Jorge Manzo / La Voz de Michoacán Con más de 600 iniciativas pendientes de dictaminar, este martes 15 de septiembre el Congreso del Estado arranca el último año legislativo con sendas rondas oratorias para pontificar, condenar, aplaudir o farfullar desde la tribuna parlamentaria virtual. Poco tiempo le queda de trabajo efectivo a la 74 legislatura, con una abultada agenda de temas torales y con una parálisis administrativa casi total por la contingencia sanitaria. Muchos diputados locales se encuentran embargados por fuertes fiebres, temperaturas y calenturas, no por la pandemia del Covid-19, sino por el próximo arranque de las precampañas electorales a partir del 23 de diciembre del presente año. Irán por la reelección legislativa, alguna curul en San Lázaro o por Presidencia Municipal, sin obligación de dejar el cargo o solicitar licencia al Pleno camaral. En lo que resta del presente año 2020, los diputados dirigirán todas sus baterías en la Glosa del Quinto Informe del gobernador Silvano Aureoles y en el Presupuesto de Egresos del Estado 2020. No hay visos de que los diputados superen la incapacidad para juntar la mayoría calificada de 27 votos con el fin de designar al nuevo presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), seleccionando un perfil equilibrado, lejos de los partidos, con trayectoria y experiencia probada en la defensa de los derechos humanos, de entre los 25 aspirantes inscritos desde el año pasado. Durante el mes patrio, los representantes populares invertirán gran tiempo y energía en el Quinto Informe que el mandatario rendirá el viernes 25 de septiembre a través de las plataformas digitales. Argumentarán que la principal función del Congreso es el control político, no hacer iniciativas, para exigir la comparecencia obligatoria de secretarios de despacho para hacer la Glosa. Dirigirán la máxima atención al Presupuesto Estatal 2021, cuya autorización tiene que votarse antes del 31 de diciembre. Muchos diputados suelen demandar cuotas y apoyo líquido para disfrazarse de Reyes Magos en sus distritos o tomarse un descanso durante receso legislativo que se prolongará todo el mes de enero del 2021. A finales de año, los diputados del PAN, PRI, PRD y PVEM sostendrán encerronas al más alto nivel en Casa de Gobierno o en restaurantes VIP para pedir lo suyo, por votar el Presupuesto, en forma proporcional a lo que creen representar, en el marco de la camaradería inherente al Bloque Opositor Amplio. Panistas y perredistas ya no le entrarán al tema de la despenalización del aborto para no comprometer el futuro de la alianza electoral con este tema escabroso de opinión pública. Arturo Hernández Vázquez, el vicecoordinador parlamentario del PAN, insistirá en temas de desinterés para sus homólogos como darle garantía de derechos humanos a los pueblos indígenas o crear un nuevo marco jurídico para el cuerpo estatal de bomberos. Sí se verán obligados a dictaminar las sentencias de la Suprema Corte de Justicia tales como la contrarreforma electoral en un plazo de 70 días o la designación del contralor interno del TEEM. La 74 legislatura michoacana no logrará una reducción significativa de las iniciativas pendientes de dictaminar, por falta de oficio político para consensar dictámenes, por la complacencia de la Mesa Directiva frente a los plazos vencidos, por la incapacidad de los secretarios técnicos que llegan por recomendación o por negligencia de los diputados para darle seguimiento a sus propias iniciativas, a las que dieron lectura para el lucimiento personal. La pandemia está ayudando a la 74 legislatura a pasar a la historia como la más gris. El logro más significativo del segundo año legislativo fue familiarizar a los diputados con el zoom para leer discursos a través de videoconferencias, pero sin llegar a dominar las herramientas digitales en las sesiones virtuales, de ahí las pifias como llamar “bola de nacos” a los compañeros con las cámaras en vivo, contar gruesos fajos de billetes de 500 pesos, sesionar echados en la hamaca o comer carnitas delante de los pobres.