EFE / La Voz de Michoacán Los Manuscritos del Mar Muerto, que entre otros textos, incluyen las copias más antiguas de la llamada Biblia hebrea, habrían sido escrito por varios escribas, según un análisis del Gran Rollo de Isaías para el que se ha usado la inteligencia artificial. Un estudio que publica hoy Plos One y firman investigadores de la Universidad de Groninga (Holanda) señala que ese manuscrito fue escrito por dos manos diferentes, aunque compartían un estilo muy similar, lo que sugiere un origen o una formación común. Los Rollos, de más de 2.000 años de antigüedad, fueron descubiertos hace siete décadas (buena parte en las cuevas de Qumran, cerca del Mar Muerto) y contienen los manuscritos más antiguos de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) y muchos textos judíos antiguos. El equipo dirigido por Mladen Popovic de la Universidad de Groningen analizó la escritura del Gran Rollo de Isaías, que parece casi uniforme, aunque ya se había sugerido que pudo ser realizada por dos escribas de escritura similar. Entre los expertos, Lambert Schomaker, profesor de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, lleva tiempo trabajando en técnicas que permiten a los ordenadores leer la escritura a mano y ha investigado cómo la forma en que alguien sostiene un bolígrafo o un lápiz óptico afectaría a la escritura. El uso de ordenadores es adecuado para analizar grandes conjuntos de datos, además, la imagen digital hace posible todo tipo de cálculos informáticos, a nivel micro de los caracteres, como la medición de la curvatura (llamada textural), así como de los caracteres completos (llamada alográfica). El primer paso fue entrenar un algoritmo para separar el texto (tinta) de su fondo (el cuero o el papiro) y se desarrolló una red neuronal artificial que mantiene intactos los trazos de tinta originales realizados por el escriba hace más de 2.000 años. El experto destacó la importancia de esta característica, pues los antiguos trazos de tinta se relacionan directamente con el movimiento muscular y son específicos de cada persona. Los análisis de las características texturales y alográficas demostraron que "las 54 columnas de texto del Gran Rollo de Isaías se dividían en dos grupos diferentes que no estaban distribuidos al azar en el rollo, sino que estaban agrupados, con una transición alrededor de la mitad". Un segundo análisis de las similitudes entre las columnas escritas, utilizando los patrones de los fragmentos de las letras, confirmó la presencia de dos personas diferentes. Además, "conseguimos demostrar -destaca Schomaker- que el segundo escriba muestra más variación dentro de su escritura que el primero, aunque su escritura es muy similar'. El tercer paso se realizó con un análisis visual específico y promediado de las letras aleph ("a") en las primeras y últimas 27 columnas, con el que se observaba que son diferentes. Algunos aspectos del pergamino y la posición del texto habían llevado a algunos estudiosos a sugerir que después de la columna 27 había comenzado un nuevo escriba, pero esta teoría no era generalmente aceptada. Sin embargo, Popovic aseguró que ahora pueden confirmarlo con un análisis cuantitativo de la escritura y con sólidos análisis estadísticos. "En lugar de basar el juicio en pruebas más o menos impresionistas, con la ayuda de ordenador, podemos demostrar que la separación es estadísticamente significativa". El equipo considera que este análisis abre una vía nueva para analizar los textos de Qumrán a partir de sus características físicas y cree que puede acceder al nivel de los escribas individuales, para observar cuidadosamente cómo trabajaron en estos manuscritos.