Agencias/La Voz de MichoacánHace diez años, uno de los grandes, Jack Nicholson, se retiraba del cine. Sin embargo, como él mismo ha declarado, no fue una decisión tajante sino que ningún proyecto despertó su apetito por volver al set. Aquí repasamos algunos largometrajes protagonizados por el actor que se pueden disfrutar vía streaming para extrañarlo un poco menos. LAS CONFESIONES DEL SR. SCHMIDT Nicholson ingresó al peculiar universo de Alexander Payne con Las confesiones del Sr. Schmidt, otra de las obras del realizador en la que camina por una fina línea entre reírse con sus personajes o de ellos, lo cual parece ser su marca registrada. El actor interpreta a Warren Schmidt, un hombre común que vive en Omaha (dato que anticiparía un largometraje posterior de Payne, el excelente Nebraska) y que, como sucedía con el Miles de Entre copas, se nos presenta como una suerte de antihéroe. Tras ser despedido de su trabajo, Warren debe encontrarle un sentido a su cotidianeidad, especialmente luego del fallecimiento de su esposa (interpretada por la gran June Squibb). Por lo tanto, se compra una cosa rodante para ir a ver a su hija (Hope Davis) y, en ese road trip, Payne se mueve cómodo al esbozar su ácida crítica de la sociedad norteamericana. Por su interpretación, Nicholson ganó el Globo de Oro y recibió una nominación al Oscar que podríamos justificar con una sola escena: ese gran plano final con el que el director deja la misantropía de lado para darle lugar -en su justa medida- a lo emotivo. SANGRE Y VINO En 1996, Nicholson volvió a trabajar con uno de los realizadores que más jugo le ha sacado: Bob Rafelson. El actor y el cineasta habían colaborado juntos en los 70 en largometrajes como Mi vida es mi vida, El rey de Marvin Gardens, y El cartero siempre llama dos veces. Sangre y vino es una de esas joyitas que nos regala la plataforma Qubit.tv en la que Nicholson interpreta a Alex Gates, un comerciante de vinos que se encuentra en una encrucijada cuando, al verse perseguido por las deudas, planea robar un diamante de la casa donde trabaja su amante, Gabriela (interpretada por Jennifer Lopez, en uno de sus primeros papeles en Hollywood). Como es propio de Rafelson, hay un dominio del cine negro que, si bien no logra posicionar a Sangre y vino entre sus mejores obras, sí la vuelve efectiva, y cobra vuelo cuando el personaje de Jason (Stephen Dorff) entra en escena y comienza a desestructurar el supuesto plan maestro. Mención aparte para la siempre enorme Judy Davis, quien aquí personifica a la mujer de Alex; y para Michael Caine, extraordinario como el amigo que trabaja con el protagonista para llevar a cabo un robo que no saldrá del todo bien. ALGUIEN TIENE QUE CEDER Las películas de Nancy Meyers giran siempre en un mismo lugar, al punto tal de que una termina convirtiéndose en una ligera variación de otra. Sin embargo, Alguien tiene que ceder eleva el material de base gracias a las extraordinarias actuaciones de Nicholson y Diane Keaton, quien aquí se lleva todos los laureles por una interpretación que le valió un Globo de Oro, y una nominación al Oscar. La actriz de Annie Hall personifica a la dramaturga Erica Barry, quien se ve forzada a pasar unos días con el novio de su hija, el mujeriego Harry Sanborn (Nicholson), de quien se termina enamorando cuando desestructura su vida. La química entre los protagonistas es lo que hace que esta comedia funcione, y se nota el oficio de Keaton y Nicholson para abordar el género screwball comedy. La camaradería entre los actores fue inmediata -recordemos que ya habían trabajado juntos en Reds, de Warren Beatty-, y en su libro autobiográfico Then Again, Keaton contó que dos años después del estreno del film, Nicholson le envió un cheque con el que le entregó un porcentaje de su salario, dado que la actriz había cobrado mucho menos que él, a pesar de que ambos eran protagonistas. "Por ese gesto de Jack, entre otras cosas, es mi película favorita de todas las que he hecho", reveló. MEJOR...IMPOSIBLE Otra buena dupla que formó Nicholson en su carrera fue con el director James L. Brooks, quien lo dirigió en cuatro oportunidades. Una de esas ocasiones fue en el drama La fuerza del cariño, por la cual el actor obtuvo un Oscar en la categoría secundaria. Una década más tarde, volvería a recibir la estatuilla por un film de Brooks, esta vez como mejor actor principal. ¿La película? El éxito Mejor...Imposible. Nicholson es aquí Melvin Udall, un hombre que padece un trastorno obsesivo compulsivo y además se comporta irrespetuosamente con cada persona con la que se cruza. De todos modos, tiene una dinámica diferente con la mesera Carol Connelly (Helen Hunt), con quien busca entablar un lazo más profundo. Su deseo no será fácil de concretar por sus propias limitaciones, y ahí es donde ingresa el personaje de Greg Kinnear, Simon, con quien Melvin forja una amistad impensada sin siquiera proponérselo, y quien lo ayuda a superar determinadas trabas. El papel le cayó como anillo al dedo a Nicholson, quien lo interpreta "de taquito" en escenas ya icónicas de la comedia romántica. ¿CÓMO SABER SI ES AMOR? Hace exactamente diez años el actor se retiró del cine y lo hizo colaborando nuevamente con su amigo Brooks, en un rol secundario en la comedia romántica ¿Cómo saber si es amor? El film está muy lejos de ser lo mejor del director y guionista, a quien aquí se lo nota desmotivado a la hora de trazar un triángulo amoroso desangelado entre los personajes de Reese Witherspoon, Paul Rudd, y Owen Wilson. Sin embargo, se trata del último trabajo de Nicholson en cine, por lo cual merecía un apartado. Recordemos que el actor fue tentado en 2018 para protagonizar la remake del film germano-austríaco de Maren Ade, Toni Erdmann, con dirección de Lisa Cholodenko y coprotagónico de Kristen Wiig. A pesar de que estaba todo casi cerrado, el actor se alejó del proyecto. Tras varias especulaciones sobre su salud, Nicholson rompió el silencio. "Tengo el cerebro de un matemático", dijo el actor en diálogo con The Sun. "No voy a trabajar hasta el día en que me muera, no es por eso que comencé con esto. Quiero decir, no hay nada que me estimule. Antes sí, pero ahora no, así que no tengo razones para exponerme; cuando ya estás grande, cambiás", expresó.