Redacción / La Voz de Michoacán Estado de México. Luego que el obispo emérito de Ecatepec estuviera en un acto del partido Fuerza por México y que se perfilara para contender por este instituto a una diputación local por la vía plurinominal, el religioso declaró que nunca se inscribió; además, aseguró que habló con el papa Francisco, quien le prohibió que incursionara en la política. Ayer, la noticia también caló en la Conferencia del Episcopado Mexicano, que se deslindó de todo acto político, que a título personal realice Mons. Cepeda, no ejerciendo por ello, ni de voz ni de acción, representatividad oficial de la Iglesia Católica. La CEM también precisó que Cepeda aún es miembro del colegio episcopal mexicano como emérito de Ecatepec, sin oficio eclesiástico actual, y como tal, está sujeto al Derecho Canónico vigente que establece, entre otros puntos, que los clérigos deben abstenerse de “constituir o participar en asociaciones cuya finalidad o actuación sean incompatibles con las obligaciones propias del estado clerical o puedan ser obstáculo para el cumplimiento diligente de la tarea que les ha sido encomendada por la autoridad eclesiástica competente” (Canon 278). https://twitter.com/monicagarzag/status/1379183163746947084?s=20 Este martes, en entrevista para Milenio Televisión, con Carlos Marín, el polémico prelado aseguró que no firmó la precandidatura para un cargo de elección popular abanderado por Fuerza por México, incluso, manifestó que le causó risa cuando se lo propusieron. Además, declaró que no dejaría su ministerio episcopal por una “pendejada de tres años” (lo que dura el cargo) y hasta criticó a los legisladores que están sentados en una curul solo para levantar la mano sin saber qué decir. “Yo jamás voy a abandonar mi ministerio, porque sería tanto como vender mi progenitura por un plato de lentejas, por ser diputado; es una pendejada de tres años y yo como obispo estoy designado a juzgar los dos activos de Israel en el cielo”. Y agregó: “La cantidad de pendejos que no saben ni qué decir, están sentados ahí para levantar la mano”. Pero Onésimo fue más allá, al afirmar que obedeció las órdenes del papa, a través del nuncio apostólico en México, Franco Coppola, para abstenerse de ser candidato “a riesgo de perder el obispado”.