Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. El estado de Michoacán sufre un paulatino aumento en la temperatura, al grado de que zonas elevadas superiores a los 2 mil 600 y 3 mil metros sobre el nivel del mar incrementaron sus registros históricos de temperatura hasta en 2 grados centígrados en los últimos años. Lo anterior supera los datos presentados hasta 2017, en los que se tenía un estimado de incremento de apenas un 0.8 grados respecto a la media histórica. El doctor Cuauhtémoc Sáenz, investigador del Instituto de Investigaciones de los Recursos Naturales (Inirena) en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo e integrante del Consejo Consultivo de Cambio Climático en la entidad, señaló que los estudios realizados en las zonas de la reserva de la mariposa monarca han revelado este cambio en el comportamiento del clima. En entrevista, el investigador especificó que si bien se trata de 2 grados en la temperatura en las regiones más elevadas de todo el estado, lo anterior se podría traducir o adaptar a incrementos aún más notables en zonas bajas como Tierra Caliente y grandes centros urbanos como Morelia, Uruapan, Zitácuaro y Zamora, en donde las oleadas de calor son cada vez más recurrentes más intensas. Foto: Pixabay. Los municipios enclavados en la Tierra Caliente de Michoacán presentan el más alto grado de afectación por el calor. “Los dos grados que menciono son de los datos que hemos levantado en el último año y medio, lo planteamos de julio de 2019 y de ahí a la fecha podemos observar que hay un incremento de más o menos 2 grados a 2 mil 600 y a 3 mil metros de altitud. Curiosamente, a 3 mil 400 metros hay un enfriamiento y es muy raro. El incremento es respecto a la media histórica 61-90”, explicó el especialista en entrevista. Respecto a zonas más bajas, aclaró aún no hay estudios certeros, no obstante que por la tendencia que se observa con las oleadas de calor cada vez más constantes, intensas y largas, no sería sorpresa que superaran los 2 grados centígrados de incremento que presentaron las zonas más altas. Entre los factores que permiten identificar tal tendencia, se observa que especies forestales, en el caso de la capital del estado, han observado cierto estrés a adaptarse al clima en el que alguna vez fueron endémicas, como los encinos. Las especies cada vez necesitan de más altura en el centro del estado para poder adaptarse a los suelos. Las ciudades como Morelia se han convertido en islas de calor. Foto: La Voz de Michoacán. A decir del doctor Sáenz, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México Campus Morelia han advertido tal fenómeno en puntos como el Cerro del Punhuato, a través de reforestaciones que han arrojado datos importantes respecto al impacto que tienen factores como la urbanización. “El doctor Roberto, que trabaja en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM, aquí en Morelia, realizó estudios en el Punhuato con encinos y demostró que los encinos ya hay que plantarlos a mayor altitud, justamente porque en el cerro se combina el cambio climático con el cambio de calor de la ciudad, por el pavimento, vehículos y demás factores. Hay un incremento anormal de la temperatura. Los datos que les doy son de sitios fuera de áreas urbanas. No me sorprendería que en ciudades fueran más de 2 grados”, explicó. Ciudades como Morelia han advertido incrementos sostenidos en la sensación térmica de los últimos años y periodos cada vez más largos de calor y sequía. Los termómetros en temporada de calor han alcanzado hasta los 33 grados centígrados, superando los records históricos de calor que eran de entre 30 y 31 grados centígrados. Al interior del estado ya se tienen puntos específicos donde se ha observado la muerte de árboles de manera espontánea, lo cual fue vinculado a la incapacidad de las especies de pinos a adaptarse al aumento de temperatura. Se han identificado casos de muerte repentina de árboles como en San Juan Nuevo y la Biosfera de la Mariposa Monarca. En esta última región, al ser tan políticamente protegida y renovada constantemente en su núcleo forestal, el fenómeno ha pasado prácticamente desapercibido. No obstante, el especialista evidenció que desde hace años se ha observado una incapacidad de los árboles de bombear agua hasta la copa y las ramas, lo que produce una muerte repentina. Lo anterior fue atribuido al impacto del cambio de temperatura y las condiciones climáticas a las que están acostumbrados todos los organismos estáticos como lo es la flora.