Rafael Alfaro Izarraraz Los cuerpos de los policías que permanecían, tristemente, amontonados y tirados luego de que fueron asesinados en el municipio de Coatepec de Harinas, México, requiere no sólo apostar por dar con el paradero de quienes cometieron el multihomicidio. Demanda revisar los modelos y sistemas con los que se ha operado hasta el momento el sistema de seguridad, sin dejar de considerar las estructuras sociales reproductoras de la causa de muchos de los males, mujeres y hombres necesitados. El sur del estado de México es una región especial. Colinda con los estados de Guerrero y Michoacán. Por las características orográficas de la región el sur ha sido un lugar en el que tradicionalmente se ha sembrado amapola, sin que se haya conformado una estrategia de fondo para erradicar esos plantíos que es la fuente de grupos delictivos originales, antes de que llegara la Familia Michoacana. Aquella actividad tiene decenas de años, que se combina con la actividad agrícola de la región y ante las dificultades de espacios en donde no llegó el reparto agrario, por lo que aparte de las actividades agrícolas, la población migra con regularidad hacia los Estados Unidos. La siembra de amapola en la región se transformó en un fenómeno que con el tiempo se reflejó en los municipios del sur de la entidad, de donde son algunos políticos del grupo que ha dominado la vida política local. Es imposible creer que en las altas esferas del gobierno local no se hayan dado cuenta. Al amparo de la siembra de amapola, los negocios relacionados con el comercio proliferaron en algunos municipios sureños, en donde Tejupilco y Coatepec forman parte de algunos de los centros más importantes de la región y en donde el crimen organizado ha implantado su ley a punta de muertes y violencia. El alcalde de Zacualpan, José Eduviges Nava Altamirano, dos veces alcalde de este municipio, en 2011 fue secuestrado y encontrado muerto más tarde. El edil fue mientras viajaba precisamente por la carretera Zacualpan-Coatepec de Harinas. Como se sabe unos años antes, muy cerca de Zacualpan, está el municipio y destino turístico de Ixtapan de la Sal, en donde en 2008 fue asesinado también el alcalde del lugar, Salvador Vergara Cruz. Para el entonces gobernador de la entidad, Enrique Peña Nieto, la muerte del alcalde de Ixtapan fue considerada como una afrenta contra el Estado. Lo anterior, aunque no es el único factor, doblegó a los ediles. Esto dijo el Fiscal mexiquense (Alejandro Gómez), en octubre pasado, ante diputados: “Lo que pasa en el sur del estado, no solo es un tema que compete a la Fiscalía. A nosotros nos corresponde la persecución e investigación de los delitos. La seguridad le compete a varias instituciones o instancias de gobierno federal estatal y municipal. En el sur del estado tenemos un problema que raya en un problema de gobernabilidad. Varios de los ayuntamientos tienen contacto y comunicación con células del crimen organizado. Se trata de meter orden desde las autoridades municipales y necesitamos presencia de las autoridades en materia de seguridad. No solo de la policía estatal, sino de la Guardia Nacional, Sedena y la Marina” (Israel Dávila, La Jornada: 30 de octubre). El sur de la entidad prevalece un tipo de economía agrícola de subsistencia que coexiste con otros en donde se puede observar una importante inversión e infraestructura, como lo es la producción de flores, lo que ha convertido a la región con dinámicas diversas tanto sociales, productivas, en un ámbito rural. También árboles frutales, de manera particular la siembra de aguacate (ver: Alejandro Chávez, Francisco Herrera e Ivonne Vizcarra. (2018). Desarrollo territorial rural: agricultura y migración en el sur del estado de México. Economía, Sociedad y Territorio). Otros estudios del sur mexiquense como el de María Orozco y otros autores (Tendencias del sector agrícola, Estado de México, publicado por la revista Quivera) nos muestran una economía sureña en general empobrecida, sacada a flote en parte por los ingresos de los migrantes, entidad con una agricultura de subsistencia, cuya población migra hacia Estados Unidos, pero también hacia centros urbanos del país y un segmento soportado en importantes inversiones en la producción de flor. Dice un refrán que a grandes problemas remedios del mismo nivel. Hace algunos años, Guillermo González (encarcelado por Arturo Montiel porque tuvo la “osadía” de reclamarle el día de su primer Informe desde arriba de una de las fuentes de la Plaza central, sobre el tema de la Tierra Caliente), quien fue líder perredista en la región y diputado local, planteó la posibilidad de crear una entidad en la Tierra Caliente. Ana Lilia García Castelán, en Milenio (11/0872019), dice que, ante la situación del sur mexiquense, el alcalde de Tejupilco, el morenista, “Anthony Domínguez Vargas, revivió la propuesta para la creación del estado de Tierra Caliente que sería el número 33 del país”. Estaría integrado “por demarcaciones de Estado de México, así como de Guerrero y Michoacán. Ante alcaldes y representantes, de Tlatlaya, Luvianos, Amatepec, San Simón de Guerrero, Texcaltitlan, Sultepec, Almoloya de Alquisiras, Zacualpan y Zumpahuacan; llamó a revertir la condición de abandono que vive el sur, donde destaca la falta de servicios y el pésimo estado de las vías de comunicación. Por aquello de las dudas, el edil se curó en salud y en el mismo acto, refrendó su compromiso de trabajar en coordinación con el gobernador Alfredo Del Mazo Maza, a quien reconoció el apoyo que ha dado a esta región en los últimos meses. Bueno, de lo que se trata es de que nunca más sigamos viendo imágenes como las de Coatepec de Harinas.
La Voz de Michoacán
