Redacción / La Voz de Michoacán El Gobierno libanés agregó dos nuevos fallecidos a la lista de víctimas de la explosión del martes en el puerto de Beirut y ya son 137 los muertos en la tragedia, que ha causado además más de 5 mil heridos de diversa consideración. Pocas horas antes, el ministro libanés de Salud, Mohamed Hasan, indicó a medios locales de que los fallecidos eran 113 y cerca de 4mil los heridos. Foto: @Senderov_RT Se ha acordado instalar hospitales de campaña para tratar a los heridos de forma rápida y el Ministerio de Salud establecerá los lugares apropiados para levantar estos, con la ayuda del Ejército.- Indicó el mandatario al término de una reunión extraordinaria del gabinete, según la cadena de televisión local LBC. Asimismo, afirmó que las ayudas médicas que están siendo enviadas por varios países árabes y europeos tienen que ser canalizadas a través del Ministerio de Salud y bajo la supervisión del Ejército, cuando lleguen a El Líbano. Explosión en Beirut sorprende a 3 niños que miraban por la ventana pic.twitter.com/HMvcu3XXrZ — RT en Español (@ActualidadRT) August 6, 2020 Jordania anunció este miércoles que enviará el jueves un hospital de campo militar a Beirut completamente equipado para llevar a cabo cirugías, con 160 profesionales sanitarios de todos los ámbitos y casi 50 camas. En su reunión extraordinaria, el Ejecutivo declaró el estado de emergencia durante dos semanas en Beirut, calificada de “zona catastrófica”. Decenas de personas siguen desaparecidas en #Beirut tras las potentes explosiones del martes. En medio de la conmoción y el enojo, muchos vecinos salieron a limpiar las calles de la capital libanesa #AFP pic.twitter.com/ctAImnQ5Px — Agence France-Presse (@AFPespanol) August 6, 2020 Además, anunció tres días de luto oficial a partir del 5 de agosto para honrar a las víctimas de una tragedia que ha sacudido a este pequeño país y ha devastado amplias áreas de la capital libanesa. El gobernador de Beirut, Marwan Aboud, indicó que hasta 300 mil personas se quedaron sin domicilio debido a los enormes daños que, según él, afectaron a más de la mitad de la capital de unos dos millones de habitantes. Según las autoridades, unas 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio, almacenado “sin medidas de seguridad” en el puerto de Beirut originaron las explosiones, las peores de la historia de la capital libanesa. Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2 mil 750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas de precaución. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio.- Declaró el primer ministro Hassan Diab ante el Consejo Superior de Defensa, según un portavoz. El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora que se utiliza como base para muchos fertilizantes nitrogenados en forma de gránulos, aminonitratos, altamente solubles en agua. Pero también para fabricar explosivos y ha causado varios accidentes industriales. Una fuente de los servicios de seguridad indicó que el nitrato de amonio había sido incautado en un barco averiado hace seis años y colocado en el almacén número 12 del puerto, “sin ningún seguimiento”. El gobierno decretó el estado de urgencia durante dos semanas en Beirut y pidió el arresto domiciliario a los responsables de almacenar el nitrato de amonio. “La situación es apocalíptica, Beirut jamás ha vivido esto en su historia”, consideró el gobernador. Esta tragedia se produce cuando el país atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciación monetaria inédita, hiperinflación, despidos masivos y drásticas restricciones bancarias. La agencia de la ONU para la agricultura y la alimentación, la FAO, teme que en breve habrá escasez de harina en Líbano, pues depósitos de cereales instalados cerca del puerto fueron destruidos. Se trata de la explosión más poderosa en asolar Beirut en años, una ciudad marcada por una guerra civil que finalizó hace tres décadas y que sufre por la crisis económica en medio de la emergencia por la pandemia de coronavirus. El incidente generó una enorme nube en forma de hongo y llegó a sacudir ventanas en la isla de Chipre, en el Mediterráneo, a unos 160 kilómetros de distancia.