Mateo Calvillo Paz En las campañas electorales asistimos a una guerra de palabras, sin contacto con la realidad. Es agilidad mental para descontar al otro y envolver a los humildes. Los candidatos en las campañas electorales, los portavoces y jefes de partido, hacen pensar en los merolicos y payasos de las plazas. Que hablan y hablan para atraer a la gente y, finalmente, sacarles algunos pesos. Hay que leer entre líneas, percibir los valores que persiguen, los intereses de los líderes y sus grupos. Hay quedetectar si ellos buscan el bien común de los mexicanos o valores ajenos como poder, dinero, fama. En el tono del discurso se lee la verdad o el engaño. Hay que leer el lenguaje no hablado: la expresión corporal, hastael ambiente y las personas que rodean al orador. Todo el conjunto tiene un mensaje por sí solo. Las campañas, un momento importante en la vida democrática y en la gestión gubernamental, deben construirse sobre valores trascendentes, universales. Aquí consideramos la verdad, ésta es la coherencia entre el discurso y los verdaderos intereses de individuos y partidos.Necesitamos tener criterio para conocer la calidad moral, honestidad, sinceridad de quienes hablan en los altavoces. La verdad es coherencia entre las palabras y su contenido, hay que saber distinguir la verdad de la mentira. Hay afirmaciones, spots que son mentirasflagrantes, como el que reza: “Morelia está mejor que nunca”. Miente la autoridad cuando presenta sólo los logros y oculta los fracasos y vicios. La sabiduría de Dios, que se manifiesta plenamente en Jesucristo que nació para servir a la verdad, nos invita a conocer la verdad, a creer en la verdad, a obedecer a la verdad. Sin la verdad las elecciones de gobernantes y la gestión pública se fundamentan sobre el vacío, construimos el reino de la falsedad y la mentira. Esto nos impide progresar avanzar y salir de la corrupción, impunidad. Cuando conocemos y practicamos la verdad construimos sobre cristal de roca, el mundo es sólido, puro, transparente, feliz. Si la clase dirigente vive en su burbuja, en su mundillo de intereses egoístas y partidistas, desconectada de la realidad, distanciada de los verdaderos problemas de México, si planea muy alto, por encima de la situación, necesita la conversión moral. Los candidatos a servidores públicos deben estar libres de mentira, de engaño, de argumentaciones sofistas, de retórica que presenta falsedades con apariencias de verdad. Pero los de abajo, las mayorías pobres e inconformes también necesitan conversión, creer a la verdad, conocer la verdad y obedecer a la verdad. Con todas sus cualidades el mexicano es una persona que transa, que miente. Tal vez por eso tolera, los escándalos increíbles de gobernantes. Debemos construir un futuro digno, fincado sobre la verdad. De nosotros depende hacer la verdad en la convivencia social y en la gestión del gobierno. Debemos buscar la verdad en todo. La verdad es un criterio para conocer a los candidatos y saber quién obedece a la verdad y busca realmente el Bien Común, de todos los mexicanos. Es la honestidad, transparencia. Así podemos distinguir entre los candidatos, falsos mesías, que se buscan a sí mismos, el poder, el dinero y la fama teniendo como meta y como centro su ego. Conoceremos a quienes realmente quieren servir a las multitudes pobres, a la persona humana, buscando el bien común, siendo capaces de sacrificar sus ventajas personales. Para eso hay que despertar y tomar parte en la vida democrática, y búsqueda del bien común. La solución no es quedarse al margen, no votar. Hay que seguir a los candidatos y conocer su verdad, buscar en ellos la excelencia personal, elegir a los mejores de los mexicanos. Vencer intereses mezquinos. Hay que conocer sus propuestas, su persona, su pasado honesto o criminal. Hay que conocer el partido, la gente que lo rodea, igualmente sus realizaciones y sus yernos en el pasado, si individuos y partidos tienen crímenes escandalosos y si asumen su responsabilidad, si obedecen a la verdad y hacen justicia. El candidato puede ser muy bueno pero el partido que lo presenta puede ser corrupto y proteger a los criminales de sus filas. ¡Conviértanse! Clama Jesucristo. Se puede traducir así: ¡despierten! Asuman su responsabilidad para salir de