZLN organizó La Otra Campaña, mediante la cual, miembros del movimiento recorrieron diferentes estados del país para escuchar a la gente y hacer alianzas con otros movimientos de izquierda no electorales, con el llamado a no votar.

Ante la escasa diferencia de 0.56 por ciento de los votos que le dio a Felipe Calderón un cuestionado triunfo en la elección presidencial, Andrés Manuel López Obrador acusó que las acciones antielectorales de los zapatistas habían incidido en su derrota, y aunque Marcos reconoció que AMLO había sido víctima de un fraude, calificó como una “estupidez” el que el tabasqueño culpara a La Otra Campaña de su derrota.

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Ya en noviembre de 2011, antes del arranque de las nuevas elecciones para buscar la Presidencia por segunda ocasión, AMLO invitó al Ejército Zapatista a “rectificar” su postura: “Les pido que lo reflexionen libremente, que no se vuelva a cometer el error de 2006, de descalificar, porque sin que se lo propusieran, el que nos descalificaran y decir que éramos lo mismo, ayudó a la derecha”, señaló.

A lo anterior, Galeano (antes Marcos) señaló que a AMLO le faltaba madurez para reconocer sus propios errores políticos, incluso comparó su discurso de república amorosa como más cercano a los autores de libros de autoayuda Gaby Vargas y Cuauhtémoc Sánchez que al del pensador mexicano Alfonso Reyes.

Ya en 2016, el EZLN planteaba la posibilidad de lanzar una candidatura indígena a la Presidencia de México, lo que de inmediato fue criticado por AMLO al señalar que en las dos elecciones anteriores el llamado zapatista había sido a no votar, pero ajustó su discurso y limitándose a decir que el sector representado por el EZLN también tenía derecho a contender. Fue así que, en 2018, el Consejo Nacional Indígena buscó la candidatura presidencial de María de Jesús Patricio, Marichuy, lo que les valió de nuevo las críticas del tabasqueño, cuyo partido, Morena, acusó que era una estrategia para quitarle votos. Al final Marichuy no obtuvo las firmas necesarias y el CNI declinó de participar en la contienda, pero señalaron que ellos, como zapatistas, no apoyarían la tercera campaña de AMLO.

Luego del triunfo de López Obrador, los subcomandantes Galeano y Moisés publicaron un desplegado en el que señalaron que el nuevo gobierno sería una decepción para el pueblo de México, incluso escribieron que, aunque se había cambiado de capataz, el “finquero” era el mismo.

Negativa zapatista a los megraproyectos obradoristas

Desde que López Obrador dio a conocer el proyecto del Tren Maya, una de las obras insignia de su gobierno, el EZLN señaló como una farsa la consulta celebrada para buscar la aprobación de las comunidades.

Por medio de un comunicado, el EZLN, el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Consejo Indígena de Gobierno (CIG) aseguraron que el gobierno federal “entrega los territorios indígenas al gran capital industrial y turístico” encargado de reconfigurar el país para dejarlo a merced del capital multinacional. Además calificaron las políticas sociales del mandatario como la “Cuarta Aniquilación”, y advirtieron que seguirán resistiendo “la nueva era”.

Durante el Foro en Defensa del Territorio y la Madre Tierra, celebrado el 21 y 22 de diciembre de 2019 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, los indígenas zapatistas advirtieron: “La ‘Cuarta Aniquilación’ va a destruir todo, va a haber mucha tristeza, pero a nosotros nos da coraje y rabia ver cómo siguen engañando a nuestros hermanos; la situación que viene con el nuevo gobierno que es de despojo. Por eso, ante esto, sólo nos queda resistir y enfrentar la guerra de la Cuarta Aniquilación”, dijo uno de los asistentes.

Los zapatistas aseguraron que el enemigo los va a perseguir, acosar y hasta a matar, por lo que urge una “organización verdadera” donde se luche por la vida de los pueblos indígenas.

Por su parte, la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas rechazó la consulta ciudadana que convalidó la construcción del tren por no informar a la ciudadanía de los efectos negativos en lo ecológico y lo económico, sólo de los posibles beneficios.

Foto: Tren Maya.

Cabe recordar que, al inicio de su mandato, López Obrador recibió de manera simbólica el “bastón de mando” que lo reconocía como líder de las comunidades indígenas, sin embargo el rechazo del EZLN a sus políticas sigue firme.

Incluso López Obrador organizó una ceremonia a mediados de diciembre de 2018, en la que, acompañado por líderes de pueblos maya, chol, tsotsil, tseltal, tojolabal, mam, lacandón y otros, mediante rezos de sacerdotes indígenas, el entonces recién nombrado presidente pidió permiso a la Madre Tierra para construir el Tren Maya, a lo que, según AMLO, la Madre Tierra accedió.

