Arturo Molina / La voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La participación de las mujeres en actividades delincuenciales sigue latente y ha crecido en Michoacán. Si bien no se han dado a conocer cifras precisas en torno a la participación de féminas en ilícitos, se reconoce que cada vez es más común el envolvimiento de este sector de la población en el crimen organizado y en otro tipo de actividades delincuenciales, “empujadas” en la mayoría de los casos por la misma espiral de violencia, el machismo y las condiciones de pobre desarrollo social en la entidad. La falta de condiciones económicas adecuadas, la discriminación, la violencia en el seno familiar y la necesidad de sacar a sus familias adelante y la presencia de grupos que las “enganchan” serían las principales causas que mueven a las mujeres a incursionar en la delincuencia, reconocen dependencias estatales tanto en materia de igualdad sustantiva como de procuración de justicia. La Seimujer y la Fiscalía General del Estado advierten que este tipo de información, con mujeres siendo partícipes cada vez en mayor número de actos delictivos, se debe de manejar cuidado para evitar revictimizar a las féminas, no obstante, también advierten que además de la pobreza, las adicciones y otros factores han incidido para que un número cada vez mayor, aunque no determinado, de mujeres se involucre. En diferentes multihomicidios, incluyendo en la ciudad de Uruapan, se han detectado los cuerpos de mujeres que, según las investigaciones habrían estado dentro de la disputa de grupos del crimen organizado por los territorios. Es así que este fenómeno arrastra y desconoce en su espiral si quienes participan de las actividades o de las víctimas son hombres, mujeres o incluso menores de edad, de acuerdo con lo mencionado por autoridades estatales. Nuria Gabriela Hernández Abarca, titular de la Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres Michoacanas (Seimujer), ha referido que las adicciones a drogas son el principal motor que incide en que las mujeres delincan. Asimismo, uno de los patrones de comportamiento que se observa, es que las mujeres no son ‘compradoras naturales’ de drogas, sino que son iniciadas y abastecidas por hombres, quienes incluso en muchos casos las obligan a hacerlo en un principio. “Siempre ha sido así, sólo que ahora se visibiliza mucho más. El consumo de drogas en las mujeres, ha aumentado: la primera droga es el alcohol seguido de la marihuana, las mujeres no son compradoras de la droga sino iniciadas en las adicciones por hombres y puede ser uno de los factores por lo que mujeres estén delinquiendo”, reconoció la funcionaria. “Nosotros hemos recibido pocas mujeres, sólo como cuatro porque llegan al sector salud. Es uno de los puntos que estamos trabajando para que se creen refugios especializados porque es diferente el tratamiento”, señaló Nuria Gabriela Hernández. En Michoacán, en el 2019 se cometieron más de 50 mil delitos, de los cuales no hay una cifra especifica de en cuántos participaron mujeres como autoras o cómplices. La falta de información en las carpetas de investigación, suele ser incluso una constante, según han denunciado colectivos como Observatorio Cuidadano. Actualmente en el sistema penitenciario de Michoacán, de los más de 5 mil internos, poco más 250 corresponden a mujeres. Es decir, apenas un 2 por ciento de la población real de los centros penitenciarios sería del sector femenino. Al igual que en otro tipo de indicadores, Michoacán no se encuentra muy alejado de la media nacional en este término. El último estudio realizado en torno a la participación de mujeres en la delincuencia data de 2009. “Diagnóstico sobre la incidencia de los delitos cometidos por las mujeres privadas de su libertad procesadas y sentenciadas”, publicado por el Congreso de la Unión y trabajado, precisamente, por Nuria Gabriela Hernández Abarca, revela que los tres delitos de mayor incidencia atribuidos a las mujeres son los de materia de narcóticos, en segundo, robo y en tercero, lesiones. “Existen diversas hipótesis sobre este punto, entre las que se encuentran, por ejemplo, que las mujeres, al no encontrar una mejor opción para obtener recursos económicos, arriesgan su propia libertad e, incluso, en ocasiones ignoran que se trata de una conducta ilícita. En otras se da el caso de que las mujeres actúan contra su propia voluntad al ser obligadas a cometer el hecho delictivo, generalmente, por la presión ejercida por personas del sexo masculino. También sucede que, sin mediar coacción alguna, actúan los instrumentos de control informal que hemos comentado y éstos facilitan que ellas cometan ilícitos sólo porque un hombre se los solicita”, destaca el estudio. Cuestionado por la situación, el fiscal Adrián López Solís destacó que la violencia contra las mujeres sigue latente, en tanto que participación de las mujeres en la delincuencia se encuentra ligada a las complicaciones económicas, culturales y sociales a las que se enfrentan todos los días las mujeres. “Sí ha habido participación, principalmente en la distribución de sustancias adictivas, pero no todo es así. Es una cifra que no se puede manejar porque son ilícitos que aún están en investigación. Lamentablemente la pobreza, la disfuncionalidad, la desintegración familiar y las necesidades de las mujeres para sacar adelante a sus hijos inciden”.