Alejandro Serrano / La Voz de Michoacán Quiroga, Michoacán. México, por cuestiones geográficas e históricas siempre se ha visto envuelto por mitos y leyendas a lo largo de los años, resaltando por mucho las más clásicas como la “Llorona” o la “Malinche”, así como “El Charro sin cabeza” o el “Chupacabras”, pero pocos conocen a “La guare encantada”, una joven purépecha que se aparece en el cerro del Tzirate, donde “vive cautiva”, debido a que le negó su amor a uno de los dioses que se enamoró perdidamente de su belleza. Cuenta la historia que hace muchos años, una “guaresita”, de pocos días de casada, salió junto con su esposo al cerro del Tzirate en busca de leña, para recolectarla debido a que la usaban como combustible en su hogar y precisamente ese día uno de los dioses la vio y desde ese momento le despertó mucho interés. Se dice que la joven purépecha era muy bonita, pero tan bonita, que ese día uno de los dioses que vagaban entre los pinos, pinabetes y madroños del Tzirate, se enamoró de ella al momento que se la topó de frente. La “guaresita” nunca se dio cuenta del encuentro, ya que los dioses son invisibles. Foto: Facebook Michoacán Celebra la Vida Eso sí, la muchacha desde ese día comenzó a sentir sensaciones extrañas, como si alguien la estuviera mirando durante todo el día y al no saber lo que estaba pasando, ella prefirió no darle la importancia que el dios pretendía; entonces, él decidió hacerse notar para que la joven comenzara a conocerlo y así, con el tiempo, ella llegara a darse cuenta del amor que él le tenía. Con el paso de los días, el dios enamorado intentó de todo, una y otra vez le dejó pistas para que ella comprendiera que él estaba ahí por ella, para que la chica se fuera con él, así que buscó por todas las formas posibles que la joven se diera cuenta de su existencia y nada, la chica nunca hizo caso a las situaciones fuera de lo común que le acontecían, por lo que llegó el día en el que el amor que sentía el dios se transformó el coraje, rabia e impotencia, así que decidió encantarla para llevársela cerca de él y lejos de su vida cotidiana. Fue así que la joven mujer desapareció de su hogar, dejando solo a su amado esposo, quien por años la buscó sin haber encontrado al menos un rastro que lo llevara a conocer su paradero. Foto: Facebook Ramon Fabian Leal Desde ese entonces la gente cuenta que la hermosa “guare encantada” habita en uno de los grandes riscos del cerro del Tzirate, donde sólo se puede llegar con equipo para escalar y que quienes lo han logrado han tenido la oportunidad conocerla. Se dice que únicamente se aparece a los hombres para que la ayuden a regresar a su hogar, sobre todos a aquellos de “ojo alegre” o con problemas en sus hogares, los que no dudarían en ayudarla al ver que se trata de una joven muy bonita. La historia resalta una época no muy lejana, en la que todos los leñadores y arrieros que llegaban al pico del Tzirate la veían, a los que le decía que por favor la trajeran a Quiroga, hasta el centro del templo mayor de esa ciudad, pero que por favor la trajeran cargada en la espalda y que cuando la trajeran cargada en la espalda por ningún motivo voltearan a verla, así escucharan lo que escucharan, que no lo hicieran o jamás volverían a verla. Se cuenta que el primer hombre que se atrevió a cargarla en la espalda desde el cerro del Tzirate, convencido por su belleza, dejó allá todas sus herramientas de trabajo: sus burros, sus bateas, su hacha, todo lo que le estorbara o pesara, con tal de traerse a la joven mujer cargada y desencantarla, con la idea de pretenderla y quedarse con ella como pareja. Durante el trayecto el hombre se dio cuenta que la hermosa joven pesaba muchísimo y que en el campo no sucedió nada, sino hasta llegar a la entrada del pueblo de Quiroga de aquel entonces, donde empezó a escuchar las voces de la gente, que le gritaban “oye… estás loco, llevas cargada una serpiente” o “llevas un animal horrible”, entre otros gritos, que le decían que soltará lo que cargaba. La fortaleza del hombre, provocada por el deseo de cautivar a la hermosa joven, por el favor recibido, era mayor que los gritos de peligro que recibía de la gente, así que durante el camino hacia la Iglesia mencionada nunca volteó al transitar por las vialidades, pues en ese momento la belleza de la muchacha valía más la pena el sacrificio, que el sentir el miedo que le advertían las personas. Pero, fue hasta llegar a la parroquia mayor de Quiroga que el señor cura salió y el dijo: “hijo no puedes entrar con ese animal tan horrible