Ante esto, el 1 de enero de 2019, en el aniversario del EZLN, el Subcomandante Moisés señaló: “Eso de que disimula que agarra nuestros modos, nuestras costumbres, que pide permiso a nuestra Madre Tierra; nos está diciendo, ‘dame permiso, Madre Tierra, para destruir a los pueblos originarios’, eso es lo que dice eso, le hace falta entender a esos otros hermanos pueblos originarios. Eso es lo que está haciendo ese señor, nosotros no lo creemos. Sólo porque la Madre Tierra no habla, si no se lo dijera ‘¡Chinga tu madre!’, porque la tierra no habla, si fuera, ‘¡no, vete a la chingada!’”.

En repuesta, AMLO hizo un llamado a Galeano y al EZLN a "no dividir al país" y a trabajar juntos para sacar adelante a México. Luego publicó una fotografía tomada en 1994, año del alzamiento en armas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, junto al Subcomandante Marcos, hoy Galeano.

La fotografía, divulgada en sus redes sociales, la acompañó con el siguiente texto: “Ayer me regalaron esta foto que fue tomada en 1994 en Guadalupe Tepeyac, Las Margaritas, Chiapas. En esa ocasión el tema fue conseguir la paz. Yo sólo recuerdo que ‘una imagen vale más que mil palabras’”.

2020, la postura zapatista se mantiene

En su mensaje por el 26 aniversario del Ejército Zapatista, el Subcomandante Moisés fue enfático: el EZLN se opone al megaproyecto del Tren Maya.

“La hidra capitalista, la bestia destructora, busca otros nombres para esconderse y atacar y vencer a la humanidad, y uno de esos nombres detrás de los que se esconde la muerte es ‘megaproyecto’. ‘Megaproyecto’ quiere decir destruir todo un territorio. Todo. El aire, el agua, la tierra, las personas.

“Con el megaproyecto la bestia se zampa de un bocado pueblos enteros, montañas y valles, ríos y lagunas, hombres, mujeres, ‘otroas’, niños y niñas. Y ya que acabó de destruir, la bestia se va a otro lado y hace lo mismo”.

Y más adelante dice: “Hace un año, en diciembre de 2018, el capataz que ahora manda en la finca que se llama México, hizo una simulación de que le pidió permiso a la Madre Tierra para destruirla. Entonces se consiguió unas cuantas personas disfrazadas de indígenas y pusieron en la tierra un pollo, trago y tortillas.

“Así cree el capataz que la Madre Tierra le da permiso para matarla y hacer un tren que debería llamarse como su familia del capataz.

“Y además el capataz no se quedó ahí, también retó a todos los pueblos originarios y dijo que no le importa lo que pensamos y sentimos, que ‘les guste o no les guste’ a los indígenas, él va hacer lo que le ordenó su patrón, o sea el mandón, o sea el gran capital.

Igualito que los capataces que había cuando Porfirio Díaz.

“Y así dijo, y así dice, porque hace pocas semanas hizo otra simulación de una supuesta consulta donde sólo informó que hay muchas cosas buenas de los megaproyectos, pero no dijo de todas las desgracias que traen esos megaproyectos para la gente y para la naturaleza.

Y como quiera sólo unas pocas personas participaron de esa consulta diciendo que sí quieren los megaproyectos”.

26 años y fortalecido

Sólo un año de mandato de Andrés Manuel López Obrador bastó para que grupos, colectivos y organizaciones que habían apostado a su gobierno se reencontraran con sus antiguos aliados del EZLN.

Durante diciembre de 2019, miles de personas de distintas partes de México y el mundo se concentraron en los Altos de Chiapas para participar en eventos de cine y arte, de lucha agraria y por la defensa del territorio, así como encuentros con perspectiva de género.

En ese marco, los zapatistas y sus simpatizantes analizaron los megaproyectos lopezobradoristas y las alianzas de la Cuarta Transformación con empresarios como Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, vinculados a proyectos mineros, energéticos, hidráulicos e inmobiliarios.

El 21 y 22 de diciembre, en San Cristóbal de las Casas tuvo lugar el Foro en Defensa el Territorio y la Madre Tierra, que congregó a colectivos del campo y la cuidad de 24 estados del país.

En esa reunión acusaron al gobierno federal de suplantar su voluntad a través de “consultas engañosas” para “imponer por la fuerza el mal llamado Tren Maya, que entrega los territorios indígenas al gran capital industrial y turístico”; acordaron articularse para defender su territorio, ser autosustentables y fortalecer un sistema de vida en un modelo económico distinto al capitalista.

