Juan Bustos / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Reivindicar personajes locales olvidados en las páginas de los libros de historia cómo José María Guadalupe Salto o darle la dimensión que merecen las celebraciones nacionales a procesos como la instalación de autoridades de gobierno en Morelia, por Miguel Hidalgo, o el Tribunal de Justicia en Ario de Rosales, por José María Morelos son temas que se tienen que valorar a un año de cumplir el bicentenario de la consumación de la lucha de Independencia en México, expone Jaime Reyes Monroy, historiador y director del Museo Casa Morelos. Y es que, si bien los días 15 y 16 de septiembre de 1810 son los marcados en la agenda mexicana como la fecha más importante el calendario mexicano, la consumación de la lucha no se dio sino hasta once años después, el 27 de septiembre de 1821. El fin de la disputa y la fundación de la patria no quedó en manos del Padre ni del Siervo de la Nación, sino de personajes que han pasado a roles secundarios en los libros de historia, como Vicente Guerrero, o de los cuales incluso se ha pretendido borrar todo rastro, como el moreliano Agustín Iturbide. A lo largo de estos once años el territorio michoacano fue sede de escenarios clave no sólo en el desarrollo de la lucha independentista, sino en cómo se comenzaban a forjar las instituciones de una nueva nación. Michoacán, cuna de las instituciones modernas En entrevista con La Voz de Michoacán, el especialista Jaime Reyes detalla que, rumbo a la celebración del Bicentenario de la consumación de la Independencia es necesario retomar muchas de estas fechas y personajes significativos que no sólo son importantes para la entidad, sino a nivel nacional, porque hubo un papel muy importante que jugaron estos actores y sitios michoacanos en aquellos años. “Vemos que muchas veces en este periodo se lleva todo el crédito Guanajuato, en términos del inicio de la lucha de Independencia de 1810, pero existen muchos lugares y fechas que son significativas de este periodo y que no son tan recordadas o si se hace es a un nivel muy local”, manifiesta. Jaime Reyes apunta que, por ejemplo, la conmemoración de la instalación del Supremo Tribunal de Justicia en Ario de Rosales queda como un festejo de carácter local, “cuándo debe ser una celebración nacional, es la instalación del primer tribunal de justicia el país, deberían estar todos los magistrados de la Suprema Corte de Justicia, pero vemos que no es así”. Detalla que la instalación de dicho Tribunal de Justicia se dio el 7 de marzo de 1815, gracias al decreto constitucional para la Libertad de la América Mexicana y también la Constitución de Apatzingán que fue promulgada el 22 de octubre de 1814. En ambos casos la figura del Siervo de la Nación, José María Morelos es trascendental, y si bien se le recuerda con mucho cariño en todo el país al cura de Carácuaro, las bases legislativas y judiciales que sentó no necesariamente han corrido con la misma suerte. Constitución de Apatzingán que fue promulgada el 22 de octubre de 1814 Iturbide, el odiado libertador vallisoletano En este orden de ideas subraya que, de igual forma, la reivindicación de un vallisoletano como Agustín de Iturbide también sería ideal para estas fechas. El michoacano encabezó el desfile del Ejército Trigarante en la Ciudad de México en 1821 y logró junto con Vicente Guerrero ponerle fin a una década de guerrillas y batallas armadas que no había podido llegar a buen puerto sino hasta su intervención. Subraya que actualmente la figura de Iturbide, si bien ya has sido abordada y destacada, persiste todavía en medio de visiones que impiden conocer y reconocer al personaje a profundidad, una figura clave en el proceso de consumación de la Independencia tal como al inicio los papeles de Miguel Hidalgo y José María Morelos fueron destacados. José Guadalupe Salto, el insurgente olvidado Explica que incluso temas como la muerte de Mariano Matamoros, en el teatro que hoy lleva su nombre, de igual forma no pasan de ser celebraciones cívicas de carácter muy local y que no tienen como objetivo quizá una amplia divulgación de los personajes o de los hechos en los que participaron históricamente. Uno de los casos más importantes es el del insurgente José Guadalupe Salto, uno de los primeros en levantarse en armas en el Centro del país y fusilado en una cueva de lo que es la tenencia de Teremendo de Los Reyes. Si bien se le rinde homenaje con regularidad tanto en la tenencia como en la ciudad de Morelia, la historia del insurgente José Guadalupe Salto es más bien desconocida hasta para los michoacanos. “No contentos con haberme cautivado la primera vez, todavía me buscan, yo por tal de que no me persigan, no me he querido reunir con las tropas americanas, ni aun andar con mi hermano, y por eso más bien, ando huyendo, durmiendo en los montes, en las cuevas, en los campos, y quedándome muchas veces sin comer, o sin cenar, o sin desayunarme, y sin embargo de no juntarme con los que llaman insurgentes, me buscan, y persiguen los europeos, considerándome como abandonado de mis prelados, y con este género de vida, me inutilizo para el ministerio, y aun muchas veces no puedo rezar el oficio divino”, reza uno de los texto que legó este personaje, que fue buscado casi dos años por las fuerzas realistas en territorio michoacano al suponerse aliado de los insurgentes. Dijo que, si bien ya existen avances en lo académicos a través de la investigación histórica esto no ha permeado en lo popular, en las fiestas septembrinas, y de igual forma existen aún “bandos” que reivindican una figura frente a la otra como el caso de Morelos sobre Iturbide, ambos son legados valiosos para la entidad y la nación. Lo mismo para otros personajes y escenarios que, en el mejor de los casos, son festejos muy locales.
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