Redacción / La Voz de Michoacán Estados Unidos. El 11 de septiembre de 2001 significó un antes y un después en el mundo: los atentados al World Trade Center en Nueva York cambiaron el paradigma del terrorismo internacional, así como la manera de viajar e incluso, exacerbaron la xenofobia. Un día como hoy, hace 19 años, dos aviones que fueron secuestrados por miembros del grupo terrorista Al Qaeda impactaron contra las Torres Gemelas, lo que causó la muerte de casi 3 mil personas y dejó heridas a 6 mil más. A las 08:46 horas se produjo el primer impacto sobre la Torre Norte y se desató el caos. Las imágenes dieron la vuelta al mundo de forma instantánea, ante la mirada atónita de personas en todos los países, que no daban crédito a lo que sucedía, ¿quién haría algo así? Seguramente fue la pregunta de muchos, pues hasta ese entonces, ningún acto terrorista había sido tan sensible ni había sido tan televisado, con tanto alcance en todo el mundo. El mundo veía horrorizado la tragedia y, justo cuando todas las miradas estaban puestas en la Torre Norte, que se consumía con personas atrapadas en su interior, escaló la desgracia: el segundo avión con pasajeros a bordo se estrelló contra la Torre Sur. Las cámaras que transmitían la tragedia captaron en vivo la segunda colisión y siguieron filmando mientras la humareda y los escombros anunciaban el derrumbe inevitable de los rascacielos que, en apenas dos horas, se habían borrado de la silueta neoyorkina. Las personas que habían abordado los vuelos 11 de American Airlines y el 175 de United Airlines no se imaginaron lo que vendría: cinco terroristas de un comando de Al Qaeda, entre ellos un piloto, secuestraron las aeronaves y redirigieron el rumbo para estrellarse contra los rascacielos. Dos aviones más fueron secuestrados por el mismo método: el tercero impactó contra un edificio del Pentágono, sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos, alrededor de las 09:39 horas. Minutos más tarde, el cuarto avión, que fue secuestrado por cuatro personas en lugar de cinco, cayó en una explanada de Shanksville, en Pensilvania, donde murieron todos los pasajeros, pero no hubo más víctimas como en los otros casos. La investigación posterior arrojó que el forcejeo entre los terroristas y la tripulación habría evitado que estos culminaran su objetivo. El saldo fatal no se supo de momento, pues la magnitud de la tragedia dificultó la identificación y conteo de víctimas, que fueron incrementando, pues cerca de 400 personas del cuerpo de bomberos y de la Policía de Nueva York perecieron durante las labores de búsqueda y control en las inmediaciones de la zona cero. Fueron 2 mil 977 las personas fallecieron a causa de los atentados, entre las que se cuentan los 19 terroristas, la tripulación y los viajeros de los aviones secuestrados, los fallecidos en el edificio del Pentágono y los rescatistas. A partir de ese momento, todos los vuelos sobre territorio estadounidense fueron paralizados como medida de precaución y se desalojaron varios edificios oficiales o considerados en riesgo de ser objetivos de nuevos ataques. "Hoy nuestra ciudadanía, nuestra forma de vida y nuestra propia libertad han sido atacadas (...) nos mantendremos juntos para ganar la guerra contra el terrorismo", dijo el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en un mensaje a la nación. La respuesta militar de Estados Unidos no se hizo esperar: comenzaron unas semanas después y se mantuvieron durante años. El 7 de octubre Estados Unidos lanzó la ofensiva que dio inicio a la guerra de Afganistán que se extendió hasta 2014, y en 2003 puso en marcha la invasión de Irak, con el pretexto de la supuesta existencia de armas de destrucción masiva. El 11S o 119 no es solo el mayor atentado terrorista de la historia de Estados Unidos: sus consecuencias se sintieron a nivel global porque los atentados fueron el primer atisbo de una nueva forma de terrorismo que amenazaba el orden mundial tal y como se entendía a principios de este siglo. Con información de infolibre