Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La mujer michoacana, dentro del esquema socioeconómico y cultural actual, continúa enfrentando una serie de desventajas y violencias que se ejercen en su contra casi de forma sistémica, entre las que se pueden destacar las agresiones físicas y psicológicas. No obstante, uno de los tipos de violencia más comunes y que menos se ha podido combatir en términos de políticas públicas es la económica. La diferencia en las percepciones salariales de hombres y mujeres no sólo persiste, sino que se han acentuado en los últimos cinco años, pasando de 16 a 22 por ciento. Las trabajadoras michoacanas se enfrentan a una precarización laboral que va más allá de la propia inercia de los sectores en que se desempeñan. Además de culturalmente ser más castigadas en torno al acceso al mercado laboral, aquellas que ingresan enfrentan tres problemáticas: la brecha salarial de género ya comentada, una insuficiencia económica importante derivada de lo anterior, así como un altísimo porcentaje de mujeres ocupadas sin acceso a la seguridad social, que en nuestro país se percibe más como una prestación laboral que un derecho humano. Ganan menos, trabajan más En el marco del Día Mundial de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora cada 25 de noviembre desde 1999, es importante hacer hincapié en estas problemáticas, no sólo para demostrar que no se han erradicado, sino para buscar que sean abordadas a la brevedad posible, pues los diversos esquemas emanados desde las autoridades no han hecho más que aumentar una brecha cuya meta original era mitigar. La realidad es contundente: las trabajadoras michoacanas ganan significativamente menos que los hombres, lo equivalente a casi una cuarta parte del salario mensual, es decir, las mujeres necesitarían años de quince meses para ganar lo mismo que un hombre. Y es que para junio la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) ubicó el salario promedio de los trabajadores michoacanos en 7 mil 50 pesos al mes, mientras que las mujeres perciben una media de 5 mil 450 pesos en el mismo lapso: mil 600 pesos menos. Por si fuera poco, el IMCO reconoce que las mujeres trabajan en promedio un 10 por ciento más de horas a la semana, a lo que se debería sumar la labor no remunerada en el hogar. Esta cifra, hace referencia tanto al trabajo formal como informal, y si bien es cierto que la brecha salarial de género es menor en los empleos debidamente registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la brecha salarial sigue existiendo en la formalidad y ronda el 13 por ciento, además de que se debe destacar que la enorme mayoría de michoacanas ocupadas se desempeña actualmente en la informalidad. Son dos las vertientes principales que ocasionan esta problemática, según refiere Valeria Moy, directora del Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO). En primer lugar, un aspecto cultural machista que sigue presente y que dice que las mujeres, al menos en cierta medida, son menos competentes para muchas actividades, por lo que su sueldo en un número amplio de empresas (y de oficinas de gobierno) se tasa deficitariamente en comparación con el de los hombres. En segundo lugar, que esta misma cultura privilegia los puestos de mando y mayor salario para hombres. Cuando se hacen los promedios de salarios, los trabajadores varones salen muy por encima no sólo porque les pagan más por hacer la misma labor, sino porque los puestos mejor remunerados están en su mayoría acaparados por hombres, con poco piso parejo en cuanto a competencias profesionales y perfiles para aspirar a ellos por parte del sector femenino. Y las que tienen empleo… La problemática no es menor, pues ante el contexto de la pandemia se puede precarizar la ya de por sí desventajosa situación laboral de las mujeres. Tras la pandemia, menos del 40 por ciento (38.6) de las mujeres michoacanas tiene acceso al mercado laboral . Las tasas de desempleo e informalidad son también mayores entre las trabajadoras y ambas se espera que aumenten en el rumbo de estos meses. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la situación laboral en Michoacán para las mujeres también presenta síntomas de precariedad que no se han atendido, sino aumentado. Los datos oficiales revelan que el 77 por ciento de las mujeres trabajadoras se desempeña sin seguridad social y, por ende, privadas de prestaciones necesarias para temas como el embarazo o la maternidad, ni se diga en caso de enfermedades. Además, el INEGI señala que el 55 por ciento de las mujeres michoacanas percibe un ingreso insuficiente. Es decir, más de la mitad de las trabajadoras del estado no ganan un salario siquiera que les permita ser autosuficientes.