Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. En el estado anexos y centros de rehabilitación para dejar atrás el uso de drogas siguen sin regulación; aunado a la falta de seguimiento y supervisión se enfrentan a las acusaciones de ser usados como centros de conversión heterosexual, actividad que incluso se encuentra prohibida desde hace más de una década en nuestro país. Organizaciones de la sociedad civil, documentan casos específicos respecto al tema. Destaca el caso reciente de un padre de familia de Morelia que, al enterarse de la orientación sexual de su hija, recurrió a los engaños para llevarla a un “anexo”, bajo el argumento ante el resto de la familia de que se trataba de un problema de alcoholismo. El colectivo Michoacán es Diversidad supo de la violación a la integridad de la joven debido a que la víctima se escapó y buscó apoyo en las organizaciones civiles. En este caso llama la atención que se han conseguido testimonios sobre el uso de terapias “bíblicas” y religiosas para incidir en el comportamiento de los jóvenes homosexuales. Raúl Martínez Rojas, líder del colectivo, explicó a los medios locales la situación que se vive en estos supuestos centros de rehabilitación de adicciones, pero a pesar de que han buscado atención y explicaciones en la Junta de Asistencia Privada del Estado, no se advierte regulación alguna sobre estos intentos de procesos de conversión que se están llevando a cabo de manera flagrante. Insisten, están disfrazados de anexos. Por eso celebramos la iniciativa del Congreso exhortando a la Junta de Asistencia Privada a que se ponga a trabajar. Están sometiendo a la población a un tema del pecado y castigo divino. Hay un caso, donde la hija les dice a los papás que es lesbiana, lo hace visible, le organizan una comida a la hija, la alcoholizan y la anexan. La chica logra escaparse y como ya era mayor de edad se traslada a la Ciudad de México otros familiares”, narra sobre el tema. “Estos centros no están regulados por nadie, no nos han dicho de algún procedimiento de cuál es el proceso para curar el alcoholismo y operan bajo la buena de Dios, con oración y usando la biblia para someter”, explicó. Los centros de rehabilitación o anexos se han multiplicado en todo el estado y el país, y surgen como respuesta a una gran necesidad de atención que tiene la población ante los problemas de adicciones. No obstante, la irregularidad prevalece en estos espacios que incluso han tenido señalamientos de actividades ilícitas en su conjunto, a ser auténticos centros de reclutamiento para el crimen organizado, algo sobre lo que la autoridad tampoco ha puesto interés. Pese a que existen más de 380 centros de rehabilitación en todo Michoacán, solamente ocho están reconocidos y debidamente regulados por autoridades gubernamentales de la salud, tanto estatales como nacionales, esto de acuerdo a lo que informó la Conadic durante el año pasado. No obstante, el resto sigue operando. Las encargadas de regular estos espacios son Secretaría de Salud de Michoacán y la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), que se dedican a la atención de adicciones de las personas en el estado. La razón de las condiciones de irregularidades son la red de complicidad que existe entre los mismos establecimientos que, aparentemente, rebasa las capacidades de monitoreo de las autoridades. Prácticas correctivas, fuera de la ley Los ECOSIG, o Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género, son prácticas de diferente índole -sesiones psicológicas, psiquiátricas, consejería religiosa, entre otros métodos- con la intención de cambiar la orientación sexual de una persona específicamente de homosexual o bisexual a heterosexual. Además, estos tratamientos o prácticas también pueden estar dirigidas a cambiar la identidad o la expresión de género de las personas trans. El Consejo Nacional para prevenir la Discriminación (Conapred) establece como terapias de conversión fuera de la ley, las conductas de coerción y falta de consentimiento; privación ilegal de la libertad; las que están “basadas en procedimientos psicológicos o psiquiátricos”, o bien, de tipo religiosos, así como el uso forzado de medicamentos ya que algunos ECOSIG incluyen el uso de medicamentos en forma de píldoras, cápsulas e inyecciones. Asimismo, las violaciones sexuales también son recurrentes en las terapias de conversión tanto en Michoacán como en el resto del país. Por ejemplo, en el caso de los hombres, una actividad común es que los padres, generalmente, los hombres, al sospechar que su hijo es homosexual, lo llevan a tener relaciones sexuales con alguna trabajadora sexual para probar su “hombría”. Asimismo, en el caso de las mujeres, se les obliga a estar con hombres que las violan para “corregir” o “curar” su homosexualidad, de ahí se deriva el término “violaciones correctivas”. Ni enfermedad ni trastorno mental En 1973, la APA-Psiquiatría sacó a la homosexualidad del DSM (Manual de Diagnóstico y Trastornos Mentales). Sin embargo, en ese momento la homosexualidad seguía siendo considerada un “disturbio de la orientación sexual”. No fue sino hasta 1986 cuando la asociación retiró a la homosexualidad completamente de dicho manual. Posteriormente, el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud retiró también a la homosexualidad del CIE-10, manteniendo esta misma postura en su actualización más reciente, la CIE-11. implica, entonces, que no es una condición que se pueda o deba curar. Aunque no hay un consenso científico de las causas para tener una orientación sexual o identidad de género determinada, los esfuerzos para encontrar dichas razones ya no deben ser relevantes para la práctica psiquiátrica o psicológica, dado que tener una orientación sexual o identidad de género diferente a la heterosexual no es considerada como una enfermedad.