al templo”, a lo que el hombre le respondió, “pero padre, no es un animal”, a lo que el presbítero le reiteró al leñador, “que no puedes entrar con ese animal, ¿qué no lo has visto?”, a lo que el cargador añadió que no, por lo que el párroco le dijo, “pues voltea y date cuenta de lo que cargas”. Intrigado por las palabras del cura de la iglesia, el hombre volteó y con ello se perdió el encanto. ¿Qué pasa con los hombres que aceptan ayudar a la “guare encantada” y fracasan?, aparentemente nada, pero muchos de los pobladores dicen que sí, que los “galanes valientes” abren un campo de maldición o mala suerte en sus hogares, donde comienzan a vivir cosas adversas a la bendición: pérdidas en lo material, problemas de buena salud y situaciones que golpean la armonía familiar. Mientras que la situación de cautiverio de “La guare encantada”, en el cerro del Tzirate, continuará por siempre, eso sí, hasta que el destino deje de jugar en su contra, cuando entre los hombres que suban a la montaña más alta de Quiroga se encuentre uno especial, uno que la ayude más por amor que por el deseo que genera su belleza. El sendero del Zirate cuenta con otras leyendas, entre las que destaca otra muy conocida de la región lacustre, en la que se cuentan que una persona sordomuda se encontraba en las faldas del cerro recolectando leña y un presentimiento la guio a un lugar donde encontró un monolito de cantera. Al dar a conocer el hallazgo se dieron cuenta de que se trataba de una cantera con forma de cruz al centro y en el relieve una imagen de Jesús crucificado, misma que colocaron en la iglesia de la comunidad, desde entonces fue nombrado el Señor de la Exaltación. El Tzirate es un sendero circular de más de 20 kilómetros, localizado dentro del territorio del municipio de Quiroga, en el estado de Michoacán, el cual ofrece vistas panorámicas, el mismo que es visitado por mucha gente para hacer senderismo, actividad deportiva no competitiva que consiste en caminar siguiendo un itinerario determinado. Foto: Facebook Ambeto Fine Arts Una ruta muy directa para subir a la cumbre del pico más alto de la región, es partiendo por la calle Benito Juárez, casi esquina con la calle López Mateos Norte. Es una montaña situada exactamente a 3.32 kilómetros al sur del centro geográfico de Quiroga, la cual tiene una altitud de 3 mil 318 metros, cerca del cerro Los Zirantitos. Es el pico más alto de la zona, así como el lugar más querido y admirado por los quirogenses, quienes lo plasmaron en su escudo oficial para convertirlo en símbolo de grandeza, poderío y el coraje que caracteriza a sus habitantes, resaltando con ello su ideología tenaz, siempre en busca del progreso. Foto: Facebook Icuácato Michoacán El bello lugar pertenece al municipio de Quiroga, población de fundación prehispánica que era conocida como Cocupao, que significa “lugar de recepción” y que, por decreto del Congreso del Estado el 3 de septiembre de 1852, se le dio el nombre de Quiroga, para honrar la memoria del ilustre obispo de Michoacán, Don Vasco de Quiroga. ¿QUÉ COMER? Visitar el Tzirate, en Quiroga, es espectacular, sobre todo porque la ciudad tiene todo para que sus visitantes pasen un fin de semana grandioso, donde también los invita a que aprecien una gran gama de artesanías, además de que es uno de los municipios más ricos en gastronomía, en el cual se puede degustar las tradicionales corundas, birria, tacos de cabeza, dorados, tripa, bistec, costilla y las famosas carnitas, cuyo sabor es conocido por personas en todo el país e incluso afuera de las fronteras de la República Mexicana. ¿QUÉ VER? El nevado, como también los llaman los comuneros de la zona, es ideal para los deportes extremos en bicicleta, el cual tiene todo para que los deportistas vivan la adrenalina en todo su esplendor y más porque se trata de un sendero que tiene rostro de una bella mujer, la que se puede apreciar sobre todo por las tardes, antes de la puesta del sol, que es cuando se devela. ¿Dónde queda? Distancia entre el Cerro del Tzirate y las las ciudades más cercanas • De Morelia, a 34.7 kilómetros • De Tarímbaro, a 36.2 kilómetros • De Panindícuaro, a 38.1 kilómetros • De Villa Jiménez, a 32.4 kilómetros • De Villa Morelos, a 30.7 kilómetros • De Zacapu, a 29.8 kilómetros • De Chucándiro, a 26.7 kilómetros • De Erongarícuaro, a 26.7 kilómetros • De Pátzcuaro, a 25.7 kilómetros • De Huiramba, a 22.3 kilómetros • De Lagunillas, a 21.2 kilómetros • De Huaniqueo, a 18.8 kilómetros • De Tzintzuntan, a 13 kilómetros • De Coeneo, a 12.3 kilómetros