Redacción / La Voz de Michoacán Diego Garijo, nacido en Guanajuato (México), combina dos actividades aparentemente disímiles: de día es luchador y de noche se convierte en ‘drag queen’. Garijo, quien fue llevado de forma clandestina a EUA en su niñez, es conocido en el ring como ‘Dos Pistolas’. Este hombre, de 41 años, practica una amplia variedad de deportes de combate: lucha cuerpo a cuerpo, artes marciales mixtas, kick boxing, boxeo tailandés y pancracio. “He hecho un poco de todo y soy muy respetado”, afirma. Cuenta que su récord profesional es de 11 encuentros ganados y dos perdidos. Sin embargo, tras un accidente ocular tuvo de hacer una pausa y descubrió su otra pasión: el ‘drag’. SE INICIA EN LAS LUCHAS A principios de la década de 2000, Garijo se inició en el combate para escapar de las drogas y de la delincuencia. Su carrera profesional se inauguró en 2006 y culminó en 2012, tras el desprendimiento de su retina. La razón por la que comencé a pelear es porque estaba viviendo una vida de crimen, estaba atrapado en una situación bastante mala con las drogas. La lucha fue lo que realmente atrajo mi atención”. A pesar de su condición ocular, ‘Dos Pistolas’ no paró de pelear, incluso en 2019, cuando incursionó en “su otra pasión”, que es la escena ‘drag’, donde es conocido como ‘Lola Pistola’. Foto: Vice. EN EL MUNDO DRAG Su primera aparición ataviado de mujer fue en un concurso amateur donde, a pesar de quedar en segundo lugar, recibió parte del premio porque el ganador sintió que él había tenido mejor desempeño. Recuerda que en su juventud, ocasionalmente, su familia lo vestía de niña como diversión. “Realmente disfrutaba sincronizar los labios con la letra de una canción, así que ya lo hacía cuando era niño. Pero no tenía ganas de hacerlo de forma profesional hasta que tomé clases de inteligencia emocional”, explica. Cuando deja los guantes de pelea y el cuadrilátero, se transforma, luego de una laboriosa sesión de maquillaje donde se pone pelucas, uñas postizas, tacones altos y atuendos femeninos. Explica que incursionó en ese ambiente para hacer “un experimento de vulnerabilidad” y “salir de su zona de confort”. Para él, ataviarse de mujer y ser homosexual no guardan relación. “Ser drag y y ser gay no tienen nada que ver entre sí”, explica. En ese proceso, su puesta en escena ha atraído la imaginación de muchas personas, que lo encuentran “muy inspirador”. “Cuando se acercan a mí y me lo dicen, me hace muy feliz. Me animan a continuar, porque quiero luchar contra la masculinidad tóxica”, asevera. Debido a la crisis por el coronavirus, ha estado alejado del escenario, pero ha logrado mantenerse de otra manera, a través de dos exposiciones de arte donde participó vestido de ‘drag queen’. Además, promociona y vende sus pinturas en su cuenta de Instagram. Con información de RT.