Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. A unas horas de que se celebre Navidad y en medio de la contingencia sanitaria por el Nuevo coronavirus (COVID-19), la avenida Lázaro Cárdenas de Morelia se encuentra al borde del colapso, con cientos de puestos de venta ocupando las banquetas y las paradas de transporte público, lo cual ocasiona filas de vehículos de varias cuadras y aglomeraciones de cientos de personas en riesgo de contagio. Autoridades, tanto municipales como estatales, han prometido ordenar al comercio informal de la capital michoacana y ofrecerles alternativas para subsistir sin que afecten la movilidad en las vías públicas. Sin embargo, desde los primeros días de diciembre, comenzaron a arribar puestos de venta tanto en los accesos del Mercado Independencia, como a lo largo de ambas aceras de la vialidad, causando un caos vial y de movilidad que no se diferencia del vivido a finales del 2019. Video: Arturo Molina. Hoy en día la acera sur de la vialidad se encuentra ocupada por decenas de puestos desde la esquina de la avenida Vicente Santa María prácticamente hasta llegar a la Plazuela Carrillo. Pero adicionalmente también la acera norte se encuentra ocupada desde el Mercado Independencia hasta la esquina con Virrey de Mendoza, lo cual implicaría una violación al Bando Municipal ya que dicha acera todavía forma parte de la zona protegida del centro histórico. Mientras no se observa a un solo elemento de la Policía de Morelia ordenando la circulación de la zona o retirando a los vehículos estacionados en doble fila, se forman líneas de tráfico de hasta cinco cuadras y media hora para pasar el tramo más crítico. Las rutas de combis verdes que provienen de la plazuela Carrillo han optado por cambiar su ruta, dar vuelta por Abasolo y rodear el caos vial hasta salir por la calle Río Nazas nuevamente hacia la avenida Lázaro Cárdenas. Foto: Sam Herrera Jr. A la par que los automovilistas y los usuarios de combis se desesperan viendo cómo transcurren los minutos, los peatones han dejado de gozar de una banqueta para circular o de una parada establecida para abordar el transporte público; deben avanzar sobre el arroyo vehicular evitando ser alcanzados por algún vehículo, mientras los puestos con pirotecnia o alimentos preparados con aceite hirviendo, son otros de los riesgos de los que deben cuidarse mientras avanzan por la avenida. El anterior fenómeno ha generado un corredor de prácticamente cinco cuadras de riesgo de contagio del COVID-19, son tramos ampliamente transitados, en los que pueden aglomerarse hasta 50 personas en una esquina sin que haya un solo trabajador municipal revisando el uso de cubrebocas u ofreciendo gel antibacterial. A la par que se viven este tipo de omisiones en la calles, la capital suma más de 300 casos activos del nuevo coronavirus y supera 560 fallecimientos por esta causa. Esta situación se da pese a las promesas de autoridades de ordenar y dar alternativas a las personas que actualmente dependen del comercio en las calles. Sin embargo, nueve meses después de iniciada la contingencia sanitaria, la situación en la Lázaro se vivió exactamente igual que en el 2019. A ello se suma una vez más la versión de que existe una aplicación diferenciada de la ley, ya que en comercios y bares formales sí se continúan las supervisiones y suspensiones, mientras la Lázaro Cárdenas está al borde del caos. “MEDIÁTICA”, DECISIÓN SOBRE LA LÁZARO El jefe de comercio en la vía pública del Ayuntamiento de Morelia, Guadalupe Pérez Gutiérrez, explicó que actualmente hay permitidos 120 puestos de venta en la avenida que permanecerán de forma intermitente hasta el cinco de enero y se les brindó dicha oportunidad para que puedan tener una recuperación económica. “Ahorita en la Lázaro Cárdenas tenemos ya alrededor de 120 comerciantes tolerados, que comenzaron a instalarse desde el 15 de noviembre y hasta el seis de enero. En la acera norte, desde Andrés del Río a Virrey de Mendoza, se permitió nada más hasta el 24 de diciembre y después viene otra etapa del 28, 29, 30 y 31, esos cuatro días y después viene el cuatro y cinco de enero, son 10 días los que se permite prácticamente. La idea es darles oportunidad de que se ayuden en lo económica”. Cuestionado sobre si esta decisión se consideró prudente en la actual situación epidemiológica, respondió que “Lo recomendable es que no fuera nadie. Pero ustedes saben cuál es la cultura que rodea al comerciante popular, como fue el caso de San Diego (Caña Fest) en el que presionaron para que se les diera otras áreas, además de que hubo muchos cuestionamientos de la ciudadanía, algunos a favor y otros en contra”. “La autoridad se ve inmersa en algo intermedio y tenemos que ver una alternativa mediática que nos ayude. Claro que nos preocupa y en cualquier momento nos pueden dar la indicación de “Tranquilos con esa instalación de comercio” (que los retiren) y tendremos que hacerlo e informarles de cualquier alerta del Gobierno del Estado”, concluyó.