De pelear en las calles a firmar el KO más bestial de la UFC Jorge Masvidal

Cuando se convirtió en un profesional de las artes marciales mixtas, Jorge Masvidal abandonó por completo la calle. Dejó atrás hábitos muy poco saludables y compañías bastante discutibles para dedicarse en cuerpo y alma a la jaula.

Foto: Captura de video

Agencias/La Voz de Michoacán


México. La UFC no tiene miedo al coronavirus. Al menos no lo demuestra y lo desafía constantemente. El segundo fin de semana de julio tenía prevista una velada espectacular en lo que la propia compañía llamó Fight Island, en Abu Dhabi, y si no llega a ser por Jorge Masvidal podría haberse ido al garete. El combate estelar del UFC 251 estaba previsto que fuese un Kamaru Usman vs. Gilbert Burns, en pay-per-view y con el título del peso wélter masculino en juego, pero el positivo por covid-19 del retador puso en la cuerda floja la cartelera. Ahí es donde entró Masvidal. El cubanoamericano levantó la mano y se ofreció a la UFC como recambio de lujo y nuevo aspirante al cinturón. La empresa no se lo pensó dos veces y, a sólo seis días vista y previo negativo en el test de coronavirus, el UFC 251 volvía a tener un combatazo con el que vender el producto.

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Jorge Masvidal ostenta en la actualidad el título honorífico de Baddest Motherfucker, logrado tras derrotar a Nate Díaz en su último combate, allá por noviembre de 2019, justo después de haber firmado el KO más rápido de la historia de la UFC al mandar a la habitación del sueño a Ben Askren en sólo cinco segundos en julio del mismo año. Es uno de los peleadores de moda en el mundo de las Artes Marciales Mixtas (MMA en inglés), que además sabe poner el picante necesario a sus peleas con un trash-talk de lo más callejero. “Estoy más feliz que cualquier otra cosa porque voy a partir la cara a este tipo y me van a pagar por ello”. Así hacía ver a todo el mundo su motivación para un combate en el que se enfrentará a un luchador con el que tiene una rivalidad un tanto insana desde hace mucho tiempo y que por fin va a poder aclararse dentro del octógono. “Estamos hablando de alguien que venía a pedirme fotos hace cuatro o cinco años y que ahora va de tipo duro”. Y la lista de dardos será incesante desde aquí hasta el combate. Nada fuera de lo normal cuando nos referimos a alguien cuyo acercamiento a las MMA llegó con las peleas callejeras ilegales y que hoy en día es todo un ídolo.

El rey de las peleas callejeras ilegales

La juventud de Jorge Masvidal no fue precisamente un camino de rosas. Hijo de cubano y peruana, el padre de Gamebred fue a prisión por homicidio y narcotráfico, y el chaval encontró su hogar en las calles de Miami, viéndose involucrado en peleas un día sí y otro también, normalmente porque otros niños se reían de él por no hablar inglés hasta los 12 años. “Siempre me he considerado latino primero y americano después”, admite cuando le preguntan por sus raíces. Tanto que él mismo ha presumido en más de una ocasión de tener el mejor puñetazo a traición de toda Florida. Rápidamente empezó a sobresalir en el mundillo de las peleas callejeras y Youtube se convirtió en una peculiar lanzadera para Jorge. Cuando derrotó a Ray, el protegido el peleador callejero más famoso de todos los tiempos, Kimbo Slice, la fama de Masvidal subió como la espuma.

Después del boxeo y la lucha olímpica, probó suerte con el karate y el kickboxing, pero nunca encajó en el mundo de las artes marciales puras y la disciplina que las rodea. Todo cambió cuando llegaron las MMA, en las que debutó en 2003. Tras varios años peleando en diferentes promotoras, acabó enfundándose las guantillas de Bellator, el eterno competidor de la UFC, en 2009 y en 2011 ya era todo un nombre propio en la compañía Strikeforce, que más tarde sería absorbida por la UFC. El chico de las calles de Miami, que empezó a puño descubierto en callejones y parques, había llegado a lo más alto de las MMA.

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De los malos hábitos al profesionalismo

Cuando se convirtió en un profesional de las artes marciales mixtas, Jorge Masvidal abandonó por completo la calle. Dejó atrás hábitos muy poco saludables y compañías bastante discutibles para dedicarse en cuerpo y alma a la jaula. “Antes estaba en las discotecas hasta las 6 de la mañana y luego me levantaba a las 9:30 para entrenar. Ni dormía ni comía bien. Todo lo que tomaba era comida basura”, explicó en una entrevista para UFC en la que hablaba de sus inicios. “Cometí muchos errores, pero la vida me enseñó a corregirlos y pude acabar convirtiéndome en lo que soy ahora y ser todo un profesional”. Entrar a formar parte de uno de los mejores gimnasios de MMA del mundo como American Top Team le hizo cambiar por completo de mentalidad.

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Sus tres últimos combates lo dicen todo: victoria por KO sobre Darren Till en Londres, victoria por KO sobre Ben Askren en un abrir y cerrar de ojos y victoria por KO técnico sobre un gladiador como Nate Díaz. Por delante tiene ahora a Kamaru Usman y el cinturón de campeón del peso wélter como guinda a un pastel que comenzó muchos años atrás, sin ningún tipo de aspiración, que se fue elaborando con ciertas expectativas y que ahora sólo tiene un objetivo, que es el de dominar la UFC y seguir siendo el c*brón más malo del mundo.