Por otro lado, a la Reunión de Mujeres que Luchan, entre el 26 y 29 de este mes, en una de las cañadas del municipio de Altamirano, en la entrada a la Selva Lacandona, 4 mil asistentes mujeres de 49 países también cuestionaron el impacto que en este sector de la sociedad tiene el modelo económico capitalista y los proyectos basados en la extracción de recursos naturales.

Así, el 31 de diciembre, en la celebración de los 26 años de que el EZLN salió a la luz, la dirigencia del grupo insurgente, en voz del Subcomandante Insurgente Moisés, reivindicó el sentido de su lucha para crear mejores condiciones de vida, su rechazo al sistema capitalista y la construcción de nuevos modelos de desarrollo basados en la autogestión y autonomías que recuperan saberes de los pueblos originarios.

En este sentido, ante una audiencia conformada principalmente por milicianos zapatistas, Moisés sostuvo: “Nos hemos mantenido firmes en construir algo nuevo. Hemos tenido fallas y errores, es cierto. Seguramente haremos más en nuestro largo camino, pero nunca nos hemos rendido, nunca nos hemos vendido, nunca hemos claudicado (…) y cada vez somos más. Tenemos un proyecto de vida, en nuestras comunidades florecen escuelas y clínicas de salud, y se trabaja la tierra en colectivo.

“Y en colectivo nos apoyamos, somos pues comunidad, comunidad de comunidades. Y seguimos firmes en el cumplimiento de nuestro deber como pueblos guardianes de la madre tierra”.

Les falta información: AMLO

En respuesta a las críticas del EZLN al proyecto del Tren Maya, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que lo que les falta es información.

"No tienen toda la información", dijo, y sostuvo que las acciones instrumentadas por su gobierno han beneficiado "como nunca" a las comunidades indígenas, dejando atrás el uso político e ideológico que se hacía de ellas.

Durante su primera mañanera del año, López Obrador dijo no tener problema de conciencia porque hay congruencia en su actuación, que se orienta por una visión forjada en 42 años que ha tenido de vida pública. "No soy un oportunista", dijo antes de mencionar que las demandas serán atendidas.

"De todas maneras que no esperen nuestros adversarios de izquierda y derecha que actuemos de manera autoritaria. No somos iguales, somos pacifistas, partidarios de la no violencia, así triunfamos. Cuando pensaban algunos que era imposible lograr un cambio, sin el uso de las armas, nosotros insistimos que se podía lograr la transformación sin la violencia".

Señaló que ya es tiempo de ir más allá de sólo analizar la realidad, hay que transformarla, "no sólo estar administrando la pobreza, la marginación, sacando provecho de la pobreza sin hacer nada para transformarla. Muchos se dedican al análisis de la realidad, pero no a transformarla. Hay organizaciones que hasta reciben dinero para eso y se la pasan mucho muy bien administrando la pobreza".

Dijo que su gobierno está instrumentando políticas para enfrentar esta condición porque "está en marcha la Cuarta Transformación".

Acteal, la herida que sigue abierta

El 22 de diciembre de 1997, un grupo paramilitar atacó a indígenas tzotziles que oraban en una pequeña iglesia protestante en la localidad de Acteal, municipio de Chenaló, en Los Altos de Chiapas.

El resultado de la masacre fue 45 personas muertas: 16 niños, niñas y adolescentes; 20 mujeres y 9 hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas. Todos ellos fueron masacrados por alrededor de 90 paramilitares a sólo 200 metros de un retén de la Policía.

Desde un principio, el gobierno dijo que esto había sido fruto de disputas de carácter étnico entre las comunidades de la zona, aunque grupos defensores de derechos humanos siempre sostuvieron que había sido obra de un grupo paramilitar para debilitar a Las Abejas, organización zapatista de ese municipio, y es que en la escena del ataque fueron encontrados casquillos de armas de uso exclusivo del Ejército, lo que hizo suponer que mandos militares habían armado a los civiles, y esta versión fue reforzada por testimonios de pobladores.

A raíz del hecho, 100 personas, en su mayoría indígenas, fueron recluidos en una cárcel de Tuxtla Gutiérrez. Entre ellos estaban 8 policías que habían facilitado la masacre, a decir del obispo Samuel Ruiz. Ellos fueron condenados a penas de 3 años pero pronto salieron libres. De los demás detenidos, en muchos de los casos no se encontraron restos de pólvora que acreditaran que habían disparado, y en total, hasta principios de 2012, la Suprema Corte había ordenado la liberación, en tres casos distintos, de 36 personas acusadas y sentenciadas por el caso Acteal, bajo el mismo criterio de invalidar las pruebas presentadas por la PGR; actualmente todos los detenidos ya han sido liberados y el asesinato de 45 indígenas quedó impune