Ser profesoras en casa, el nuevo reto para muchas mamás: Mexicanos Primero

Durante esta cuarentena, las madres de familia también deben ser docentes de sus hijos, muchas veces sin los conocimientos necesarios

Foto, Víctor Ramírez.

Juan Bustos / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Debido a la actual pandemia, se vive un contexto familiar complicado para madres e hijos en los procesos de enseñanza en casa, desde las carencias en los hogares como conexión a internet hasta un espacio digno para estudiar, son parte de los retos, expuso Erik Avilés Martínez, presidente de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, en el marco de la celebración del Día de las Madres.

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En entrevista con motivo de la celebración del 10 de mayo y los desafíos que enfrentan las madres frente al confinamiento y la necesidad de seguir la educación en casa, dijo que el Día de las Madres será otro día que pasará con muy bajo perfil, mucho más allá del reconocimiento ausente, ya que gravitarán sobre ellas las enormes dificultades que implica convertirse en acompañantes y líderes en el aprendizaje de sus propios hijos, muchas veces sin poseer la formación académica necesaria para emprender tal labor.

Explicó que las familias tienen que proveer las condiciones para brindarles la posibilidad de aprender a sus hijos, incluso hasta el soporte técnico que requieren en casa para el empleo de dispositivos electrónicos para la educación a distancia; “sin embargo, como una consecuencia nefasta del sistema patriarcal imperante aún en muchos hogares de nuestro país, las madres de familia están en su mayoría siendo quienes terminan haciendo las tareas de sus hijos”, dijo.

Explicó que los grupos de WhatsApp de padres de familia se han convertido en redes de apoyo y terapia grupal, mientras el mundo de los niños se ha reducido a sus casas, las responsabilidades y tareas se han concentrado para muchas madres de familia, debiendo superar toda clase de adversidades que arrinconan las condiciones para el aprendizaje en casa.

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Agregó que entre ellas destaca la pobreza en los hogares, incluyendo la alimentaria, la cual es la más extrema de las modalidades de este flagelo, “muy difícilmente una familia que padece pobreza tendrá condiciones para ejercer su derecho a aprender”.

Indicó que aunado a lo anterior, las carencias en la infraestructura, conectividad y equipamiento tecnológico en los hogares mexicanos, así como la falta de condiciones propicias para la concentración y el aprendizaje en los hogares, como el silencio, la armonía, iluminación adecuada, entre otros factores.

Indicó que el hacinamiento ya preexistente en una enorme cantidad de hogares, especialmente en las viviendas de interés social, hace que hoy resulten insuficientes para la sana convivencia de sus habitantes, por lo que la violencia, el estrés, la ansiedad y las dificultades entre las familias se han incrementado.

“Estos fenómenos negativos pueden exacerbarse debido a la presencia de malos hábitos, contracultura, antivalores, adicciones y farmacodependencias, así como enfermedades presentes en alguno de los integrantes del núcleo familiar”, dijo.

Resaltó las estadísticas oficiales respecto a la comisión de delitos contra la familia, revelados el pasado 20 de abril por la Coordinación Nacional de Seguridad Pública, donde se evidenció que marzo fue el peor mes del año en la comisión total de delitos contra la familia, al pasar de 85 en enero y 84 en febrero a 131 en ese mes.

Detalló que la sumatoria total tuvo una impresionante elevación en el delito de violencia familiar, que pasó de 78 actos delictivos denunciados en enero, 71 en febrero a ser de 120 en marzo. A reserva de la estadística oficial del mes de abril, que se publicará el próximo 20 de mayo, ya es clara la situación de violencia que se está viviendo al interior de los hogares michoacanos.

Indicó que en suma, ni las madres ni los niños se encuentran en un lecho de rosas, están librando sus respectivas batallas por sobrevivir en una profunda interpelación que recibieron a su vida cotidiana, “es tiempo de reconocer y valorar el enorme esfuerzo que constituye hoy ser niño o madre en las circunstancias actuales”.

Manifestó que la expectativa no sólo es volver a hacer lo que hacíamos antes de la pandemia, sino la construcción de una nueva sociedad, no se tiene que esperar a que pase la contingencia para reconocernos como semejantes con las madres e hijos de México, ni tampoco para sumarse por el derecho a aprender.

“Empecemos en nuestros hogares y exijamos que estén listas las condiciones debidamente dispuestas y planificadas para el momento del regreso a clases presencial”, finalizó.