Necesitamos la cerca Take a breath and catch up to know you ain’t alone and somebody gives a fuck. Delinquent Habits Ha causado polémica el que en algunos municipios ya se hayan establecido restricciones para el tránsito de las personas, incluso se habla de implementar la misma medida en todo el estado, algo muy similar al toque de queda, tanto que el gobierno del estado ya plantea habilitar 14 centros de confinamiento obligatorio para quienes no acaten las medidas sanitarias, esto en caso de declararse la Fase 3 de la pandemia. Una medida de esta naturaleza es lesiva a los derechos humanos, ya que decretarla significa en sí una suspensión de garantías, y por eso es que sólo el presidente de México, con aprobación de las cámaras de Diputados y Senadores, con el visto bueno de la Suprema Corte de Justicia del Nación, es que puede emitir una medida como el toque de queda. Al respecto ya se pronunció la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que los estados miembros de la Organización de Estados Americanos, dentro de las acciones restrictivas que impongan, salvaguarden el respeto a las garantías individuales, aunque la resolución del organismo sí dice que de todos modos se va a privilegiar la salud pública. Pero seamos francos: ¿mereceríamos una medida así de restrictiva?, definitivamente. Ya la semana pasada recodábamos los casos de gente que aprovechó los bajos costos en aviones y hospedajes y decidieron reencontrarse con su raíz europea y visitaron el Viejo Mundo, pero también están los que han aprovechado que los estudiantes no tienen clases o que en sus trabajos se trabaja de manera más pausada para agarrar y largarse a las playas o balnearios, pasándose por alto todas las recomendaciones sanitarias, porque en realidad no es tanto lo que a los ciudadanos nos toca hacer, simple y sencillamente, quienes pueden, quedarse en casa, lavar constantemente nuestras manos, evitar altas concentraciones de personas y reportar cualquier síntoma que se sienta. No es así como que el gobierno nos pida comer por los ojos. Y es que a veces somos como animalitos, porque en las calles, si no nos ponen una valla, seguimos atravesando; si no nos ponen un camellón, seguimos dando vuelta por algún lugar determinado; hay gente, como muchos vecinos de Villas del Pedregal o algunos trabajadores del invernadero de pepinos en Copándaro, que aunque tengan el maldito bote de basura a un lado, dejan su regadero de platos desechables, bolsas y botellas de refresco por doquier (diría que como viles cerdos, pero por experiencia de años sé que los cerdos sólo zurran en una esquina de la zahúrda). Vaya, mucha gente son como animalitos a los que es necesario ponerles un cerco, así, si no entienden, por lo menos no lo siguen haciendo, y en ese sentido son los toques de queda, y las carreteras a Sayulita todas saturadas no me dejarán mentir, tanto que los mismos pobladores tuvieron que cerrar el pueblo para evitar que tapatíos o leoneses siguieran llegando. Lo mismo que en Zirahuén, que tuvo que cerrar sus accesos porque la gente no entiende. La medida, en caso de que el gobierno del estado decida implementarla, aunque sea anticonstitucional, será necesaria para que la gente que no tiene a que salir se aplaste de una buena vez en su casa y no se exponga ni exponga a otros. En fin, esperemos que los centros de confinamiento que habilite el gobierno del estado no sean Auschwitz locales. Al tiempo. Días de guardar Son días de guardar, al menos para los católicos, pero si usted no lo es, de todos modos aproveche para reflexionar, descansar, divertirse en casa, pero procure moderar el consumo de alcohol y comida, tampoco lo queremos volver a ver alcohólico y obeso. Por fortuna hoy tenemos muchas herramientas para aislarnos en casa: libros, discos, películas, videojuegos, series, TV de paga, internet, servicios de streaming de música y video. Eso está de lujo para quienes viven solos, pero si usted tiene familia, tampoco se aísle de ellos, dedíqueles tiempo, vean una película, cocinen, jueguen a algo, compartan quehaceres domésticos. Y si usted está en casa pero está