El Universal / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Desde hace más de cuatro años el Estado mexicano supo que la operación de compraventa del avión presidencial José María Morelos y Pavón TP-01 representaría una pérdida para la nación de hasta 137 millones de dólares sobre su precio de compra, que se concretó en 2012 y que ascendió a 218.7 millones de dólares; fue un mal negocio. El entonces presidente Enrique Peña Nieto ordenó en septiembre de 2015 realizar un estudio sobre la factibilidad de la venta del Boeing 787-8 Dreamliner, construido en 2009 y que el fabricante había usado como avión de pruebas. La firma británica Ascend Flightglobal Consultancy alertó del riesgo de no concretar la venta en 12 meses y proyectó su depreciación en la aviación privada y comercial. En 2018 EL UNIVERSAL publicó que expertos advertían que la venta no convenía financiera ni operativamente, que su valor bajaba entre 5% y 8% al año y que se podría vender por 30% de su valor original.