Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. En Queréndaro, que significa ‘Lugar de Peñascos’, hay uno emblemático que encierra míticas historias dentro de sus cuevas; ahí, donde se cuenta que existió un adoratorio prehispánico que habría pertenecido a la cultura “Chupícuaro o Pirinda”: La Peña Rajada. En La Peña Rajada tiene origen la leyenda del idilio amoroso y prohibido entre la sacerdotisa local Incunicunari y el guerrero chichimeca Cuauhutli. Foto: Especial. Cuauhutli llegó a estas tierras, acompañado de un ejército, para conquistarlas para su padre, líder de la tribu chichimeca que habitaba al otro lado de Yurirhiapundaro (Lago de Sangre), en lo que hoy es la región de Yuriria, Guanajuato. A Incunicunari, quien fue consagrada desde pequeña al dios Sol, no le estaba permitido establecer relación alguna con ningún hombre, pero se enamoró del guerrero, afrenta tuvo fatales consecuencias: la bella sacerdotisa fue condenada al sacrificio. Foto: Especial. Pero Cuauhutli intentó evitar que la sacrificaran, pero no lo logró, pues en ese momento el templo se derrumbó, sepultando a su amada. Desconsolado, el guerrero deambuló de por vida por las ruinas hasta que murió. “TOOODOOO O NAAADAAA”, LA VOZ LÚGUBRE DENTRO DE LA CUEVA Se cuenta que la roca fue partida por un rayo, y posterior a la época prehispánica, por esa zona transitaban diligencias cargadas de oro que los forajidos robaban y luego se escondían en las cuevas de La Peña Rajada. Sin embargo, unos morían por las heridas de bala; otros, por picaduras de animales, y sus cuerpos ahí se quedaban. Uno relato contado por la periodista Rocío Muñoz, oriunda de Queréndaro, refiere que “cuando alguna persona entraba a sacar el oro, al ir saliendo se cerraba la piedra y se escuchaba una voz lúgubre y terrorífica: “Tooodooo o naaadaaa”, que significaba que junto con el botín también se tenían que llevar las osamentas de los forajidos que murieron en el lugar. “Asustados, mejor soltaban el oro, se abría la piedra y huían despavoridos”. Actualmente, La Peña Rajada es constantemente visitada tanto por los habitantes del municipio, como por los turistas, donde pueden adentrarse en sus cavidades y vivir la experiencia mítica de sus leyendas. QUERÉNDARO TIENE MÁS… Este municipio michoacano, cuyas principales actividades económicas son la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, cuenta con más atractivos para quienes lo visiten. Alberga históricos monumentos arquitectónicos, como la parroquia de San Diego, la Capilla de San Vicente de Padua, el Templo de la Inmaculada Concepción y el Templo de San Agustín, del siglo XVI. Cada año se celebra su tradicional y famosa Feria del Chile, donde se deleita el paladar son su típica gastronomía, como los chiles capones, deshebrado de chiles verdes, mole de guajolote, corundas, gorditas de trigo y pescado. Fotos: Sam Herrera Jr. / La Voz de Michoacán. La tradicional Feria del Chile es un deleite para los cocineros y chefs que encuentran una vasta variedad de chiles. Fotos: Sam Herrera Jr. / La Voz de Michoacán. Foto: Sam Herrera Jr. / La Voz de Michoacán. La ambiente de la Feria se vive a todo lo que da. Además, se puede adquirir piezas artesanales elaboradas con fibras vegetales, como figuras y canastas. CÓMO LLEGAR Existen diversas rutas para llegar al pueblo de Queréndaro: desde Morelia, el tiempo aproximado de viaje es de una hora durante 37.9 kilómetros, tomando la carretera hacia Maravatío, pasando por Atapaneo, Charo, Indaparapeo y San Lucas Pío. Del oriente michoacano se puede llegar por la carretera Toluca-Morelia; de Ciudad Hidalgo el recorrido dura un aproximado de una hora con 8 minutos (61.5 Km). Desde Guanajuato, la ruta más cercana es por Acámbaro con dirección a Zinapécuaro y luego a Queréndaro, con tiempo aproximado de poco más de una hora (64.9 km).