Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán, A pesar de ser el epicentro de los sismos de mayor destrucción en la historia reciente del país, Michoacán no cuenta con la reglamentación de construcción de estructuras civiles que garanticen la integridad de los ciudadanos. Viviendas, edificios e industria se construyen sin los elementos técnicos necesarios para una zona de alta sismicidad. Si bien en algunos casos como Morelia se han generado reglamentos municipales, los documentos y las normas de construcción datan de hasta 15 años de antigüedad, en donde poco o nada se han creado de información sobre el comportamiento de las ondas sísmicas en cada uno de los suelos. Alusivo a la conmemoración de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017, la doctora Patricia Alarcón, especialista en gestión de riesgos y sismóloga por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, lamentó que la ausencia de la instalación de una red sísmica no permite conocer las características de cada una de las regiones del estado en cuanto a comportamiento sísmico. “No tenemos la cultura de sismo-resistencia. Se han hecho esfuerzos, tener una investigación adecuada, que la población tenga la educación de responder, tener una red sísmica para tener reglamentos continuamente actualizados y tampoco lo tenemos. La construcción de modelos sísmicos y ensayos que propusimos en los 90 y que tampoco se ha terminado de construir”, explicó. Precisó que desde hace más de una década se propuso al Congreso de Michoacán generar un reglamento de construcción por regiones, con la instalación de una red sísmica y el geocomportamiento. Explicó que con base en los datos que se arrojaran de los estudios se tendría que acotar a los términos de sismo-resistencia de cada una de las estructuras. No obstante, y a pesar de que Michoacán se encuentra frente a dos brechas de placas tectónicas de alta actividad sísmica y que han acumulado una alta concentración de energía durante los últimos cuentos de años, los distintos niveles de gobierno poco o nada han abordado el tema en cuanto a la gestión de riesgos. “Ha faltado apoyo por parte de las autoridades. Lo que yo conozco es que hace 20 años, el Colegio de Ingenieros propuso un reglamento y no lo aprobó el Congreso del Estado, nosotros impulsamos otro y tampoco se aprobó. Es importante que cada región tenga un reglamento de acuerdo con el riesgo de cada municipio, porque nosotros diseñamos los edificios, las viviendas, con base en los estudios de riesgo y eso se hace de acuerdo con cada región, porque hay que tener en cuenta cómo se transmiten las ondas sísmicas”, aclaró. La construcción de viviendas e industria en el estado ha avanzado a pasos vertiginosos en las últimas décadas. Desde los desarrollos habitacionales en Morelia y la industria en Lázaro Cárdenas hasta el crecimiento demográfico en municipios como Uruapan, Zamora, Zitácuaro, y la Costa del estado, la cantidad de edificaciones aumenta a pasos acelerados. Posterior a los sismos de 2017, según el Centro Regional de Ingeniería Civil de Michoacán, prácticamente todos los municipios, incluyendo las grandes ciudades como Morelia, presentan este peligroso patrón de comportamiento en la omisión de actualizar los documentos. Hasta el momento las demarcaciones no han anunciado el haber mejorado en sus sistemas de sismo-resistencia. El reglamento de construcción, del cual parten todos los municipios de esta entidad, fue elaborado en 1992. Desde entonces, y en relación con la experiencia con los sismos que generaron daños en diferentes partes del país, tendrían que haberse actualizado, como sí ocurrió en estados de alta sismicidad como Oaxaca, Estado de México, Ciudad de México, Puebla y Guerrero. El hecho de que todos los reglamentos municipales, además de ser obsoletos, partan de una idea general, complicaría incluso las aplicaciones en el desarrollo habitacional. Conforme a la dinámica de suelo, la intensidad de los eventos sísmicos y el comportamiento de los suelos ante los movimientos telúricos, se debe forjar un reglamento específico para cada zona. La falta de actualización en los reglamentos de construcción se mezcla en un peligroso coctel de falta de información disponible y la falta de compromiso de los ayuntamientos de cumplir con documentos como el Atlas de Riesgos. Con base en lo anterior, no sólo se desconoce en muchos casos cuáles son los asentamientos vulnerables, sino los efectos de un sismo, riesgo por deslizamientos de tierra, aludes, crecidas de ríos y lagos y otros peligros que año con año terminan cobrando vidas humanas. Si bien en los últimos eventos sísmicos que se han generado a nivel nacional en los últimos años, no han dejado víctimas fatales, los movimientos telúricos siguen evidenciando la falta de capacidad de las estructuras para soportar este tipo de fenómenos, así como la ausencia total de documentos de vital importancia como lo son los atlas de riesgo municipales. Y es que especialistas han advertido que Michoacán, Guerrero y Oaxaca concentran gran parte de la actividad sísmica del país; no obstante, siguen siendo los estados con menor cantidad de infraestructura para la protección de estos eventos.