MEADE Y EL LABERINTO DE LA CORRUPCIÓN

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

 

Por: Raúl Castellano.

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José Antonio Meade fue escogido para ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República, a pesar de no tener militancia partidista, o precisamente por ello, así como tener una imagen de funcionario experto y probo, pues el problema de ese partido y sus posibles candidatos es la corrupción.

 

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Este es el tema fundamental en esta campaña. Le está costando trabajo transitar por ese camino que se ha trazado, por el hecho de no haber roto con el Presidente Peña, precisamente porque este está marcado por los mexicanos, como el sexenio de la corrupción.

 

El propio Meade ha sido salpicado por los desvíos de miles de millones de pesos de Rosario Robles, pero ¿qué digo, salpicado?; debiera decir bañado, ahogado, por esta corrupta, como ha dado cuenta la Auditoría Superior de la Federación, respecto de lo cual Meade no puede alegar ignorancia, circunstancia que lo convierte, al menos, en cómplice. Y eso no es todo; a él mismo la ASF le atribuye un desvío de 500 millones de pesos, que no es poco.

 

Resulta entonces que la selección de Peña ha fallado. Las últimas encuestas confiables sitúan en primer lugar a López Obrador y en segundo a Anaya, mientras que Meade ocupa un lejano tercer lugar.

 

La corrupción es sin duda alguna el tema central de esta campaña, lo cual está pesando mucho en los esfuerzos de Meade por aislarse de ella. La corrupción de Peña Nieto y algunos de los miembros de su gabinete se ha convertido en en un referéndum sobre el gobierno de Peña Nieto, cuya popularidad se encuentra en la posición más baja que nunca, con una aprobación de tan solo el 19%, cifra a la que nunca había llegado la aprobación de ningún presidente. Tan solo el 8% de la gente considera que el país va por buen camino. Al mismo tiempo, el propio partido político del Presidente Peña está sumergido en el peor desprestigio, ya que el 47% de la población nunca votaría por él. Es la corrupción la que ha jugado un papel fundamental en esta actitud ciudadana.

 

Transparencia Internacional indica que México ha seguido cayendo en el lugar que ocupa respecto de la percepción de la corrupción.

 

Meade se encuentra en un laberinto del que no encuentra la salida.Ha señalado que “tenemos que sacar a la política de la corrupción y a la corrupción de la política”. “Se debe garantizar un Estado de derecho que incluya un proyecto de nación en el que se involucren todos  los niveles de gobierno y que contemple la seguridad, el combate a la corrupción  y el acceso de la población a los bienes básicos”. Y va todavía más lejos: Si seguimos pensando que es el Presidente el que debe procurar la justiciano podremos avanzar. Por eso propongo cortar el ‘cordón umbilical’ y tener un Ministerio Público que incluso tenga la capacidad de meter al Presidente a la cárcel si éste es corrupto”.

 

Aunque Meade pudiera ser tenido por un funcionario probo, tal circunstancia no le alcanza, pues por lo menos ha sido cómplice de muchas trapacerías cometidas durante su gestión como Secretario de Hacienda. Por otro lado, el escándalo de la rata de Rosario Robles lo deja en un predicamento.

 

Las cosas malas también cuentan, y mucho; de suerte que el cochinero de este gobierno le pega muy fuerte, porque la gente está harta de tanta inmundicia.

 

Peña Nieto hará todo lo posible por que gane su candidato, por ser el único que le puede brindar protección. Sin embargo, Peña Nieto no tiene posibilidades de apuntalar a su candidato. Los sucesos de Ayotzinapa, el escándalo de la “Casa Blanca”, unido a otros muchos, la corrupción como forma de gobierno y la violencia desatada, han llevado a Peña Nieto y su gobierno, a la debacle y desprestigio más absolutos.

 

La corrupción que ahoga al país, unida a la impunidad que Peña se ha dado a sí mismo y a la cleptocracia que gobierna, lo tiene sumido en la barranca del desprestigio, de la cual no puede ni podrá salir. A los mexicanos les gustaría que se hiciera un documento en el que se consigne las cantidades escandalosas de las que han dispuesto un número grande de gobernadores, miembros del gabinete y del propio Presidente, para precisar la enormidad del daño causado al país; un país de pobres, pues al menos el 70% de la población es pobre.

 

La rendición de cuentas es una parte esencial de la democracia y todo gobierno tiene la obligación de hacerlo; sin embargo, este gobierno no tiene la menor intención de hacerlo, pues si lo hiciera, ¿cómo se podría tener cara para decirle a los mexicanos, pero especialmente a esa enorme cantidad de pobres cuánto dinero le han robado? ¿Cómo explicar que el país no avanza por que no se piensa en ellos ni en el bien común, sino en los intereses personales de quienes gobiernan?

 

No obstante que la mayoría de los gobernantes cometen actos ilícitos y se roban el dinero del pueblo, aquí no pasa absolutamente nada. Meade se ha comprometido a luchar contra la corrupción, sin embargo cuesta trabajo comprender como lo haría, en caso de ser electo, para procesar, encarcelar y obligar a los delincuentes a devolver lo robado, sobre todo cuando se trate de los muchos sinvergüenzas que han sido de alguna forma sus compañeros.

 

Algo que pudiera servir para catapultar a Meade, sería que se procediera contra una rata ya muy conocida de los mexicanos. Se trata justamente de la corrupta de Rosario Robles, que debería estar en la cárcel, por ser el lugar en el que debiera estar.

 

Sin embargo, me temo que después de aquel grito de Peña Nieto, “no te preocupes Rosario”, es más factible que le vuelva a extender el manto de impunidad que tanto ha utilizado en su gobierno.

 

Meade está dentro del laberinto de la corrupción; lo que no sabe, es que este no tiene salida.

 

 

 

14/III/18.