Imelda es madre, esposa y una valiente bombera de Morelia

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El peligro, los pesados horarios laborales y otros obstáculos no han impedido a Imelda Alcaraz cumplir su sueño de ser bombera y ayudar a la ciudadanía.

Día con día se alista para una jornada llena de peligros y sobresaltos, pero en donde el bien a la sociedad es lo primero. Debido al tradicionalismo todavía imperante reconoce que, como mujer, ha tenido que sortear una mayor cantidad de pruebas que la han colocado en un puesto donde hasta hace años, era exclusivo para los varones.

Imelda es madre de familia, esposa y bombera. Desde hace ya casi cinco años se integró a las filas de los bomberos de Morelia en la Coordinación Municipal de Protección Civil, desde donde apoya con su esfuerzo a todos los morelianos.

El trabajo es pesado, literal. Sólo el equipo de bombero le pesa más de 15 kilos, aunado al resto de herramienta que tiene que portar durante las emergencias al interior y exterior de la zona urbana. A esto se le suma lo más importante: poner la vida en la línea de fuego, pero las lesiones sufridas durante las faenas de rescate no le han asustado.

Ya no es la única. En los últimos años ha visto crecer poco a poco el personal femenino en la Estación de Bomberos, lo que interpreta como una conquista de las mujeres para alcanzar puestos de alta responsabilidad, riesgo e importancia para la sociedad, porque apagar incendios está sin duda entre los oficios más riesgosos.

En entrevista para La Voz de Michoacán, Imelda contó que como ella, muchas mujeres han llegado a puestos donde existe un gran riesgo inherente para demostrar que son igual o más capaces –¿y por qué no?, temerarias- que los compañeros hombres. Lo ha demostrado, se ha ganado su lugar con su trabajo y su responsabilidad a prueba de llamas. Al menos en el caso de la Estación de Bomberos, nunca ha sido agredida o discriminada por razón de género.

“Aquí tengo desde el 2015. Mi hermana estaba dentro de las emergencias y la veía que me contaba sus historias y yo quería ser como ella. Al principio no puse un ‘stop’, solamente quise hacerlo y lo hice, para mí no fue un límite”, relató.

Sobre el cuerpo de bomberos, aseguró que los tradicionalismos y roles de género se dejan de lado: “en esta parte todos somos iguales y a todos nos tratan de la misma manera; tenemos que hacer lo de un hombre y ellos también tienen que hacer de lo nuestro, porque aquí hay que cocinar, que barrer, hay que tender camas, lavar trastes”.

Es madre de un bebé de pocos meses de nacido. Asevera que por lo anterior cada día de trabajo en el rescate de civiles y la atención a contingencias lo toma con la mayor seriedad posible, quiere ayudar, pero también quiere regresar a casa sana y salva. Ha encontrado en su familia y su esposo, el apoyo necesario para continuar desempeñándose como bombero.

Recuerda muchos momentos impactantes en sus 5 años como vulcana. Destaca uno en especial, cuando junto con sus compañeros tuvieron que atender el nacimiento de un bebé en una vivienda al poniente de Morelia.

Debido a la escasez de ambulancias y servicios médicos en esa zona de la ciudad, los bomberos tuvieron que garantizar el alumbramiento y el posterior traslado de la mujer y el recién nacido para su valoración médica, en lo que se convirtió en uno de los momentos más impactantes u emotivos de su profesión.

“Aquí trabajamos 24 por 48, mi esposo me ayuda con mi bebé… o mi mamá. Saliendo de aquí veo todo lo de mi casa”, narró.

“Les pido a las mujeres que no se limiten, es una profesión muy bonita y nos ayuda a crecer como mujeres, no es solamente para hombres. Me parece que llegamos un progreso en la mentalidad no solo con los hombres sino con las mujeres, que luego se limitan a cosas que siempre podemos hacer”.