"Dejar de consumir aguacate no afectará a los cárteles, sino a las zonas rurales pobres"

El «oro verde» ha sacado de la pobreza a agricultores michoacanos, pero también ha llamado la atención del crimen organizado.

Foto: La Voz de Michoacán.

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. No solo el guacamole es importante en la época de Superbowl, que el año pasado logró importar la cantidad récord de 953 millones de kilogramos, si no que el aguacate es uno de los productos que simbolizan el comercio en la frontera sur de Estados Unidos.

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El llamado ‘Oro verde’ es el claro ejemplo del crecimiento comercial que se suscita en el Río Bravo, a pesar de la política migratoria del Presidente Donald Trump. Pues las exportaciones del fruto han logrado que mexicanos de las zonas rurales salgan de la pobreza, específicamente en el estado de Michoacán, reduciendo considerablemente la necesidad de migrar a Estados Unidos.

Sin embargo, esta situación ha llamado la atención de los grupos de delincuencia organizada, quienes se han dedicado a extorsionar a los productores de aguacate, logrando cobrarles por cada kilo que se exporta.

Los agricultores se han levantado en contra de los cárteles, no solamente tomando las calles, sino también con armas. El conflicto no es nuevo y el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, prometió crear una nueva unidad antiextorsión, pero ahora la polémica se centra en el debate ético de comprar aguacates por ser un producto en conflicto.

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En un artículo publicado en The New York Times, el periodista Ioan Grillo señala que si se toma en cuenta que algunos cárteles pueden haber tomado posesión de plantaciones de aguacate, pensar en un boicot al producto significaría una injusticia para cientos de familias trabajadoras que no necesariamente están involucradas en la ecuación delictiva.

Este panorama se contempla por una oleada reciente de atención de los medios de comunicación ha suscitado un debate sobre si es ético comprar “aguacates de sangre”, ahora considerado un “producto conflictivo”.

También se debe cuestionar a la industria por la voraz deforestación y el excesivo uso de agua para la producción de aguacates en México, sin embargo. también otros cultivos requieren que se aplique una legislación ambiental.

Ese no es todo el problema, también Estados Unidos ha colaborado a que la producción se centralice en municipalidades específicas, ya que son las certificadas por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos para realizar exportaciones, provocando una concentración en la región de Michoacán.

En el artículo para The New York Times, el periodista Ioan Grillo comenta que en la década de los 90 se impulsó la importación de México para colaborar con la producción en California, sin embargo, en el año 2013 los productores eran víctimas de los Caballeros Templarios, generando los grupos de autodefensa para hacerles frente, el colapso de dicho cartel les dio un respiro a los agricultores, pero llegó otro cártel, Los Viagras, que incurriría en el negocio de la producción de aguacate y mezcal de la región causando que los agricultores incentiven a un tipo de ‘policía aguacatera’.

El sabotaje o evitar consumir aguacate no perjudicara a las personas que se dedican a lavar dinero con esas ganancias ni a derrotar a los cárteles, sino que la solución debe surgir de una regulación de las exportaciones, y producción de los frutos, aunada a las legislaciones ambientales para que, en conjunto de las autoridades, se logre que el aguacate llegue no solo a Estados Unidos sino a todo el país sin involucrar la seguridad y bienestar de quienes cultivar el preciado oro verde.