Prevalece explotación jornalera en Michoacán; hay 260 mil registros focalizados en 4 municipios

La necesidad de abandonar sus comunidades para ser empleados en los jornales también ha impactado a las mujeres michoacanas, mismas que superan las 27 mil.

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Michoacán. Se mantiene Michoacán en el segundo lugar a nivel nacional en cantidad en jornaleros agrícolas. Solo por debajo de Veracruz, la explotación agrícola y la carencia de miles de familias permanece arraigada a las distintas regiones del estado con más de 260 mil registros focalizados en cuatro municipios.

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La necesidad de abandonar sus comunidades para ser empleados en los jornales también ha impactado a las mujeres michoacanas, mismas que superan las 27 mil.

En este caso, se ha advertido que en muchos casos son madres de familia, situación que impacta a una cantidad no cuantificada de mejores en condiciones de inmigración y carencias.

El estudio del Consejo Nacional para Prevenir la Violencia contra Las mujeres (CONAVIM), el último estudio realizado reveló que hasta el 10. 51 por ciento de los 260 mil jornaleros agrícolas detectados en el estado, son mujeres, que al igual que el resto del 89 por ciento de los varones, viven condiciones de precariedad económica y social.

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El dato anterior sostiene a Michoacán por encima de la media nacional tanto en cantidad de jornaleros como de mujeres en condiciones de explotación laboral.

A pesar de los trabajos realizados por las autoridades estatales en hasta 4 Municipios como la Piedad, Apatzingán, Yurécuaro y Los Reyes, Michoacán se encuentra apenas por debajo del estado de Veracruz.

Se define a los trabajadores estacionales del campo o jornaleros son aquellas personas físicas que son contratadas para laborar en explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales, acuícolas o mixtas, únicamente en determinadas épocas del año, para realizar actividades relacionadas o que van desde la preparación de la tierra, hasta la preparación de los productos para su primera enajenación, ya sea que sean producidos a cielo abierto, en invernadero o de alguna otra manera protegidos, sin que se afecte su estado natural; así como otras de análoga naturaleza agrícola, ganadera, forestal, acuícola o mixta.

Puede ser contratada por uno o más patrones durante un año, por períodos que en ningún caso podrán ser superiores a veintisiete semanas.

La vulnerabilidad de los jornaleros agrícolas está dada, en principio, por las condiciones de marginación y exclusión prevalecientes en los lugares de origen de quienes migran, pues más de la mitad de esta población procede de zonas rurales, usualmente aisladas, de los estados más pobres del país.

Actualmente se tiene identificadas  cinco mecanismos de reclutamiento de jornaleros para los campos agrícolas; el que realizan personas contratadas por las empresas como “enganchadores”, el enganche de parte de agentes independientes o caciques locales; el que efectúan los “mayordomos o capataces”, acto en que autoridades locales realizan con representantes de sindicatos agrícolas.

De acuerdo con estudios más recientes, actualmente es más común que los reclutadores estén vinculados a algún sindicato de jornaleros y jornaleras, y que cobren la cuota sindical por cada uno.

Se advierte, estos códigos comunitarios, étnicos, de parentesco, compadrazgo o de vecindad conforman un vínculo estrecho que forjan las familias indígenas jornaleras con estos agentes, porque al final del día son el único vínculo “formal” que se establece como “relación laboral” entre éstas como fuerza laboral agrícola y el agricultor, lo anterior aseguran especialistas, no debe confundirse con los vínculos o acuerdos que establecen los contratistas, reclutadores o enganchadores que suelen ser de la región o bien, que provienen de otros estados periféricos.Durante la contingencia sanitaria del COVID 19 también han salido a relucir más carencias para los jornaleros agrícolas del estado; a pesar de ser la fuerza de producción no cuentan con las medidas básicas de protección contra el corona virus.

La Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) ha revisado de manera periódica los albergues de jornaleros agrícolas y aunque reconoce que se han hecho mejoras, aún persiste la falta de servicios básicos y de alojamiento adecuados para albergar a las familias que año con año llegan a los campos de Michoacán. Advierte que las condiciones insalubres, la falta de higiene, así como de infraestructura insuficiente en algunos de estos espacios pueden constituir un foco de infección y un grave riesgo para la salud pública, por lo que este organismo hará las observaciones pertinentes para que se garanticen los derechos humanos de los jornaleros agrícolas en los espacios que operan como albergues.

“Los jornaleros agrícolas son un grupo en situación de vulnerabilidad, que provienen de regiones pobres y marginadas del país, y que encuentran en los campos agrícolas de Michoacán un sustento para la manutención de sus familias”, advierte la CEDH.