trabajando, no pierda la noción del tiempo, no aproveche que está en su casa para seguirse de largo. Por las mañanas levántese, desayune, cámbiese, no esté en pijama todo el día, sino póngase ropa y empiece su trabajo, manteniendo el mismo horario y el mismo ritmo. Eso ayuda a mantener la calma durante largos periodos de encierro. El chiste es que el tiempo que tengamos que pasar en casa sea de calidad, que el aislamiento sólo sea físico, frente al riesgo de contagio, no emocional frente a la familia. Insisto, el gobierno en realidad nos pide muy poco para contener la pandemia, hagámoslo en la medida de nuestras posibilidades. Es broma, ¿verdad? Este viernes, el OOAPAS de Morelia emitió un exhorto a la ciudadanía a cuidar el agua, y de paso anunció que se cobrarán de 5 a 30 salarios mínimos a quien se sorprenda tirando el vital líquido este Sábado de Gloria, es decir, de 500 a mil 325 pesos de multa. Carajo. En una ciudad en la que 64 colonias padecen con el servicio, más las que ni siquiera lo tienen, parece una mala puntada del OOAPAS ese comunicado. Sí pues, hay que cuidar el agua, en eso estamos completamente de acuerdo, pero en esta ciudad, en la que uno tiene que andar cazando las dos horas en las que va a caer para subirla con una bomba al tinaco porque ni presión tiene, dado que todos los vecinos estamos en las mismas condiciones y, como es lógico, todos queremos llenar al mismo tiempo; en una ciudad con colonias marginadas en las que no hay ni tubería y las pipas llegan cada en cuando, y por lo mismo son insuficientes; en una ciudad donde el Ayuntamiento autoriza a los de Herso más y más etapas para Villas del Pedregal y a otras compañías para que sigan haciendo islas de calor hacia todos lados de la capital. En una ciudad donde el organismo nunca tiene dinero porque lo poquito que entra se va al sindicato más chiqueadote y consentido del estado (de verdad que los usuarios los tenemos mimados), en Morelia, el que el OOAPAS salga con ese llamado, dicho coloquialmente y para no escribir la letanía que se me viene a la mente: de verdad, mejor miéntenme la madre. ¿Crisis de los 40? Usted no está para saberlo ni yo para platicarlo, tómelo como puro chisme, pero este año llego al cuarto piso, mi edad tendrá un 4 y un 0 como sentencia de que ya no soy tan joven, de que ya no soy un “chavo”. Y es en este punto en el que me ronda la conocida crisis de esa edad, como las ganas de tatuarme, raparme por última vez, escuchar la música de cuando era adolescente. Con decirle que el otro día, en casa de mi hermano, puse un concierto de Limp Bizkit, la banda de nu metal que a finales de los 90 y principios de los dosmiles arrasó. Pero fíjese que pasó algo chistoso: empecé a investigar sobre la crisis de los 40, llamada eufemísticamente como “crisis de la mediana edad”, y al ver los síntomas o signos de alerta, no coincidía con ninguno, salvo por, como lo leí en un artículo, “una marcada actitud roquera”. Pero eso siempre lo he tenido. Como sea, hay casos muy lamentables, y lo veo en redes sociales con gente de mi edad: el culto a Nirvana, festejar que pasada la cuarentena Caifanes vendrá a Morelia, alguna noticia sobre Radiohead, etcétera. Yo, por mi parte, dentro de toda la variedad que escucha un melómano de hueso colorado, sigo volviendo de vez en cuando al rap de los 90 que no ha dejado de gustarme. Por lo pronto termino con la extraordinaria “The common man”, del disco del mismo nombre de Delinquent Habits, que, entre otras cosas, dice: “Y cuando la cabeza golpea la almohada con un aire cansado, ¿qué hay de los que se ocupan de las noticias?, ¿quién lidia con la injusticia y canta el blues? Todo depende de qué camino elijas, ahora elijo ir fácil”. Ampliamente recomendable, es cuánto. Postdata para anunciar el cierre temporal Debido a que quien esto escribe se tomará un merecido desde canso, La Casa del Jabonero permanecerá cerrada la próxima semana, así que, atendiendo la recomendación de Sam Herrera Jr., le deseo, apreciable lector, fuerza para sobrellevar la pandemia, y esperemos leernos dentro de 15 días (no soy rico para descansar más tiempo). Salud.