Etelberto Cruz Loeza “No conozco otra fuente de poder más que la opinión pública”.Benito Juárez En un hecho histórico e inédito varias cadenas televisivas y radiofónicas –CBS, NBC, ABC, UNIVISIÓN, Facebook Y Twitter –las más importantes, de mayor audiencia, credibilidad y cobertura nacional y hasta internacional- de Estados Unidos, el pasado jueves 5 del presente mes cancelaron su transmisión en vivo de la conferencia de prensa del presidente de la República y, ya, excandidato a su reelección, en la cual Donald Trump planteó una serie de acusaciones de fraude electoral y demandaba la suspensión-detención del conteo voto por voto en determinados estados de la Unión Americana, alejados todos ellos de la institucionalidad política. Y lo volvieron a repetir al finalizar esa misma semana. Esta determinación, mediática y empresarial, independientemente de que Trump no haya mostrado prueba alguna de sus dichos, generó varios puntos de vista y diversas opiniones, que se centran en dos posturas: a favor y en contra de la determinación. Cualquiera que sea o haya sido el motivo de la decisión, es serio, lamentable, que las empresas mediáticas se conviertan en censores y calificadores de los juicios, lo que los convertiría en rectores ineludibles de la información, de la moralidad y de la ética de, inicialmente, de todo lo que se publica y, particularmente, de la política. Por otro lado, los medios se están dando y hasta auto tomando función-atribución que ni les corresponde ni les va. Difícilmente alguna persona física o moral podría-pudiera tener o desempeñar con eficiencia la función de juzgar y ser jueces de la veracidad, de la certeza, pues, finalmente, sería el fin de la publicidad y de la propaganda de todo, fundamentalmente de la comercial y de la política y, si se busca hasta el fondo, de las declaraciones del poder público, sea del color que sea. La mentira es usual herramienta de la propaganda, publicidad y de la política. Si bien es cierto esa decisión son muestra de libertad de prensa, de suficiencia –económica, independencia, soberanía mediáticas - y de toma de decisiones. Muestra fortaleza socio-política: se opusieron al enorme poder presidencial ¡en los Estados Unidos! Y ya como complemento, el señor Donald Trump, si como dicen es un Hombre Show –de la telerrealidad y muy vinculado con los medios televisivos y mediáticos-, está obligado a valorar esta decisión, en los escenarios en los cual estaba en esos momentos: tiene todo en contra –desde el cómputo nacional, las encuestas, las apuestas, las reacciones de las Bolsas de Valores norteamericanas, de los principales mercados bursátiles del mundo y de altos funcionarios de su mismo gabinete-. Una cosa son sus informaciones- sus otros datos -, pronósticos políticos y deseos y visiones muy personales y, otra, muy distinta, la realidad, los escenarios reales y decidir: o se aferra a su perfil y su lógica y lleva a Estados Unidos a una confrontación sin futuro, poniendo en riesgo a sus instituciones o acepta la realidad y evita males nacionales mayores. Si opta por lo primero, mostraría que jamás tuvo: percepción de su función. Jamás visión de estadista y de Estado, específicamente, del país, la primera potencia mundial en todo sentido. Si decide hacerse a un lado, que legal e institucionalmente, debe hacerlo, se le reconocerá. Lo que debe hacer es preparar la entrega de su desastrosa administración, sumamente conflictiva y provocadora de división nacional. Como Nunca Estados Unidos está, divido, partido en dos. Es sumamente difícil que los medios realicen inmediata o cumplidamente la comprobación de lo que dice un político, y si lo hacen, ya pasó el momento. Existen medios que contabilizan las mentiras o checan los juicios –fact cheking, le llaman-. Ejemplo: el Washington Post tiene una sección dedicada a declaraciones falsas o engañosas del presidente Trump y afirmó que, para el 27 de agosto de 2020, Trump habría contado 22,247, en mil 316 días. Casi 17 diarias. Y el politólogo mexicano Luis Estrada realiza seguimiento de las conferencias matutinas de López Obrador. Precisa: en su primer año de gobierno, en 353 conferencias matutinas, AMLO realizó 15,790 afirmaciones no verdaderas – que no se pueden comprobar -: promedia 45 por día*. Igual que Donald Trump, nuestro presidente la agarra contra los que no están de acuerdo con él. Un hecho: Todos los medios son empresas. De su trabajo viven y buscan ganancias. Entonces, ¿Qué deben hacer los medios? Simple: 1° Definirse. ¿A quién se deben los medios? 2° Carecen de la facultad-atribución-obligación para convertirse en Ministerio de la Verdad, ni censor, ni fiscal moral, ni ser Gran Hermano, mucho menos. Datos numéricos tomados de la columna de Leo Zuckermann. La Voz de Michoacán. 091120.