El Universal / La Voz de Michoacán Ciudad de México. "Me rompe el corazón. Porque él no puede entender por qué no he ido a verlo" dijo a NBC News Bonnie Polin, una mujer de 78 años que se ha convertido en víctima colateral del nuevo coronavirus y de la prohibición de visitas en asilos estadounidenses por temor a la propagación de la enfermedad. Bonnie no podrá ver a su esposo Gerald, de 83 años, quien está en etapa terminal de Parkinson. El suyo es uno de múltiples casos reportados en Estados Unidos. Bonnie conduce todos los días para ver a su esposo, quien está en un asilo en Portland, Oregon para desayunar con él y contarle historias que probablemente no recordará. Autoridades en el Avamere Crestview of Portland, asilo donde descansa Gerald, un siquiatra retirado, decidieron cerrar sus puertas tras el reporte de que en otro hospital se contagiaron 18 residentes con el Covid-19. "Cariño, no podré verte por algún tiempo" le dijo Bonnie a Gerald; le explicó que hay un virus mortal que se está propagando en Estados Unidos, sin saber realmente si él podía entenderle. "No sé cuándo te veré de nuevo", añadió. Luego le dio un beso, sin obtener respuesta de su esposo, y se fue, según contó a NBC. La pareja ha estado junta por 58 años y raramente se han separado uno del otro. "Me enamoré de él porque es muy inteligente, y ahora está en el final de su enfermedad de Parkinson", dijo Bonnie para la cadena noticiosa, añadiendo que luce "tan guapo como siempre". Las medidas en los asilos se tomaron para evitar que la comunidad más vulnerable ante el virus, como lo pueden ser los ancianos, sufra infecciones y eventualmente la muerte. Los adultos mayores con precondiciones médicas son las principales víctimas fatales del Covid-19, que suele provocarles insuficiencias respiratorias. Richard Polin, hijo de la pareja, es neurocirujano. Él y su madre ingresaron a Gerald al centro para ancianos esperando que allí recibiera el mejor de los cuidados y atención médica, y poder visitarlo con frecuencia. Sin embargo, jamás esperaron que una epidemia internacional los separara, según información del medio. Las familias que han sido separadas por el virus temen no ver a sus seres queridos ante la gravedad de su salud. Algunas de ellas van a los asilos que les permiten al menos verlos a través de una ventana. No hay una fecha límite para la prohibición de las visitas. Miles de familias esperan que la separación termine pronto. "Al final del día, podría ser más difícil para los que están afuera del asilo que para quienes están adentro", admitió Yvonne Michael, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Drexel, en Philadelphia, en declaraciones a NBC. "Para las familias que están afuera, la sensación de desesperanza, de no poder estar con su ser querido que los necesita, puede ser devastador", detalló. "Era un placer estar con él. Ese es mi problema ahora, tuvimos una gran vida juntos y no quiero que se vaya" aseguró Bonnie.