José Luis Ceja Guerra / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. Con el argumento de que no hay suficientes contenedores de basura, comerciantes y paseantes han optado por utilizar las márgenes del Río Jiquilpan para la disposición final de sus residuos sólidos en detrimento de la imagen urbana y del ecosistema de este afluente. El problema se genera justo en la confluencia que forma la calle Hilario de Jesús Fajardo y el Río Jiquilpan, cuyo espacio es utilizado para depositar la basura que se genera al interior de los comercios y las viviendas cercanas, lo que ha causado ya el malestar de organizaciones sociales y ecológicas, como Guardianes del Ambiente, ya que, a decir de esta organización integrada por jóvenes de este municipio, se están generando afectaciones cuyas consecuencias se verán a corto plazo. El Río Jiquilpan es un cuerpo de agua estacional que permanece a su mínima expresión durante los meses de estiaje, pero durante la temporada de lluvias, regularmente a partir del mes de mayo, las descargas de agua generalmente ocasionan desbordamientos en la parte oriente de la ciudad y en la zona ejidal de la tenencia indígena de Totolán, donde además de los daños físicos a las parcelas, se genera un esquema de contaminación que pone en riesgo la comercialización de los granos. Vecinos de esta zona argumentan la falta de contenedores en el Centro y las plazas públicas como uno de los motivos para tirar su basura en este espacio, además de la falta de unidades de recolección de aseo público y la prohibición por parte de las autoridades municipales de la operación de los “tamberos”, esto es, particulares que realizaban la labor de recolección a cambio de propinas. El tema de la disposición final de los residuos sólidos ha sido uno de los grandes retos para las administraciones municipales durante las últimas dos décadas, pues la falta de una correcta planeación y una deficiente operación han generado que varias ocasiones las arcas municipales hayan tenido que hacer pagos ante las multas por el incumplimiento de las normativas ambientales. Grupos ambientalistas locales ya denunciaron la problemática. Foto, José Luis Ceja. Actualmente los municipios de Jiquilpan, Sahuayo, Villamar, Cojumatlán y Venustiano Carranza se integran en un esquema intermunicipal para la solución a la disposición final de los residuos sólidos bajo el esquema de Asociación Público-Privada (APP), con una inversión estimada de 266 millones de pesos, con 20 millones destinados a la clausura de los cinco tiraderos a cielo abierto con que cuenta esta región, toda vez que los municipios de Jiquilpan, Sahuayo, Venustiano Carranza, Villamar y Cojumatlán observan una cobertura insuficiente en el servicio de recolección y los sitios de disposición final no cumplen con la normatividad ambiental en cuanto al control de lixiviados o la emanaciones de biogás. La integración a este proyecto, de acuerdo con datos de las comisiones unidas de Fortalecimiento Municipal y Límites Territoriales y de Hacienda y Deuda Pública, autoriza la afectación de participaciones federales que le correspondan a estos municipios por el equivalente de hasta un cinco por ciento del total de las mismas por un período de hasta 30 años. En lo que respecta al tiradero que comienza a generarse en el Río Jiquilpan, las organizaciones ambientalistas han llamado a las autoridades locales a llevar a cabo la aplicación de sanciones que disuadan esta actitud de los vecinos del lugar.