EFE / La Voz de Michoacán El toque de queda entra en vigor esta noche en París y otras ocho grandes ciudades de Francia sin que el Gobierno haya cedido en el pulso con el mundo de la cultura y la restauración que pedían una excepción para recibir público más allá de las 21.00 horas. "Todo el mundo debe estar en su casa a las 21.00 horas, salvo las excepciones muy precisas que ya enumeré ayer", dijo hoy el primer ministro, Jean Castex, en referencia a las salidas autorizadas por trabajo, salud, desplazamiento en avión o tren, o bien salir para pasear a la mascota. Todos los locales y comercios deberán permanecer cerrados a esas horas durante las próximas cuatro semanas -ampliables a seis si hay ratificación parlamentaria-, a excepción de centros sanitarios y locales que repartan comida a domicilio. El Gobierno había mostrado el jueves una actitud abierta al diálogo pero ha zanjado con una negativa firme las esperanzas del sector cultural, uno de los más afectados por la crisis sanitaria pues en ciudades como París cines y salas de teatro no abrieron hasta el verano y con estrictas medidas de seguridad. La ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, defendía en una entrevista al diario "Le Parisien" este viernes más flexibilidad para los espectáculos y el cine. "Lo que quieren es considerar que las 21.00 horas no es cuando debemos estar en casa sino, para los que tienen una entrada al cine o al teatro, la hora de salida de la sala. Me parece defendible. La gente tarda treinta minutos o una hora en volver a sus casas, que el billete sirva de justificación en ese tiempo", dijo Bachelot. Pero esta petición, que fue secundada también por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, tampoco ha sido aceptada por el Ejecutivo. Responsabilidad colectiva El primer ministro visitó este viernes el hospital universitario de Lille, otra de las metrópolis afectadas por la medida junto a la región parisina, Marsella-Aix en Provence, Lyon, Rouen, Toulouse, Grenoble, Montpellier y Saint Etienne. Desde allí, hizo un llamamiento a la "responsabilidad colectiva", en una situación en la que "todos debemos ayudar". "Si dejamos todo en manos de los poderes públicos no lo lograremos. Hay que convertir a los franceses en actores, pueden hacerlo por sus familiares" y por los sanitarios, dijo Castex en una visita al servicio de urgencias del hospital. Y añadió: "Estoy seguro de que todo el mundo va a saber adaptarse, incluido el mundo de la cultura". También el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, defendió las medidas y se opuso a una flexibilización del dispositivo. "Si comenzamos a multiplicar las excepciones diciendo tal sector a las 21.00 horas, tal sector a las 22.00 y otro a las 22.30, no nos vamos a aclarar", declaró Le Maire en la cadena "BFM TV". Le Maire explicó además que los 1.000 millones de euros de ayuda que se destinarán para compensar a las empresas afectadas por las medidas, especialmente en el sector hostelero, evitarán el costo económico de 5.000 millones que supondría confinar estas zonas, y está muy lejos de los 15.000 o 20.000 millones que, calcula su Ministerio, costaría confinar todo el país.