Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Resurge la exigencia para retirar monumentos relacionados con el pasado de esclavitud en Morelia. El Consejo Supremo Indígena de Michoacán emplazó al gobierno municipal de Raúl Morón Orozco a que retire el monumento colocado en el extremo oriente del Acueducto de Morelia. El monumento, en el cual se aprecia a fray António de San Miguel y a dos indios trabajando la roca para la construcción del Acueducto, fue señalado por segunda ocasión en lo que va del año como una apología a la esclavitud. La consigna de las 60 comunidades indígenas del estado es clara: califican la obra escultórica como ofensiva y racista, símbolo de la subordinación, representación del esclavismo y un emblema del genocidio por parte de los españoles. Ven contrariedad en la “versión oficial de la historia”. El monumento instalado el siglo pasado y titulado “Monumento a los constructores”, no reconoce a quienes aportaron el trabajo a la construcción de la ciudad de Valladolid desde el siglo XVI. “Es un monumento que recuerda y refleja siglos de saqueo, dominación y explotación del sistema colonial, proceso histórico ilegítimo, violento e inmoral”. La decisión consensuada en una asamblea general de autoridades indígenas emplaza al denominado “primer Ayuntamiento de izquierda de la ciudad de Morelia” a retirar el “monumento a la explotación” antes del 12 de octubre, Día de la Raza, al que las comunidades llaman de la Dignidad, Resistencia y Lucha de los Pueblos Originarios, de lo contrario realizarán movilizaciones y retirarán el monumento ellos mismos. Entre los antecedentes señalados por las comunidades originarias para el retiro del monumento, destacan el que se quitó el 12 de octubre de 1992, la estatua de Diego de Mazariegos, en San Cristóbal de las Casas, y el monumento de quien fuera el primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza. La exigencia para el retiro de este monumento no es nueva. A inicios de este 2020, grupos de activistas se manifestaron y realizaron pintas en donde denunciaron el genocidio hacia los pueblos originarios durante los 300 años de Conquista. En ese contexto, autoridades municipales no fueron respuesta a la exigencia de los grupos de inconformes. Las figuras relacionadas con el Acueducto de Valladolid Para la segunda mitad del siglo XVIII, la entonces intendencia de Valladolid de Michoacán atravesó por una de las crisis económicas que historiadores como Enrique Florescano y Carlos Juárez Nieto han calificado como las más complejas en términos económicos. La sequía y la falta de agua al interior de la creciente población trajo consigo la necesidad de reemplazar los sistemas rudimentarios que acercaban el agua a la población del núcleo urbano. Para 1785, el obispo fray António de San Miguel Iglesias tomó en sus manos la construcción del acueducto. Compró de la Hacienda del Rincón los terrenos donde nacían los manantiales de Carindapaz, El Moral, San Miguel y otros. Se empleó mano de obra indígena principalmente, por ser de este origen un grupo numeroso de personas en necesidad que por la sequía habían migrado a la ciudad. Entre los años de 1785 y 1789 se llevó a cabo la obra, que tesis de historiadores aseguran salvó de sed a Valladolid y del hambre en la crisis del siglo XVIII. Fue el día 21 de octubre de 1785, cuando se autorizó en Cabildo la obra de reconstrucción del Acueducto de la ciudad, en la que se levantaron de nueva cuenta al menos 53 arcos y se hizo un nuevo cauce para el agua, además de agregar 4 cajas de agua, de las cuales subsisten 2 hasta nuestros días.