Agencias / La Voz de Michoacán Estados Unidos. En el trabajo, en casa, en el coche y hasta en la escuela, claro, cuando todavía no llegaba al mundo pandemia del coronavirus, la discusión sobre poner o quitar el aire acondicionado o la calefacción nunca dejó de estar a la orden del día. En cualquier contexto cotidiano hay quienes tienen siempre demasiado frío o quienes siempre tienen demasiado calor y no llegan a ponerse de acuerdo para apagarlo o para dejarlo encendido, lo que se vuelve toda una odisea. Pero, ¿a qué se debe esa diferencia de sensaciones térmicas que hace que unas personas sean mucho más frioleras que otras? Para comenzar a tocar este tema es necesario señalar que no es lo mismo “tener frío” que “sentir frío. ¿Alguna vez te has parado a pensar por qué cuando te sube la fiebre, a pesar de que tu cuerpo tenga una temperatura muy alta, sientes muchísimo frío? Es sorprendente lo que en un mismo ambiente pueden sentir las distintas personas. Hay gente que en verano lo pasa fatal porque siente muchísimo calor, cuando en realidad el termómetro está en 23 grados, algo normal. Mientras otras, ante el mínimo resquicio de aire frío, ya se ponen el jersey, o las mil mantas o edredones si se trata del pleno invierno. ¿Por qué hay personas más calurosas o frioleras? Foto: Riesgo Cero. Lo primero está relacionado con una cuestión objetiva, con la temperatura a la que se encuentra nuestro cuerpo. La sensación de frío, sin embargo, es algo más compleja y atiende a varios factores. Comenzamos a percibir que nos sentimos fríos cuando los nervios de la propia piel envían señales al cerebro sobre la temperatura a la que se encuentra, pero no responden exactamente a lo baja que sea dicha temperatura. La sensación de frío más bien tiene que ver con la velocidad a la que dicha temperatura cambia. Por eso, cuando saltamos a una piscina, nuestra primera sensación puede ser de un frío intenso, debido al cambio de temperatura brusco. Pero conforme pasamos tiempo dentro del agua, la sensación se mitiga, ya que, independientemente de que la temperatura a la que nos encontramos sea más o menos baja, se mantiene constante y nuestra percepción se regula: la temperatura corporal puede llegar a mantenerse elevada hasta una hora. En realidad, esa primera impresión es una señal de alarma que nuestro cuerpo genera para avisarnos de que el cambio de temperatura se ha producido y garantizar que no suframos una hipotermia. De hecho, el sistema fisiológico actúa para que la sangre vaya hacia los órganos internos, los más vulnerables, protegiéndonos de un susto o incluso de una reacción letal. Young Businesswoman Sitting On Chair Using Air Conditioner In Office Ahora, el modo en que cada uno recibe el shock tiene que ver con cómo nuestro cerebro procesa la información recibida, y dicha sensación es completamente subjetiva según nuestro modo propio de sentir. Ahí entra en juego, además, nuestro sistema límbico, responsable del estado emocional. Esto llega al punto de que, en ocasiones, podemos sentir frío o calor únicamente por haber visto a alguien demasiado abrigado o demasiado desabrigado, incluso en una película. En cualquier caso, en la sociedad actual, con las calefacciones y los aires acondicionados, nos hemos acostumbrado a regular la temperatura ambiental de forma que esta sea la que se adapte a nuestro cuerpo y no nuestro cuerpo al entorno. Con información de Muy Interesante.