Redacción / La Voz de Michoacán Angulema, Francia. El viernes 31 de enero los stands del festival de Angulema, al sur de Francia, el cuál es el más prestigioso dentro del noveno arte en toda Europa, estaban prácticamente desiertos, salvo la participación de algunos autores extranjeros. Esta situación no estaba planeada de esa manera, sino para que fuera un espacio en ebullición donde los artistas se encontraran con sus fans provenientes de todos los rincones del continente. Pero los creadores se han hartado de su situación y, después de muchos años de silencio y transigencias, han decidido hacer boicot y huelga en busca de mejorar su situación laboral. Este caso estalló en medio del Festival por lo que el Presidente de la nación francesa y el Ministro de Cultura de la localidad decidieron no asistir al festival que beneficiaría a la reivindicación de la labor de los ilustradores y su industria, que comparada con la del resto del mundo tiene condiciones inigualables, sin embargo hace falta una mejor distribución de las ganancias, así como un apoyo en conjunto de las instancias gubernamentales que pueden terminar con la situación de pobreza para los escritores e ilustradores. El informe Racine revela que el 53% de los autores de cómics del país viven por debajo del salario mínimo, lo que se traduce en un 50% de historietistas con un nivel económico por debajo del umbral de pobreza, y que las más afectadas son las mujeres y los jóvenes. Al recoger el prestigioso premio Goscinny los autores Fabien Vehlmann y Gwen de Bonneval subieron al escenario junto con un centenar de artistas y leyeron un extracto sobre la precariedad. “A algunos autores se les está pagando 4.000 euros por producir 200 páginas, el equivalente a dos años de trabajo. Algunos de ellos están en esta selección”. Sin duda este es un momento muy apropiado para que haya surgido la chispa del sector del arte, en el que hay una tendencia histórica al individualismo y a la falta de camaradería o movimiento sindical. Con sus sectores más y menos encendidos, Francia lleva ya dos meses encendida por las huelgas por la famosa reforma de las pensiones. El saldo del pasado 2019 ha dejado al menos 2.448 manifestantes heridos y once muertos, y cuando parece que el movimiento se va a extinguir salen los bomberos a luchar contra la policía.